¡°Mi pacto es con el futuro de M¨¦xico¡±

Cuando Enrique Pe?a Nieto la pronunci¨® casi al final de la conversaci¨®n que mantuvimos hace unos d¨ªas en el palacio presidencial de Los Pinos, en la ciudad de M¨¦xico, la frase retumb¨®, corta y seca. Resum¨ªa de forma extraordinariamente precisa, o al menos as¨ª me lo pareci¨® en aquel momento, el aura que casi siempre ha envuelto a la m¨¢s alta instituci¨®n del pa¨ªs, el trepidante ritmo de las reformas que el presidente ha puesto en marcha en los 18 meses que lleva de mandato y seguramente su propio car¨¢cter, por todo lo que me hab¨ªan contado, por las veces anteriores en que nos hab¨ªamos encontrado y por el propio transcurso de la entrevista:

¡ªEl presidente de M¨¦xico no tiene amigos.

La respuesta se produjo cuando, tras haber repasado otros muchos asuntos sobre econom¨ªa y relaciones internacionales, le plante¨¦ si haberse desempe?ado previamente como gobernador del Estado de M¨¦xico, el m¨¢s poblado de la Rep¨²blica, uno de los m¨¢s industrializados y con seguridad tambi¨¦n uno de los m¨¢s complicados de manejar pol¨ªticamente, le supuso un buen bagaje para afrontar sus actuales responsabilidades.

¡°Mi prop¨®sito: ni rebajar ni ceder ni claudicar en el esfuerzo de las reformas. No pienso en una visi¨®n cortoplacista¡±

Se acumula experiencia, formaci¨®n, afirm¨® Pe?a Nieto, ¡°pero no hay nada que se parezca ni siquiera de cerca a lo que es la responsabilidad de ser presidente de M¨¦xico; es ¨²nica y compromete a uno con todo M¨¦xico y s¨®lo con M¨¦xico; y ah¨ª recuerdo haber compartido todav¨ªa en la transici¨®n, en alg¨²n mensaje que dirig¨ª a un grupo de representantes de distintos sectores sociales: a ver, el presidente de M¨¦xico no tiene amigos. El presidente de M¨¦xico est¨¢ dedicado a una tarea que es servir a M¨¦xico y como tal asumo esta responsabilidad. Esa es mi visi¨®n¡±.

Enrique Pe?a Nieto naci¨® en 1966 en Atlacomulco, una poblaci¨®n del Estado de M¨¦xico que da nombre tambi¨¦n a un grupo de vaga afiliaci¨®n dentro del Partido Revolucionario Institucional (PRI) desde los a?os cuarenta, en la ¨¦poca del presidente Manuel ?vila Camacho. Pe?a Nieto se convirti¨® en gobernador del Estado tras ganar las elecciones de 2005. Pocos a?os despu¨¦s, su nombre comenzaba ya a sonar con insistencia para la m¨¢s alta magistratura del pa¨ªs.

REFORMAS. RESISTENCIAS

Conoc¨ª a Pe?a Nieto cuando todav¨ªa era gobernador, y para ser sincero entonces con ¨¦l le quise confesar (¡°con el debido respeto por el Estado de M¨¦xico, gobernador¡±), que no quer¨ªa hablar tanto de la entidad que entonces dirig¨ªa, sino m¨¢s bien de sus ideas sobre M¨¦xico pues ya entonces, le dije, su estrella ascendente dentro del PRI y el buen desempe?o de este ¨²ltimo en las encuestas pod¨ªan hacer pensar en ¨¦l como futuro presidente.

Accedi¨® de grado y tanto en ese encuentro como en alg¨²n otro posterior cuando ya era candidato se mostr¨® claro y directo, aunque nada me hizo anticipar la sacudida que se producir¨ªa en su discurso de toma de posesi¨®n el 1 de diciembre de 2012 en Palacio Nacional, en el que anunciar¨ªa una larga lista de reformas y planes extraordinariamente concretos que romp¨ªan con una tradici¨®n de discursos igual de elevados pero convenientemente vaporosos, y que sorprendieron tanto a pol¨ªticos como a empresarios, cuyos m¨¢s conspicuos representantes asistieron al evento.

Muchos de ellos, seg¨²n pude comprobar ese d¨ªa al finalizar el acto, entendieron de inmediato que las reformas propuestas buscaban poner coto a los monopolios de tres de los empresarios m¨¢s poderosos del pa¨ªs: Carlos Slim, siempre entre los m¨¢s ricos del mundo seg¨²n Forbes, cuya compa?¨ªa Am¨¦rica M¨®vil controla el 70% de las l¨ªneas de telefon¨ªa fija (Telmex) y el 75% de los m¨®viles (Telcel) as¨ª como servicios de banda ancha; y Emilio Azc¨¢rraga y Ricardo Salinas Pliego, due?os, respectivamente, de las cadenas Televisa y TV Azteca, cuya cuota de pantalla combinada llega al 96%. La alusi¨®n a la necesidad de transformar a fondo el sistema educativo se entendi¨® como otro desaf¨ªo a uno de los poderes f¨¢cticos m¨¢s arraigados de M¨¦xico, el del sindicato de maestros, lo que suscit¨® un aplauso inaudito, atronador, inacabable, entre los invitados al acto.

