Un juez interrog¨® al vicepresidente de Argentina, acusado de corrupci¨®n
Amado Boudou ofreci¨® durante ocho horas su versi¨®n sobre la supuesta adquisici¨®n de una empresa de impresi¨®n de billetes mientras era ministro de Econom¨ªa
Finalmente, ocurri¨®. Por primera vez en los m¨¢s de 30 a?os de democracia un juez interrog¨® a un vicepresidente de Argentina durante el ejercicio de sus funciones. Amado Boudou entr¨® a las once y diez de la ma?ana en el edificio de los tribunales federales en Buenos Aires para ser interrogado sobre un caso de corrupci¨®n. En la tercera planta le esperaba el juez Ariel Lijo, quien sospecha que el vicepresidente del Gobierno compr¨® una empresa de impresi¨®n de billetes mientras era ministro de Econom¨ªa.
Al salir de su casa, Boudou declar¨®: ¡°Estamos saliendo con mucha tranquilidad, sabiendo que vale la pena, que hoy se va a empezar a saber toda la verdad. Estoy muy tranquilo con mucha confianza en lo que he hecho, en todo lo que voy a seguir haciendo por los argentinos. Yo podr¨ªa no haber ido, no presentarme, haber contestado por escrito, pero voy a ir, voy a contestar a todas las preguntas y las voy a evacuar¡±. Minutos despu¨¦s acced¨ªa al edificio de Tribunales? arropado por cientos de militantes kirchneristas de La C¨¢mpora y otras organizaciones juveniles. Levant¨® dos dedos en se?al de victoria y subi¨® al encuentro de Ariel Lijo. Por el camino, un par de personas le gritaron "ladr¨®n", escena que fue difundida en numerosas ocasiones por el canal Todo Noticias, del grupo Clar¨ªn.
La deposici¨®n, interrumpida por varios recesos, se prolong¨® durante m¨¢s de ocho horas. A las ocho y media de la noche sali¨® el vicepresidente de los tribunales y anunci¨® que subir¨ªa la declaraci¨®n a su p¨¢gina de Facebook. Indic¨® tambi¨¦n que se hab¨ªa limitiado a efectuar una declaraci¨®n jur¨ªdica y que en los pr¨®ximos d¨ªas solicitar¨ªa acudir de nuevo ante el juez para completarla con una "declaraci¨®n pol¨ªtica" del caso.
La acci¨®n indagatoria implica que el juez posee indicios de que las acusaciones contra Boudou en el llamado caso Ciccone ¡ªen referencia al nombre de la compa?¨ªa impresora¡ª pueden ser verdaderas. La indagatoria permite a la persona interrogada ejercer su derecho de defensa ante el juez sin necesidad de prestar juramento para decir la verdad, como ocurre en el caso de los testigos.
Despu¨¦s de Boudou, Ariel Lijo interrogar¨¢ a lo largo de la semana a varias personas involucradas en el caso. A continuaci¨®n, el juez dispone de diez d¨ªas para determinar si procesa al vicepresidente. En ese caso el paso siguiente ser¨ªa un juicio oral. La indagatoria tiene, por tanto, una enorme trascendencia pol¨ªtica. La presidenta, Cristina Fern¨¢ndez, ha evitado referirse al caso Ciccone durante los ¨²ltimos dos a?os. Pero su apoyo result¨® inequ¨ªvoco desde el momento en que decidi¨® mantenerlo en el cargo.
Los periodistas m¨¢s cr¨ªticos con el Gobierno especulan con la posibilidad de que el vicepresidente implique a altos cargos del Ejecutivo si se ve acorralado. Pero en una entrevista radiof¨®nica efectuada horas antes de declarar, Boudou asegur¨®: "Mi intenci¨®n siempre fue no involucrar a nadie. El ataque est¨¢ centrado en m¨ª; se tiene que resolver en m¨ª, porque yo tengo la verdad".
El caso Ciccone arranc¨® en febrero de 2012, cuando el fiscal Carlos R¨ªvolo decidi¨® seguir la pista de Alejandro Vandenbroele, un empresario aut¨®nomo al que su exesposa, Laura Mu?oz, acus¨® de ser el "testaferro" de Amado Boudou. Es decir, su hombre de paja, la persona a trav¨¦s de la cual Amado Boudou acometer¨ªa negocios que como ministro de Econom¨ªa (2009-2011) no estar¨ªa autorizado a emprender. Boudou, quien ejerce como vicepresidente desde 2011 y tiene 51 a?os, siempre neg¨® haber conocido a Vandenbroele.
En abril de 2012 Boudou ofreci¨® una conferencia de prensa donde carg¨® contra el fiscal general, Esteban Righi y contra el juez y el fiscal que lo investigaban. A los pocos d¨ªas, renunci¨® el fiscal general. Y el fiscal R¨ªvolo y el juez que lo investigaba, Daniel Rafecas, fueron apartados del caso. Pero el nuevo juez, tras casi dos a?os de instrucci¨®n, estima que hay suficientes indicios para pensar que Boudou adquiri¨® la empresa de impresi¨®n de billetes a trav¨¦s de su amigo y socio Jos¨¦ Mar¨ªa N¨²?ez Carmona. El juez se?al¨®: "En razo?n de que el Ministro de Economi?a no podi?a adquirir el monopolio de la produccio?n de billetes, y que Nun?ez Carmona tampoco podi?a hacerlo debido a su pu?blica relacio?n con e?l, asignaron a Alejandro Vandenbroele ese rol".
Tras conocer su citaci¨®n, Boudou plante¨® graves acusaciones contra el juez Lijo. Declar¨® que Lijo hab¨ªa tomado la decisi¨®n de procesarle sin escuchar su defensa. Lo acus¨® de proteger a empresarios, dijo que el expediente era un "mamarracho", declar¨® que el juez no se hab¨ªa le¨ªdo correctamente las leyes, lo conmin¨® a sentarse y a leer el expediente para no hacer ¡°un papel¨®n¡±, a?adi¨® que el juez actuaba a las ¨®rdenes del grupo Clar¨ªn y pidi¨® que su declaraci¨®n indagatoria fuese adelantada, retransmitida por televisi¨®n o en su defecto, grabada. El juez no respondi¨® a ninguna de las descalificaciones. Se limit¨® a concederle el adelanto del interrogatorio y a denegarle la retransmisi¨®n y grabaci¨®n.
La diferencia entre la situaci¨®n de abril de 2012, cuando Boudou logr¨® apartar a tres juristas, es que el Gobierno se encuentra ahora a solo un a?o y medio de las pr¨®ximas presidenciales. Y su capacidad de influir en los otros poderes del Estado va menguando conforme expira el tiempo de mandato.
Mientras tanto, la Sala I de la C¨¢mara Federal rechaz¨® el pedido efectuado por los abogados de Boudou para declarar nulos los testimonios de dos testigos pertenecientes a la familia Ciccone, antiguos propietarios de la impresora de billetes.
El caso sigue su curso.
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