Problema de diagn¨®stico
El oficialismo tacha en Venezuela de radical a cualquier posici¨®n que cuestione p¨²blicamente lo que representa el chavismo
En Venezuela hay dos oposiciones: una oficial, y otra radical. La oficial se agrupa en torno a la Mesa de la Unidad (MUD), mientras la otra es representada principalmente por Leopoldo L¨®pez (reo del r¨¦gimen), Maria Corina Machado (despojada ilegalmente de su cargo parlamentario), y Antonio Ledezma (cuyo triunfo electoral en las elecciones de la Alcald¨ªa Mayor de Caracas en 2008 fue absolutamente anulado por Hugo Chavez). La segunda le debe su calificativo no s¨®lo al chavismo, que obviamente la ve como la ¨²nica amenaza a su poder hegem¨®nico, sino a la primera, y a todos aquellos que comulgan con ella. Es decir, cualquier posici¨®n que cuestiona abierta y p¨²blicamente lo que representa el chavismo es radical, mientras que cualquier posici¨®n que busca o mantiene participaci¨®n en el ¡°juego democr¨¢tico¡± que promueve el chavismo cuenta con la venia oficial.?
Se cuentan por millones los venezolanos que no conf¨ªan de un todo en el ente electoral (CNE). Uno de los principales motivos para dicha desconfianza ha sido la falta de auditor¨ªas independientes al Registro Electoral. La oposici¨®n oficial mantiene que el sistema electoral ha sido ¡°auditado suficientemente¡± (Ramon Guillermo Aveledo dixit), a pesar de que no existe un reporte, un informe, un art¨ªculo de prensa, ni fotograf¨ªas o videos que demuestren la celebraci¨®n de tales auditor¨ªas. Es m¨¢s, al reporte de la Uni¨®n Europea, sobre el cual ha basado el chavismo la especie de que el sistema electoral de Venezuela es de lo mejor que se haya visto, se le ha sumado ahora el del Carter Centre, ambos afirmando, sin ambages, que ni el sistema ha sido auditado independientemente, ni en las auditor¨ªas participan representantes de la oposici¨®n.
Y he all¨ª el meollo del asunto, es un problema de diagn¨®stico. Mientras una oposici¨®n piense que la exigencia por parte de la otra del cumplimiento de art¨ªculos de la Ley Org¨¢nica del Sufragio y Participaci¨®n Pol¨ªtica (art. 95 y 97) representa una postura ¡°radical¡±, el chavismo permanecer¨¢ indefinidamente en el poder. Mientras una oposici¨®n contin¨²e con la pretensi¨®n de que el chavismo es una plataforma pol¨ªtica cuyo ejercicio en el poder es regido por la estricta observancia de la constituci¨®n y las leyes, y por tanto merece consideraci¨®n y respeto; mientras se contin¨²e con la farsa del di¨¢logo acompa?ado por naciones aliadas al totalitarismo imperante; y se busque y promueva como soluci¨®n la participaci¨®n en elecciones que no son, bajo ning¨²n concepto democr¨¢tico, libres y transparentes; es imposible esperar otra cosa que no sea la realizaci¨®n de los designios del chavismo, cualesquiera que fuesen.
El chavismo necesita una oposici¨®n, para poder mantener con alg¨²n vestigio de credibilidad su postura ante el mundo. Y la oposici¨®n oficial rauda le sigue el juego. Comparemos, brevemente, las reacciones en los principales partidos pol¨ªticos europeos que siguieron a los recientes resultados electorales, donde partidos y actores de la extrema derecha e izquierda lograron importantes avances. En la mayor¨ªa de los casos ha ocurrido una importante introspecci¨®n, y muchos de los pol¨ªticos de oficio han dimitido, o han puesto sus cargos a la orden. Los que han ganado espacios pareciera que aplican un doble rasero cuando del buen salvaje se trata.
Pero fij¨¦monos ahora en Venezuela, cuya oposici¨®n oficial lleva perdiendo elecciones desde 2004, y su liderazgo sigue sin renovarse, como si no hubiese perdido nada. Cuando aparecen nuevos actores que de alguna forma retan o desaf¨ªan el poder constituido, como el movimiento estudiantil, la reacci¨®n es siempre la misma: desmarcarse y descalificar. Pondr¨¦ un ejemplo cercano: los representantes ante el CNE que conoc¨ª en la campa?a presidencial de Manuel Rosales en el 2006, son los mismos que afirman en estos d¨ªas que Venezuela cuenta con el mejor sistema electoral del mundo.
La oposici¨®n radical?no considera lo electoral, bajo las condiciones actuales, como una salida factible, ni quiere esperar hasta el 2019 a ver si el chavismo comete el desliz de perder una elecci¨®n. Y con raz¨®n, ya que sus tres l¨ªderes m¨¢s visibles han sufrido en carne propia lo que ninguno de los del otro bando. Y qu¨¦ decir de los miles de estudiantes detenidos, las decenas de muertos, y torturados. La oposici¨®n ¡°radical¡± pone la sangre, y los muertos, mientras que la oficial se sienta a la mesa con el r¨¦gimen a recriminar s¨®lo lo previamente acordado y permitido. Al abandono de posturas sancionadas por el r¨¦gimen le sigue ostracismo, juicios ama?ados, destituciones ilegales, persecuci¨®n pol¨ªtica, exilio, acusaciones infundadas de magnicidio, o peor, c¨¢rcel, tortura y muerte. Es decir, el r¨¦gimen es capaz, y ejecuta lo que sea, por sacar del juego a quienes no siguen su libreto. Se juega seg¨²n sus ¡°reglas democr¨¢ticas¡±, o se pierde la libertad o la vida.
Lo lamentable, es que la comunidad internacional o no se ha dado cuenta de ¨¦sta din¨¢mica, o lo ha hecho, y por razones de ¨ªndole pol¨ªtico y econ¨®mico se mantiene al margen. Solamente en un absolutismo puede describirse la exigencia de que se cumpla la ley como una postura radical o nihilista. Y as¨ª, con ese problema de diagn¨®stico, siguen algunos pretendiendo que negociar con el crimen organizado devenido en Gobierno?es el camino que conduce a la recuperaci¨®n de la democracia.
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