Apenas dos meses despu¨¦s, en febrero de 2013, Elba Esther Gordillo, la l¨ªder de la central sindical m¨¢s grande y potente de Am¨¦rica Latina, la que agrupa a los maestros de M¨¦xico, fue arrestada acusada de desviar fondos del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educaci¨®n. Sucedi¨® al d¨ªa siguiente de que se promulgase la reforma educativa anunciada en el discurso en Palacio Nacional. A la espera de lo que resuelva finalmente la justicia (aunque pocos en M¨¦xico dudan de la corrupci¨®n de La Maestra, como se la conoce), su detenci¨®n supuso un golpe de autoridad comparable al que otros presidentes mexicanos dieron al comienzo de sus mandatos.

Pe?a Nieto mostr¨® as¨ª que no estaba dispuesto a aceptar viejos chantajes ni tolerar l¨ªmites al poder leg¨ªtimo del presidente de la Rep¨²blica. Un viejo priista, lapidario en su confesi¨®n a Luis Prados, el anterior corresponsal de EL PA?S en M¨¦xico, declar¨®: ¡°Enrique tiene m¨¢s de cabr¨®n que de bonito¡±, en respuesta a los que consideraban al flamante presidente una figura manejada por otros entre bambalinas, al servicio de sus intereses.

Me gustar¨ªa comenzar la conversaci¨®n, le digo al presidente, por ese momento, por el impacto que caus¨® su discurso en la toma de posesi¨®n en el Palacio Nacional. Todas las personas con las que habl¨¦ ese d¨ªa, unas m¨¢s favorables al PRI, otras menos, coincidieron en mostrarse debidamente impresionados por la contundencia del mensaje, aunque la mayor¨ªa expresaron dudas sobre su eventual culminaci¨®n con ¨¦xito. Por eso me interesaba su reflexi¨®n sobre esa idea tan extendida en la sociedad mexicana de que aqu¨ª hab¨ªa reformas que jam¨¢s se har¨ªan o asuntos que no se pod¨ªan tocar.

¡°EE UU modifica todo el mapa energ¨¦tico. M¨¦xico no se pod¨ªa rezagar. De seguir esa ruta, iban a caer los ingresos por petr¨®leo¡±

¡ªLo entiendo muy bien. Se trata de una sensaci¨®n que deriva de la experiencia vivida en los ¨²ltimos a?os, con una transici¨®n pol¨ªtica, con el cambio de partido en la Presidencia de la Rep¨²blica: hay esfuerzos frustrados por sacar adelante cambios en distintos ¨¢mbitos, en el ¨¢mbito educativo, en el ¨¢mbito energ¨¦tico, y que no hab¨ªan prosperado, la reforma fiscal¡­ se hab¨ªan hecho ajustes, pero verdaderamente magros o casi marginales. Insuficientes a la luz de los resultados del bajo crecimiento que hab¨ªamos experimentado en la ¨²ltima d¨¦cada, insuficiente para la generaci¨®n de los empleos que el pa¨ªs demanda, insuficiente para aumentar el bienestar y el desarrollo social. Parec¨ªa que nuestra condici¨®n pol¨ªtica no daba m¨¢s de s¨ª.

¡ªSucede en un grado o en otro en distintas partes del mundo, pero ?cu¨¢n grande dir¨ªa usted que es el poder de los poderosos en M¨¦xico comparado con otros pa¨ªses?

¡ªNo hay pa¨ªs que est¨¦ exento. Sucede en todas partes. Que ciertas reformas trastocaran o llegaran a tocar ciertos intereses establecidos hac¨ªa que acabaran pospuestas. Por eso lo que hemos buscado, y esto s¨ª lo se?al¨¦ claramente desde mi discurso de toma de posesi¨®n, es reivindicar el papel del Gobierno de la Rep¨²blica, del Estado mexicano en su conjunto, como rector de las pol¨ªticas que deban incidir en el desarrollo social y econ¨®mico del pa¨ªs. Y de acuerdo a esa premisa hemos venido actuando.

Con esa voluntad, en los siguientes meses sucedieron cosas inauditas en el pa¨ªs. Se anunci¨® inmediatamente el Pacto por M¨¦xico entre los tres grandes partidos para asegurar la aprobaci¨®n legislativa de las reformas. Y luego, como en cascada, ¡°la reforma educativa, la reforma de competencia econ¨®mica, la reforma en telecomunicaciones, que pr¨¢cticamente transitan al mismo tiempo, una reforma financiera, una reforma fiscal, una reforma energ¨¦tica que es pr¨¢cticamente el colof¨®n de todo este esfuerzo, junto con una reforma pol¨ªtico-electoral¡±, enumera el presidente de un tir¨®n.

A ello se suman decenas de miles de millones de d¨®lares en obras p¨²blicas e infraestructuras. El objetivo consiste en liberar a M¨¦xico de los cors¨¦s que han lastrado su crecimiento, lograr tasas del 5% o del 6% al final de su mandato, mayores ingresos fiscales y reducir con ello la desigualdad y las bolsas de pobreza, mejorar la educaci¨®n y los servicios sociales.

La entrevista se celebra en un peque?o sal¨®n de Los Pinos, presidido por un cuadro del pintor Jos¨¦ Mar¨ªa Velasco, que muestra un paisaje de la ciudad de M¨¦xico a principios del siglo XX, diminuta frente al volc¨¢n Popocat¨¦petl al fondo, con el lago que hoy subyace al centro de la urbe a¨²n sin desecar completamente, irreconocible el conjunto frente a la megal¨®polis de m¨¢s de 20 millones de habitantes en la que estamos. Pe?a Nieto viste un traje azul oscuro, con corbata a rayas rojas y azules, con la atildada correcci¨®n por la que se distingue.

