¡°R¨ªo se convirti¨® en una marca para ser vendida¡±
El diputado opositor Marcelo Freixo critica la gesti¨®n de la capital tur¨ªstica de Brasil
Marcelo Freixo, diputado regional de R¨ªo de Janeiro, pertenece al Partido Socialismo y Libertad (PSOL), una formaci¨®n peque?a creada en 2005 por disidentes del Partido de los Trabalhadores (PT), del expresidente Lula y de la presidenta Dilma Rousseff. Pero supo hacerse grande: en los ¨²ltimos a?os, se convirti¨® en una voz fuerte de la oposici¨®n y congreg¨® una legi¨®n de cariocas que apoyan su proyecto. Hace dos a?os qued¨® en segundo lugar en las elecciones para alcalde de R¨ªo, con el 30% de los votos, y se va a presentar de nuevo en 2016.
Durante su primer mandato, Marcelo Freixo presidi¨® la CPI (comisi¨®n parlamentaria de investigaci¨®n) de las milicias?-grupos paramilitares formados por agentes de la seguridad p¨²blica que se hicieron con varias ¨¢reas de R¨ªo-, que llev¨® a la c¨¢rcel varios de sus l¨ªderes, incluidos diputados y concejales vinculados a estos grupos. En 2010, esta historia fue contada en la pel¨ªcula m¨¢s taquillera de la historia de Brasil, Tropa de Elite 2, cuyo personaje Diogo Fraga fue inspirado en Freixo. La CPI supuso una divisoria en la opini¨®n sobre las milicias, que hasta entonces eran defendidas por el supuesto orden que manten¨ªan en favelas y suburbios de la ciudad. ¡°Las milicias son mafias: dominan el transporte alternativo, la distribuci¨®n del gas y de la televisi¨®n de pago en esas comunidades. El lucro de una de las milicias que investigamos llegaba a 6 millones de reales al mes (2,6 millones de d¨®lares). Eso compra mucha gente¡±, afirma Freixo.
En esta entrevista, el diputado habla sobre las contradicciones de R¨ªo -una ¡°ciudad negocio¡±-, los gastos p¨²blicos del Mundial de f¨²tbol y la seguridad p¨²blica, sobre todo las Unidades de Polic¨ªa Pacificadoras (UPP), formadas por agentes de la Polic¨ªa Militar, que el actual gobierno implant¨® en 30 favelas de R¨ªo para desplazar a los narcotraficantes.
Pregunta. ?Por qu¨¦ hay cada vez m¨¢s brasile?os en contra del Mundial?
Respuesta. Este Mundial va a ser el m¨¢s caro de la historia. Y con una serie de violaciones: m¨¢s de 250.000 personas fueron desalojadas por la construcci¨®n de estadios y v¨ªas. S¨®lo el 0,4% de los brasile?os ir¨¢ a los partidos. El clima de Mundial no existe en Brasil, por todos los esc¨¢ndalos con dinero p¨²blico y la violencia policial. El 80% de las escuelas p¨²blicas de Brasil no tienen polideportivos. Eso muestra que el Mundial y los Juegos Ol¨ªmpicos no han provocado mejoras en la vida de la poblaci¨®n. Desde el principio fue un evento pensado para dar lucro a los socios del gobierno y de la FIFA. Va a haber Mundial, pero va a ser el de la protesta.
R¨ªo ya no est¨¢ pensada para producir el bien estar de sus moradores, sino para generar lucro
P. ?El hecho de que todas las miradas est¨¦n puestas en Brasil impulsa las protestas?
R. R¨ªo de Janeiro, m¨¢s que Brasil, se ha transformado en un proyecto de ciudad-negocio. La ciudad se vuelve una marca para ser vendida, y la vida urbana pasa a ser una mercanc¨ªa. El transporte p¨²blico en R¨ªo est¨¢ en manos de empresas contratistas: el metro pertenece a OAS, el tren a Odebrecht, las barcas R¨ªo-Niter¨®i a CCR. El centro de R¨ªo ha sido privatizado, un terreno enorme fue entregado a un consorcio por cuenta del Puerto Maravilla (proyecto de revitalizaci¨®n de la zona portuaria). Las constructoras pasaron a gestionar la ciudad, y se ha pasado a pensar la pol¨ªtica p¨²blica a trav¨¦s de la l¨®gica privada. R¨ªo se trasform¨® en un laboratorio de ese modelo de ciudad y gan¨® un calendario que ninguna ciudad del mundo tiene: visita del Papa, encuentro de la juventud cat¨®lica, Mundial, Copa de las confederaciones, Juegos Ol¨ªmpicos. Pas¨® a ser una de las ciudades m¨¢s caras del mundo, que ya no est¨¢ pensada para producir el bienestar de sus vecinos, sino para generar lucro. Pero la ciudad-negocio es tambi¨¦n la ciudad de la resistencia, de las luchas contra ese modelo.
