¡°Los populistas ofrecen soluciones falsas a problemas reales¡±
El acad¨¦mico canadiense, Michael Ignatieff, reivindica la pol¨ªtica y defiende cambios en el sistema tras su sonado fracaso electoral
La atalaya mental desde la que Michael Ignatieff intenta comprender el mundo es un lugar privilegiado, al que ha llegado despu¨¦s de un tr¨¢nsito doloroso y revelador por las cimas y las cloacas de la pol¨ªtica. Catedr¨¢tico de la Universidad de Harvard, Ignatieff (Toronto, 1947) fue el l¨ªder de la oposici¨®n liberal en Canad¨¢ hasta 2011, a?o en el que se estrell¨® con estr¨¦pito en unas elecciones que le apartaron de la carrera. La derrota y sus cinco a?os de pol¨ªtica activa le propinaron al intelectual una inesperada cura de humildad, pero sobre todo le permitieron una exposici¨®n ¨²nica a las entra?as de la maquinaria de los partidos. Ignatieff critica con lucidez mucho de lo que le toc¨® vivir, pero a la vez reivindica con energ¨ªa la pol¨ªtica y a los pol¨ªticos. ¡°La nobleza [de la pol¨ªtica] reside en la lucha por defender aquello en lo que crees y en animar a otros a luchar por mantener lo mejor de nuestra vida en com¨²n como pueblo¡±. Es una de las conclusiones que Ignatieff, un hombre que aspir¨® a ser un pol¨ªtico diferente, recoge con asombrosa humildad en su nuevo libro Fuego y cenizas. ?xito y fracaso en pol¨ªtica (Taurus). ¡°Yo entr¨¦ en pol¨ªtica con una pesada carga y pagu¨¦ un elevado precio por ello, pero es mejor haber pagado que haber vivido una vida a la defensiva. Una vida vivida a la defensiva no es una vida vivida con plenitud¡±, reflexiona en su relato autobiogr¨¢fico, candidato a convertirse en libro de texto en las escuelas de ciencia pol¨ªtica.
De paso por Madrid, el pensador canadiense conversa sobre los Gobiernos, los vicios de la pol¨ªtica y la deriva populista que corroe el ADN del sistema; tambi¨¦n el europeo. Le indigna especialmente el abuso de la ret¨®rica antiinmigraci¨®n por parte de los partidos que cobran vigor en estos tiempos de crisis. ¡°El miedo y la fobia europea a la inmigraci¨®n son una verg¨¹enza propiciada por una Europa mediocre, peque?a y provinciana sin cabida en la econom¨ªa global¡±, sentencia.
Pregunta. Usted crey¨® que pod¨ªa ser un buen pol¨ªtico; que un intelectual ajeno al mundo de los partidos y las elecciones ser¨ªa capaz de triunfar. ?Qu¨¦ fall¨®?
Respuesta. Los outsiders permanentemente so?amos con que podemos irrumpir en el juego pol¨ªtico, pero la pol¨ªtica requiere una serie de habilidades espec¨ªficas, no todo el mundo puede hacerlo. Hay una serie de trucos que hay que aprender. Por ejemplo, no puedes responder a lo que te preguntan, sino a lo que te gustar¨ªa que te hubieran preguntado. No puedes repetir algo en negativo, hay que darle la vuelta y expresarlo en positivo. Es naif pensar que vienes de fuera, y simplemente puedes hacerlo. Yo no lo hice mal, me convert¨ª en el l¨ªder de mi partido [LIBERAL], pero no era el momento adecuado. La pol¨ªtica es el arte de lo posible, pero ahora. Ni m¨¢s tarde, ni ma?ana. Ahora. No es suficiente con tener ideas, hay que actuar en el momento adecuado. Y esto lo digo desde la admiraci¨®n por la pol¨ªtica. Los outsiders, los catedr¨¢ticos, en el fondo, no respetan la pol¨ªtica ni entienden las habilidades espec¨ªficas que son necesarias para defenderse en la arena pol¨ªtica.
La pol¨ªtica requiere una serie de habilidades espec¨ªficas. No todo el mundo puede hacerlo. Hay trucos que aprender¡±
P. ?Qu¨¦ cambiar¨ªa del juego pol¨ªtico?
R. Para empezar, despedir¨ªa a todos los periodistas [risas]. La pol¨ªtica se ha convertido en algo muy trivial, muy personal y desagradable. Cuando eres pol¨ªtico, solo lees a los periodistas pol¨ªticos, vives en una burbuja, a pesar de que cada vez menos gente lee ese tipo de periodismo. Como pol¨ªtico, en lugar de gobernar, vives obsesionado con historias que no son importantes, que dentro de un a?o nadie se acordar¨¢ de ellas. A m¨ª me toc¨® estar en la oposici¨®n, donde tu funci¨®n es asestar golpes bajos. El problema es que a veces los pol¨ªticos no distinguen entre el enemigo y el adversario. Si no se respeta al adversario, al final a lo que asistimos es a un circo romano. Es un espect¨¢culo desagradable, lo que nos indica que algo estamos haciendo mal. En parte por eso, la gente est¨¢ asqueada con la pol¨ªtica. Parece que a veces olvidamos que en pol¨ªtica tambi¨¦n hay reglas. La democracia es el antagonismo estructurado, no es la guerra. La batalla entre enemigos es la guerra. La democracia es la batalla entre adversarios. Porque adem¨¢s, el que es tu adversario hoy puede ser tu aliado ma?ana, como sucede en las coaliciones del norte de Europa.