EL NUEVO BOOM ENERG?TICO

De todas las paradojas que afligen a M¨¦xico en asuntos econ¨®micos (corporaciones con liderazgo global junto a un tejido empresarial medio y peque?o de gran fragilidad; segmentos de poblaci¨®n que viven y consumen como en cualquier pa¨ªs industrializado y avanzado junto a capas de miseria y exclusi¨®n social; enormes desigualdades en ingresos y rentas), la de Pemex es probablemente la m¨¢s legendaria.

Y la m¨¢s cruel, para el grupo de mexicanos consciente de las oportunidades perdidas para su pa¨ªs.

Durante 6, 12 o 24 a?os el pa¨ªs mantuvo una discusi¨®n plagada de prejuicios nacionalistas que impidi¨® cualquier reforma en profundidad de la empresa estatal, su producci¨®n en declive a la vista de todos, que ha entrado en p¨¦rdidas y que hoy d¨ªa se encuentra carente de los recursos y la tecnolog¨ªa necesaria para extraer petr¨®leo de yacimientos cuya creciente dificultad en el acceso amenazan con su estrangulamiento.

La reforma constitucional aprobada el a?o pasado bajo impulso de Pe?a Nieto pone fin a esta situaci¨®n, permitir¨¢ la entrada de capital extranjero y de ella se espera no s¨®lo que atraiga el dinero suficiente para que Pemex pueda seguir desempe?¨¢ndose como una gran petrolera con aspiraciones globales (nunca ha dejado de serlo, con m¨¢s o con menos recursos), sino que desate un ciclo virtuoso de crecimiento que, junto con el resto de transformaciones permita a M¨¦xico crecer a ese 5% o el 6% al final del actual sexenio presidencial, la cifra m¨¢gica que permitir¨¢ paliar los peores rezagos del desarrollo social en el pa¨ªs. ?Por qu¨¦ entonces no se hizo antes? ?Estuvo Pemex mal gestionada en los a?os, lustros anteriores? ?O sencillamente su estatuto no permit¨ªa que se gestionara de otra manera?, le pregunto al presidente.

¡ªYo creo que el ajuste que se ha hecho en materia energ¨¦tica es algo que se hab¨ªa venido posponiendo, parec¨ªa un tema intocable, sin duda estaba o est¨¢ en la cultura de nuestro pueblo como un tema casi inalterable. Pero era evidente que el marco legal en el que ven¨ªamos actuando no har¨ªa posible que M¨¦xico tuviera un mayor desarrollo energ¨¦tico. Evidentemente, la explotaci¨®n de los yacimientos f¨¢ciles de acceder se estaba agotando; es evidente que hay un decrecimiento en la explotaci¨®n petrolera de nuestro pa¨ªs.

Si el mundo se mueve a velocidad de v¨¦rtigo, los mercados de la energ¨ªa lo hacen a un ritmo mayor todav¨ªa, impulsados por las ingentes cantidades de dinero que engrasan el negocio y los avances tecnol¨®gicos (la revoluci¨®n del gas shale o de esquisto en Estados Unidos ha modificado de golpe los precios y la geopol¨ªtica). M¨¦xico es el s¨¦ptimo productor mundial, pero los rezagos industriales y las trabas de todo tipo en la producci¨®n y el refino le obligan a importar casi el 50% del combustible que consume y el 30% del gas que necesita. Pe?a Nieto es perfectamente consciente de todo ello.

¡ªEs evidente que el mapa se est¨¢ moviendo. Lo que Estados Unidos ha alcanzado en esta asignatura energ¨¦tica modifica todo el mapa. M¨¦xico no se pod¨ªa rezagar. Lo que estaba ocurriendo de seguir en esta misma ruta es: se nos iban a caer los ingresos por petr¨®leo, nuestra producci¨®n seguir¨ªa decayendo y no estar¨ªamos generando el insumo energ¨¦tico que el desarrollo industrial demanda en el pa¨ªs. Est¨¢bamos entrando a fases deficitarias. Le digo, el tema de alertas cr¨ªticas por el gasto de gas natural se apreci¨® ya en los ¨²ltimos a?os de la pasada Administraci¨®n. Es decir, no hab¨ªa gas suficiente. Hoy estamos ya en otra l¨®gica. Con la construcci¨®n, adem¨¢s, de una red de gasoductos que permita cubrir las necesidades.

La l¨®gica es otra, efectivamente, pero la realidad a¨²n no ha cambiado. Aunque la reforma constitucional se aprob¨® el a?o pasado, faltan por conocerse los detalles finales de las normativas que regular¨¢n la inversi¨®n extranjera. Es lo que en M¨¦xico se conoce como la legislaci¨®n secundaria, cuya aprobaci¨®n est¨¢ prevista para este mes de junio por el Congreso y sobre la que conversaremos m¨¢s adelante, cuando tratemos las reformas en las telecomunicaciones y la televisi¨®n.