P. En un art¨ªculo para el Huffington Post, usted afirma que, cinco a?os despu¨¦s de la primera UPP, no hubo avances en la relaci¨®n del Estado con las comunidades. ?Los fallos de ese proyecto son estructurales, o la idea es v¨¢lida pero ha sido mal resuelta?
Todav¨ªa tenemos una concepci¨®n de polic¨ªa que es un brazo del ej¨¦rcito, para perseguir y cargar al enemigo
R. La reducci¨®n del n¨²mero de homicidios y de tiroteos fue importante. La idea de que la polic¨ªa est¨¦ presente en vez de entrar, hacer la guerra y salir, tiene una naturaleza v¨¢lida. Todas las sociedades necesitan polic¨ªa, pero ninguna sociedad necesita solo polic¨ªa. R¨ªo necesita un proyecto de ciudad para las favelas. La polic¨ªa tiene que servir a aquellos habitantes, en vez de controlarles, y a los vecinos hay que ofrecerles servicios que garanticen sus derechos.
P. Cuando se implant¨® las primeras UPP, el Gobierno declar¨® que el proyecto no hab¨ªa sido pensado para los megaeventos, sino para los ciudadanos. ?Est¨¢ usted de acuerdo?
La sociedad brasile?a confunde justicia con venganza, tiene sus lazos de esclavitud, sospecha m¨¢s de los negros, pobres y que viven en favela
R. Si echas un ojo al mapa de las UPP, ves que es un proyecto de ciudad-negocio: hay UPP en el 100% de las favelas de la Zona Sur (la m¨¢s tur¨ªstica), as¨ª como en los barrios del entorno del Maracan¨¢. La Cidade de Deus, la ¨²nica regi¨®n de Jacarepagu¨¢ con la que las milicias no se han hecho, tiene UPP. ?Por qu¨¦ estos lugares? Porque all¨ª hay negocios que interesan a ese proyecto de ciudad. Por otro lado, no hay UPP en las ¨¢reas de milicias; la ¨²nica es la del Batam, que pusieron para que tuviera un efecto simb¨®lico, porque fue all¨ª donde torturaron a los periodistas del diario O Dia. Todas las otras UPP est¨¢n en ¨¢reas de narcotr¨¢fico. La UPP no es un instrumento para combatir a la milicia, la milicia sigue creciendo. El Gobierno finge que ya hizo todo lo posible contra las milicias porque detuvo a sus l¨ªderes, pero eso no es suficiente.
P. ?Qu¨¦ falta para avanzar en la desmilitarizaci¨®n de la polic¨ªa?
R. La polic¨ªa en Brasil es herencia de 21 a?os de dictadura militar. Todav¨ªa tenemos una concepci¨®n de polic¨ªa que es un brazo del ej¨¦rcito, para perseguir y combatir al enemigo. La naturaleza y la formaci¨®n de la polic¨ªa tienen que cambiar en la Constituci¨®n. No se puede seguir con una polic¨ªa en la que uno entra de soldado y nunca se convertir¨¢ en oficial. La polic¨ªa tiene que tener un ciclo completo y una formaci¨®n ¨²nica. Ese modelo solo existe en Brasil. Y eso vale para la Polic¨ªa Civil, Militar, Federal, Bomberos¡ ?Por qu¨¦ los bomberos tienen derecho de porte de armas en Brasil? Eso no pasa en ning¨²n pa¨ªs europeo.
P. Pero ?desmilitarizar ser¨ªa suficiente? La cultura de guerrilla est¨¢ arraigada en la sociedad brasile?a. El caso de los Justicieros, por ejemplo, es un buen ejemplo del ¡°bandido bueno es bandido muerto¡±. Eso es m¨¢s dif¨ªcil de cambiar, ?no?
R. La sociedad brasile?a todav¨ªa confunde justicia con venganza, tiene sus lazos de esclavitud, sospecha m¨¢s de los negros, de los pobres y de los que viven en la favela. Esta es una lucha pedag¨®gica que se tiene que hacer en el d¨ªa a d¨ªa, cambiando la polic¨ªa, tomando decisiones legislativas y, al mismo tiempo, trabajando con una educaci¨®n de seguridad p¨²blica distinta. El debate sobre la desmilitarizaci¨®n ha crecido mucho en los ¨²ltimos a?os. El fen¨®meno de las manifestaciones, en realidad, ha visibilizado a la polic¨ªa que siempre hemos tenido. La polic¨ªa no pas¨® a ser violenta en las manifestaciones, siempre fue violenta y mal preparada. Pero su violencia estaba canalizada hacia un lado que nadie quiere ver, que es la favela, que es el pobre. Entonces de alguna manera las manifestaciones tambi¨¦n sirvieron para que el tema de la desmilitarizaci¨®n pudiera ser un tema grande, un tema de todos.
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