P. ?C¨®mo trasladar¨ªa la distinci¨®n entre enemigos y adversarios al caso espa?ol?
R. En Espa?a, ustedes tienen un Estado multinacional y la ¨²nica manera de mantener la unidad nacional es si los catalanes y el resto de espa?oles se tratan como adversarios y no como enemigos. La gente se olvida de que en el Parlamento de Canad¨¢ yo me sentaba al lado de gente que cobraba el mismo sueldo, la misma pensi¨®n y que, sin embargo, est¨¢n comprometidos con la idea de romper mi pa¨ªs. Pero no son mis enemigos, son mis hermanos. Jugamos con las mismas reglas, simplemente no estamos de acuerdo sobre el modelo de pa¨ªs en el que queremos vivir, pero es normal y la democracia tiene que ser capaz de dar cabida a desacuerdos de este tipo. Lo importante es mantenerlo al nivel de una disputa democr¨¢tica y no una guerra civil. Por eso, no puede haber enemigos en el Parlamento espa?ol, ni en el canadiense y tampoco en el ucranio.
Como pol¨ªtico, en lugar de gobernar, vives obsesionado con historias que no son importantes¡±
P. ?Hasta qu¨¦ punto el circo romano del que habla ha contribuido a la creciente desafecci¨®n de los ciudadanos con la pol¨ªtica? Los resultados de las recientes elecciones europeas han sido devastadores para la clase pol¨ªtica tradicional en casi toda Europa.
R. Los populistas, de derechas o de izquierdas, ofrecen soluciones falsas a problemas reales. En Europa hay grandes problemas. Crisis econ¨®mica, desempleo, enfado con los inmigrantes¡, pero la gente siente que los partidos tradicionales no les ofrecen soluciones reales. La democracia no sobrevive sin soluciones a los problemas reales.
P. ?Qu¨¦ soluciones piensa que deben aportar los pol¨ªticos tradicionales?
R. Hace falta liderazgo. Hay que plantarse frente al UKIP [antieuropeos brit¨¢nicos], a Le Pen [Marine, ultraderecha francesa] o a qui¨¦n sea y decirles que se vayan a tomar viento. La gente vota a los pol¨ªticos valientes. Una cosa es tener el derecho a determinar la pol¨ªtica migratoria como pa¨ªs y otra permitir que esta desconfianza [RISAS]populista[/RISAS] hacia los extranjeros. No solo es moralmente incorrecto; es est¨²pido desde un punto de vista econ¨®mico.
P. ?C¨®mo se combate la ret¨®rica antiinmigraci¨®n que explotan con ¨¦xito los populistas?
R. El discurso antiinmigraci¨®n me ofende moralmente. Es especialmente est¨²pido en sociedades como la europea con una poblaci¨®n que envejece y no crece. La inmigraci¨®n es la soluci¨®n, no es el problema. Estados Unidos y Canad¨¢ tienen una demograf¨ªa din¨¢mica gracias a la inmigraci¨®n. Si quieres una Europa libre de guerras, tienes que querer que haya rumanos y b¨²lgaros en las calles de Madrid. Si quieres una econom¨ªa din¨¢mica, tienes que dejar que venga la gente que trabaja duro. No podremos tener una globalizaci¨®n moral a menos que resolvamos la cuesti¨®n migratoria. El miedo y la fobia europea a la inmigraci¨®n son una verg¨¹enza propiciada por una Europa mediocre, peque?a y provinciana sin cabida en la econom¨ªa global.
P. Uno de los ejes de su campa?a de 2011 fue la desigualdad. Tres a?os despu¨¦s, se ha convertido en uno de los grandes temas de la conversaci¨®n global. Pero no parece que se haya dado el salto de la ret¨®rica a la acci¨®n. ?Por qu¨¦?
R. El problema fundamental es la falta de reformas fiscales. No puede ser que en las democracias liberales sean las clases medias las que soporten el peso del Estado, porque eso es lo que est¨¢ fomentando que la gente apoye a los populistas. Que las grandes empresas no paguen su parte de impuestos es un esc¨¢ndalo global. El problema es que solo la extrema izquierda propone una mayor carga fiscal para los ricos. Yo defiendo el capitalismo y no creo que sea el Estado el que deba redistribuir, pero tambi¨¦n creo que todo el mundo, y repito, todo el mundo, tiene que pagar la parte que justamente le corresponde. Para m¨ª, es un programa centrista, no de izquierda radical. Si no resolvemos la crisis fiscal, nos enfrentaremos a un problema global muy serio. Si no hay justicia social, el sistema simplemente no va a funcionar.
P. Usted es una referencia acad¨¦mica en derechos humanos. Los drones, las migraciones, la privacidad en la Red, las herencias de la guerra contra el terror de George W. Bush. ?Ha llegado el momento de revisar el consenso de los derechos humanos?
R. Los ¨²ltimos 15 a?os han sido malos para los derechos humanos. Hemos secuestrado gente, torturado, invadido otros pa¨ªses, rechazado a inmigrantes. Las democracias liberales tenemos que ser autocr¨ªticas. Los derechos humanos deben ser el eje de la pol¨ªtica. Si no, no estaremos gobernando. Estaremos simplemente gestionando el poder. Los derechos humanos son la redenci¨®n del poder.
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