¡°Las distintas ideolog¨ªas podemos coincidir en asuntos que son de inter¨¦s para el pa¨ªs. Eso me inspir¨® el Pacto por M¨¦xico¡±

Para cualquier observador resulta m¨¢s que notable, de todas formas, que despu¨¦s de d¨¦cadas de discusiones fuertemente ideologizadas se pueda dar una reforma de este calado, que acaba con 75 a?os de monopolio estatal, sin desatar un serio conflicto social. Pe?a Nieto se ha definido en numerosas ocasiones como un pragm¨¢tico. Algunos acusar¨ªan una contradicci¨®n entre esa declaraci¨®n y militar en el PRI. ?l no la ve. No solo no la ve en su partido, tampoco en el resto de fuerzas que le han apoyado en el Pacto de M¨¦xico, y que s¨®lo ha dejado fuera a algunos grupos marginales, que siguen oponi¨¦ndose con m¨¢s tenacidad que resultados a todo tipo de reforma econ¨®mica.

¡ªEstoy formado en las filas del PRI, en el que he abrevado precisamente de principios y de valores. Pero el pragmatismo¡­.yo creo que el mundo se ha vuelto hoy mucho m¨¢s pragm¨¢tico. Menos ideologizado. Y entendiendo lo que pasa en el mundo, aqu¨ª no podemos casarnos con una ideolog¨ªa a rajatabla y no ceder o no flexibilizar posiciones cuando el hacerlo nos permite tomar posiciones que apoyen el desarrollo del pa¨ªs. As¨ª veo al mundo; as¨ª veo incluso a M¨¦xico. Si bien hay distintas expresiones pol¨ªticas, todas con sus ideolog¨ªas, podemos coincidir tanto en muchos asuntos que son de inter¨¦s para el pa¨ªs, que solo faltaba sentarnos y ponernos de acuerdo. Eso fue la inspiraci¨®n que tuve del Pacto por M¨¦xico.

TELECOS. TELEVISI?N. PODER

La batalla por abrir Pemex a la inversi¨®n extranjera despu¨¦s de 75 a?os la ha librado ¡ªy ganado¡ª M¨¦xico contra s¨ª mismo, contra sus propios fantasmas, los mitos sobre los que se sustenta toda sociedad, cada una tiene los suyos.

La de las telecomunicaciones, incluida la televisi¨®n, por el contrario, tiene nombres y apellidos conocidos por todos: Slim, Azc¨¢rraga y Salinas Pliego. Y sus costes tambi¨¦n son perfectamente conocidos, aunque las compa?¨ªas afectadas los discutan sin tregua, en todos y cada uno de los frentes, en todas las ocasiones. Recientemente, The Economist public¨® que varias personas ligadas al conglomerado empresarial de Slim enviaron misivas a la revista brit¨¢nica en queja por un reporte sobre la escasa velocidad y el elevado precio de la banda ancha en M¨¦xico.

Los ingleses se defendieron con su proverbial humor y revelaron que volvieron a comprobar sus datos con el organismo que las hab¨ªa proporcionado originalmente, la OCDE, el club de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados, al que pertenece M¨¦xico: eran perfectamente correctas. El informe de 2012 de este organismo estima en un 1,8% del PIB el coste para la econom¨ªa mexicana de la falta de competencia en el sector, por supuesto precios m¨¢s elevados para el consumidor y un servicio que la mayor¨ªa de mexicanos considera deficiente. Se estima en 40.000 millones de d¨®lares el mercado de m¨®viles e Internet.

El de la televisi¨®n es mucho m¨¢s reducido, apenas unos 5.000 millones de d¨®lares, cifras que no incluyen, porque no hay manera de hacerlo, la influencia que supone compartir un duopolio en este campo. La televisi¨®n es el medio principal de los mexicanos para procurarse informaci¨®n. Al igual que con la energ¨¦tica, las reformas constitucionales necesarias ya fueron aprobadas y la discusi¨®n se centra ahora en el reglamento o leyes secundarias. El objetivo consiste aqu¨ª en fomentar la competencia, para lo que se eliminan las restricciones a la inversi¨®n extranjera en telefon¨ªa fija (ahora del 49%), se conceden otros dos canales en abierto (m¨¢s otro estatal, de car¨¢cter social) y se obliga a deshacerse de activos a aquellas empresas que controlen m¨¢s del 50% en la prestaci¨®n de un servicio. El presidente se muestra muy claro sobre este punto.

¡ªLo que se pretende es que haya un terreno mucho m¨¢s parejo para la competencia en un tema donde, sin duda, pr¨¢cticamente se hab¨ªan establecido pr¨¢cticas monop¨®licas. Y que la misma competencia permita una oferta de mejores productos, de mejores precios y sobre todo una mayor cobertura como el pa¨ªs nos est¨¢ demandando.

¡ªE igual que con el monopolio de las telecomunicaciones, ?dir¨ªa usted que el duopolio que ha venido operando en la televisi¨®n ha tenido efectos negativos similares, en este caso sobre la pluralidad de ideas o sobre la libertad de informaci¨®n?

¡ªNo, no. Yo no lo apuntar¨ªa en esa lista, porque me parece que hoy los contenidos televisivos son muy amplios y diversos. Plurales. Yo m¨¢s bien lo apuntar¨ªa en la necesidad de abrir mayor competencia en el sector y por eso se van a licitar dos cadenas m¨¢s de televisi¨®n, y se va a crear adem¨¢s una cadena de televisi¨®n del Estado. En fin, creo que se ampl¨ªa la diversidad. Es evidente adem¨¢s que los servicios de televisi¨®n restringida [de pago] tambi¨¦n van creciendo. La reforma tambi¨¦n posibilitar¨¢ que haya mayor oferta de este tipo de servicios y que, por la competencia que se genere, obviamente haya precios m¨¢s accesibles para la poblaci¨®n.

¡ªPresidente, ?hasta qu¨¦ punto cree usted que los empresarios afectados entienden la necesidad de las reformas?

¡°Creo que M¨¦xico ha estado estigmatizado en los ¨²ltimos a?os con el tema de la inseguridad. Pero no es el ¨²nico tema¡±

¡ªA ver. Todo cambio en cualquier ¨¢mbito, en ¨¦ste o en el que abordemos: el educativo, fiscal, todos, inevitablemente conlleva resistencias. Porque trastoca intereses. Intereses econ¨®micos. Y siempre habr¨¢ resistencias al cambio. Si hubi¨¦semos seguido haciendo las cosas como se ven¨ªan haciendo en el pasado, de manera inercial, pues es evidente que el resultado iba a ser exactamente el mismo. Si queremos asegurar un mayor crecimiento econ¨®mico y desarrollo social, no podemos hacer exactamente lo mismo. Por m¨¢s esfuerzos que se han hecho en pol¨ªticas p¨²blicas, en hacer ajustes aqu¨ª y all¨¢, al final de cuentas los resultados han sido magros. En los ¨²ltimos 14 a?os, o en los ¨²ltimos 30 a?os, el promedio del crecimiento del pa¨ªs es del 2,4%. Es verdaderamente pobre, bajo e insuficiente. Ante ello, pues es evidente que ten¨ªamos que hacer ajustes y cambios y eso es lo que hemos, creo yo, logrado en las reformas estructurales. Mi punto de partida es que no pod¨ªamos seguir exactamente igual. Adem¨¢s, es algo compartido con las principales fuerzas pol¨ªticas. Aqu¨ª no estamos haciendo imposici¨®n de nada. M¨¢s bien ha sido un tema de consenso y de respaldo mayoritario, como ocurre en toda democracia. Ha habido resistencias, ha habido incomodidades y se ha explicado ampliamente por qu¨¦ la necesidad de cada una de las reformas m¨¢s all¨¢ de los intereses o de las afectaciones que pueda generar en algunos sectores. Sin duda los beneficios de las mismas son mayores y de orden superior frente a lo que puedan suponer las resistencias.

¡ª?Est¨¢ encontrando mucha oposici¨®n pol¨ªtica o de otro tipo para tramitar las leyes secundarias? ?O simplemente est¨¢ resultando m¨¢s complicado de lo que hab¨ªa esperado?

¡ªSe ha de entender que cuando ya se transita del marco al detalle siempre lleva m¨¢s tiempo lograr los acuerdos necesarios. Pero ninguna fuerza pol¨ªtica ha dicho: ¡®hasta aqu¨ª llegamos y ya no vamos m¨¢s all¨¢¡¯.

¡ª?Y cu¨¢n grande es el riesgo, precisamente por la necesidad de alcanzar consensos, de acabar ech¨¢ndole agua al vino en las legislaciones secundarias, de no apretar la clavija hasta el final, o hasta donde se hubiera pensado inicialmente? Hay voces sugieren que as¨ª est¨¢ pasando.

¡ªNo. No es ni prop¨®sito ni deseo de que esto ocurra. El prop¨®sito, el inter¨¦s, lo que nosotros vamos a defender: ni rebajar ni ceder ni claudicar el esfuerzo reformador que se hizo ya en el orden constitucional.

¡ª?Estar¨ªa usted de acuerdo si yo le dijera que el no ceder aqu¨ª y ahora es un punto clave en su presidencia? ?Qu¨¦ ah¨ª se juega el legado de la presidencia?

¡ªEste es un punto clave por lo que ya he se?alado. Es toral. Ser¨ªa claudicar al esfuerzo puesto en este prop¨®sito y por eso vamos, reitero, a mantenernos en el apego que se ha hecho en la reforma constitucional y espero que realmente logremos encontrar un consenso mayoritario.

Est¨¦ uno a favor o en contra, lo cierto es que el cambio en M¨¦xico est¨¢ siendo radical. Realmente hay que conocer la dificultad de los cambios legislativos en el pa¨ªs norteamericano, el hecho de que el PRI no disponga de mayor¨ªa en las C¨¢maras, el n¨²mero y la importancia de las reformas propuestas, la extensi¨®n y la profundidad de los intereses afectados para comenzar a imaginar el per¨ªmetro de la tarea.

¡°Si fuera f¨¢cil, ya se hubiera hecho antes¡±, apostilla el presidente a prop¨®sito de esa idea, que desemboca inmediatamente en otro problema, ya en incubaci¨®n. Este tiene m¨¢s bien que ver con la gesti¨®n pol¨ªtica de las expectativas que se han creado con estas reformas, y que son directamente proporcionales al gigantismo de la tarea. ?No le preocupa, le digo a Pe?a Nieto, que los resultados tarden en apreciarse? ?Incluso que sea otro mandatario, le pas¨® a Schr?der con Merkel, qui¨¦n recoja los beneficios? Es dudoso que la reforma energ¨¦tica, por ejemplo, comience a dar resultados visibles antes de que pasen algunos a?os.

¡ªYo le voy a decir algo bien claro: mi compromiso como presidente de la Rep¨²blica es con M¨¦xico. Es pensar en M¨¦xico y es hacer lo que M¨¦xico le convenga para su presente y futuro. No estoy pensando en una visi¨®n cortoplacista porque eso limitar¨ªa verdaderamente mucho lo actual. No estoy pensando siquiera en la siguiente elecci¨®n o en la rentabilidad pol¨ªtica que esto puede haber. Yo estoy pensando qu¨¦ le puede deparar a M¨¦xico mejores condiciones y mejor desarrollo. Me toque apreciarlo en una mayor dimensi¨®n durante mi gesti¨®n o no me toque apreciarlo. Porque pensar en qu¨¦ hago para que me vaya bien y salga con bombo y platillo durante mi gesti¨®n me parece que ser¨ªa lastimoso y estar falto a la responsabilidad que como presidente tengo en la conducci¨®n del pa¨ªs. En el tema energ¨¦tico, por ejemplo, que destacar¨¢ como el vector m¨¢s importante que M¨¦xico tendr¨¢ para su crecimiento econ¨®mico, s¨ª tengo claro que no ser¨¢ en muy corto plazo, sino m¨¢s bien en un mediano plazo y algo que trascender¨¢ en el tiempo a mi Administraci¨®n. Dicho esto, aspiro a que podamos en un breve tiempo, o lo m¨¢s pronto posible, acreditar ante la sociedad mexicana los beneficios que traer¨¢n consigo estas reformas, que evidentemente hoy no se aprecian en lo inmediato ni en su justa dimensi¨®n.

LA SEGURIDAD. EL TERRITORIO

La violencia resulta inabarcable en M¨¦xico, en sentido figurado y en sentido real. La polisemia del t¨¦rmino incluye las batallas entre narcotraficantes, los enfrentamientos entre estos y las fuerzas del orden, los excesos o abusos de estas ¨²ltimas con los ciudadanos, los secuestros, los asesinatos, la impunidad (¡°si usted mat¨® a alguien en los ¨²ltimos seis a?os la probabilidad de que est¨¦ en la c¨¢rcel sentenciado por ese homicidio es menor al 1%¡±, seg¨²n el articulista Carlos Puig con cifras de la Fiscal¨ªa).

En sentido real, en los seis a?os de Gobierno del presidente Calder¨®n se contabilizaron 70.000 muertes violentas. Las autoridades atribuyen el 93% de todos los muertos de una u otra manera al narcotr¨¢fico, aunque hay expertos que advierten de que se trata de un c¨¢lculo arbitrario y sin excesivas garant¨ªas cient¨ªficas. Muertos en esta guerra han sido el hijo de un gobernador de Coahuila, el hijo del poeta Javier Sicilia, el secretario de Turismo del Estado de Jalisco¡­

Por otro lado, la mayor¨ªa del territorio mexicano goza de ¨ªndices de seguridad m¨¢s elevados que muchas otras zonas de Am¨¦rica Latina, el pa¨ªs es el segundo destino tur¨ªstico del continente (s¨®lo por detr¨¢s de EE UU, por delante de Canad¨¢ y de Brasil) y la diplomacia mexicana tiene un inmenso quebradero de cabeza con la dif¨ªcil tarea de convencer al mundo de que la violencia est¨¢ concentrada en determinadas zonas, lo que no deja de ser verdad, y confinada a asuntos de narcotr¨¢fico y que la mayor¨ªa de ciudadanos lleva, en lo que a seguridad se refiere, una vida relativamente normal, como en cualquier otro pa¨ªs latinoamericano o mejor.

¡°Sin duda, pr¨¢cticamente se hab¨ªan establecido pr¨¢cticas monop¨®licas en telefon¨ªa y televisi¨®n¡±

Pe?a Nieto tom¨® de inmediato medidas para corregir el descontrol percibido en los ¨²ltimos a?os de su predecesor, anunci¨® la creaci¨®n de una gendarmer¨ªa nacional, rebaj¨® la ret¨®rica de guerra contra el narco tan del gusto de la Administraci¨®n anterior, aprob¨® una ley de v¨ªctimas y plane¨® y puso en marcha con ¨¦xito dos operativos, muy distintos en car¨¢cter, sobre dos territorios que ya estaban francamente fuera de control: Michoac¨¢n y Tamaulipas, donde envi¨® el mes pasado al Ej¨¦rcito, la Armada y la Polic¨ªa Federal y disolvi¨® las 40 organizaciones de polic¨ªa locales.

Le cuento al presidente que un alto responsable de la Administraci¨®n anterior me coment¨® en su d¨ªa que eran conscientes de que hab¨ªa zonas en ambos territorios fuera del control del Estado. Pasaron a?os sin que se observase a continuaci¨®n la toma de medida alguna. ?Cu¨¢les fueron los datos, pues, que le impulsaron a actuar?

¡ªAnte lo que era evidente. Tenemos en el pa¨ªs un problema de seguridad, espec¨ªficamente muy se?aladamente en algunas entidades de la Rep¨²blica y establecimos una nueva estrategia para la seguridad. Abril fue un mes que aument¨® lamentablemente el n¨²mero de homicidios y eso nos llev¨® a tomar esta acci¨®n de reforzamiento para el Estado de Tamaulipas. En Michoac¨¢n ten¨ªamos un deterioro social en mucho consecuencia del debilitamiento de las instituciones del Estado o del Gobierno estatal, de los gobiernos municipales, polic¨ªas pr¨¢cticamente cortadas por el crimen organizado. Una organizaci¨®n criminal muy permeada en distintas esferas de la sociedad, del Gobierno y de la sociedad en general, el grupo criminal de los Templarios, y eso oblig¨® a que tom¨¢ramos una acci¨®n completamente diferencial de lo que hab¨ªamos venido haciendo en otras partes del pa¨ªs.

La acci¨®n a la que se refiere Pe?a Nieto consisti¨®, adem¨¢s de enviar tropas, en una inversi¨®n de 3.400 millones de d¨®lares, un dinero que casi duplica el presupuesto anual local y con el que se construir¨¢n carreteras, hospitales colegios y se conceder¨¢n cr¨¦ditos y becas. La mayor¨ªa de observadores considera que este rescate, el mayor que jam¨¢s haya experimentado una regi¨®n mexicana, es uno de los n¨ªtidos logros de la actual Administraci¨®n.

¡ªEn el Estado de Michoac¨¢n se tom¨® la decisi¨®n de designar a un comisionado especial para esta tarea ante el debilitamiento que hab¨ªa de las propias instituciones del Estado, no vimos que tuviera toda la capacidad para un reempoderamiento de la fuerza local y por eso acompa?amos el esfuerzo con un comisionado y con todo el respaldo del Gobierno de la Rep¨²blica.

Las cifras de la violencia est¨¢n bajando, un 25% de reducci¨®n en el n¨²mero de homicidios, seg¨²n el presidente, que califica el dato de ¡°alentador¡±. Otros expertos en seguridad consideran que la reducci¨®n es marginal o incluso inapreciable (y que por acabar el sexenio con 40.000 muertos en lugar de con 70.000 la tristeza y la rabia no ser¨¢n menores) y advierten de que otros delitos, como el secuestro o la extorsi¨®n, por el contrario, van al alza. Esto ¨²ltimo el presidente lo admite sin ambages.

¡ªAl tiempo estamos enfrentando otros fen¨®menos, porque si bien ha habido disminuci¨®n de violencia, disminuci¨®n del n¨²mero de homicidios, s¨ª se ha disparado el n¨²mero de secuestros, y el n¨²mero de extorsiones particularmente. Al verse limitados los miembros de las organizaciones criminales o al haber detenido a los principales dirigentes (son ya m¨¢s de 88 de los 120 que ten¨ªamos identificados como grandes blancos) empieza un desmembramiento, se empiezan a ver limitadas sus capacidades de actuar y empiezan a recurrir a la comisi¨®n de otro tipo de delitos m¨¢s comunes.

¡ª?Hay alg¨²n otro Estado en una situaci¨®n precaria donde pueda recurrir algo similar?

¡ªGuerrero. No es una condici¨®n igual a la de Michoac¨¢n. No para decir que s¨ª ni para eventualmente descartar que esto se pudiera requerir, pero en Guerrero tenemos tambi¨¦n condiciones de inseguridad. El Valle de M¨¦xico. Hoy estamos reforzando la capacidad operativa que tienen las instituciones del Estado. Es un escenario completamente diferente de lo que se advert¨ªa en Michoac¨¢n. Jalisco, una entidad en la que hab¨ªa otra banda criminal de nueva generaci¨®n, as¨ª denominada, que estaba en conflicto con los Templarios. Obviamente el desmantelamiento de los Templarios abre espacios a los otros, y esto llevar¨¢ a tener un frente de combate en el Estado de Jalisco.

¡°El presidente de M¨¦xico no tiene amigos. Est¨¢ dedicado a servir a M¨¦xico y como tal asumo esa responsabilidad¡±

Las conversaciones en M¨¦xico sobre la violencia son, como la realidad que describen, inabarcables. Pero el presidente hace una pausa con gesto categ¨®rico.

¡ªQuisiera concluir con esto: creo que M¨¦xico ha estado estigmatizado en los ¨²ltimos a?os con el tema de la inseguridad. Y no porque no sea un tema ni sea un asunto prioritario en su atenci¨®n para el Gobierno de la Rep¨²blica. Pero no es el ¨²nico tema. Se volvi¨® as¨ª porque quiz¨¢ as¨ª lo fue para el Gobierno anterior, o en la proyecci¨®n que M¨¦xico hab¨ªa tenido en los ¨²ltimos a?os como si fuera un asunto monotem¨¢tico. Creo que M¨¦xico tiene otras potencialidades, otras fortalezas, que no se debe ver el escenario de inseguridad que se vive en algunas entidades del pa¨ªs de manera aislada, sin darle contexto realmente a lo que M¨¦xico vive, al desarrollo de otros aspectos en los que est¨¢ incursionando.

EL VECINO DEL NORTE Y LAS DROGAS

La desconfianza y los recelos mutuos han pespunteado desde siempre las relaciones con Estados Unidos, el inevitable polo sobre el que gravita la acci¨®n exterior de las sucesivas administraciones mexicanas. Interrogado sobre Am¨¦rica Latina, Pe?a Nieto despliega la bater¨ªa habitual de la diplomacia mexicana: asumimos nuestra responsabilidad en el continente; no, no hay ninguna rivalidad con Brasil, pese a la importancia que se le otorga a la exitosa Alianza del Pac¨ªfico junto con Colombia, Per¨² y Chile (preeminencia vista con incomodidad desde Brasilia, seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas mexicanas); con Cuba tenemos ¡°una relaci¨®n de respeto y cordialidad¡± y hay que acompa?arla en el cambio que est¨¢ buscando; en Venezuela, M¨¦xico debe ¡°ser respetuoso, no involucrarse¡±, Pe?a Nieto quiere ¡°lamentar y condenar los hechos de violencia que se suscitan en este pa¨ªs y desear que se encuentren entre las partes involucradas soluciones pac¨ªficas¡±.

El tono cambia de forma ligera, pero claramente perceptible sin embargo, cuando la conversaci¨®n gira sobre el vecino del norte. La actual Administraci¨®n mexicana, en lo que ha denominado ¡°diplomacia pragm¨¢tica¡± ha mantenido un perfil m¨¢s bajo que las anteriores sobre los dos puntos de fricci¨®n m¨¢s relevantes: la necesidad de restricci¨®n a la venta de armas en EE UU, que M¨¦xico considera, y existe evidencia emp¨ªrica suficiente que lo prueba, que acaban en manos de las bandas de narcotraficantes al sur de la frontera. Y la reforma migratoria, que afecta a millones de mexicanos en EE UU.

La raz¨®n para mantener el perfil bajo es que la Administraci¨®n mexicana considera que ambos temas son de pol¨ªtica interna estadounidense y que intervenir de forma excesivamente visible no s¨®lo contraviene las normas generalmente aceptadas en diplomacia sino que puede ser contraproducente para los intereses mexicanos, una posici¨®n que le ha valido cr¨ªticas internas, pero tambi¨¦n elogios.

Donde, por el contrario, Pe?a Nieto no tiene problema en extenderse y mostrarse debidamente contundente es cuando la conversaci¨®n discurre por el pantanoso asunto de las drogas, sus mercados y sus clientes, de los que M¨¦xico se ha considerado tradicionalmente una v¨ªctima. La legalizaci¨®n de la marihuana en algunos Estados de EE UU, le digo al presidente, ?no le complica el discurso tanto a usted como al presidente Obama en la lucha contra el narcotr¨¢fico?

¡ªMire, yo creo que ah¨ª hay un tema de inconsistencia, de incongruencia y que es una pol¨ªtica que evidentemente tiene que revisarse. La definici¨®n que se tenga sobre esta pol¨ªtica tiene que ser hemisf¨¦rica. EE UU tiene un papel clave que jugar en esto. Pareciera que no ha querido entrarle todav¨ªa al toro por los cuernos, como se dice coloquialmente. Pero lo tendr¨¢ que hacer. Lider¨® especialmente esta pol¨ªtica de combate al tr¨¢fico, especialmente la marihuana. Y, hoy, aunque es algo ilegal y est¨¢ prohibido, pues vemos que en varios Estados ya no es tan ilegal. Vemos que Uruguay, en la regi¨®n, ya lo aprob¨®. Vemos que eso tampoco tuvo ning¨²n efecto en el orden de la relaci¨®n diplom¨¢tica, en el orden del universo. Mire, yo personalmente, y creo que es parte del dilema y que habr¨¢ que preguntar al presidente Obama, personalmente he declarado que no estoy en favor de la legalizaci¨®n de las drogas. Y tampoco de la marihuana porque me parece que es una puerta por la que se puede incursionar al consumo de drogas mucho m¨¢s da?inas para la salud. Sin embargo, la legalizaci¨®n de la marihuana es un fen¨®meno creciente. La demanda que hemos hecho ya nosotros es que revisemos el tema, sent¨¦monos a debatir sobre el tema, a revisar la pol¨ªtica que se ha seguido en los ¨²ltimos 30 o 40 a?os y que a la postre solamente ha arrojado mayor consumo y mayor producci¨®n de drogas. Por tanto, es una pol¨ªtica fallida. Hay que revisar eso. Insisto, yo no estoy en favor de la legalizaci¨®n, es un tema de convicci¨®n personal. Sin embargo, tampoco podemos seguir en esta ruta de inconsistencia entre la legalizaci¨®n que se ha dado en algunas partes, sobre todo en el mercado del consumidor m¨¢s importante, que es EE UU, y en M¨¦xico que sigamos criminalizando la producci¨®n de marihuana.

¡ªEs una paradoja terrible: EE UU est¨¢ financiado las dos partes de la guerra. Por un lado, ayuda a los gobiernos y a sus fuerzas de seguridad, Colombia, M¨¦xico, a luchar contra los traficantes; y por otra parte, los consumidores estadounidenses financian a los narcotraficantes y a sus bandas¡­

¡ªSiendo parad¨®jico y tan absurdo es evidente que demanda que pronto se abra un debate sobre el tema. Y ya veremos qu¨¦ hacemos con el asunto. Ah¨ª est¨¢n las experiencias de partes del mundo que en un momento se abrieron, legalizaron, luego dieron marcha atr¨¢s o por lo menos limitaron la apertura inicial con la que hab¨ªan querido tratar el tema de drogas¡­ Hay que abrir un debate y aqu¨ª en M¨¦xico empieza a haber posiciones ya que demandan, como es natural, por esta inconsistencia e incongruencia que se aprecia, que demandan la eventual legalizaci¨®n de la marihuana, por lo pronto.

Ha pasado m¨¢s de una hora de conversaci¨®n, el doble de lo que se hab¨ªa asignado. El presidente se levanta, se despide con amabilidad, y se encamina al siguiente acto de su agenda. En el sal¨®n, ahora vac¨ªo, el cuadro con el Popocat¨¦petl y la vista de la ciudad de M¨¦xico en 1902, el lago sin desecar y el paisaje rural que rodea a todo ello contrasta casi de forma violenta con el trepidar de la gran energ¨ªa de la vida pol¨ªtica, econ¨®mica y social que se deja adivinar m¨¢s all¨¢ de los muros de Los Pinos.