La franja de Gaza se resigna a una larga ofensiva de Israel
Son ya 88 los muertos en cuatro jornadas de ataques a¨¦reos
Cuando dos misiles israel¨ªes reventaron la vivienda de Yasir al Hajj con sus padres y sus seis hermanos dentro, el supuesto militante de Ham¨¢s no estaba all¨ª. ¡°A saber d¨®nde¡±, se encog¨ªa de hombros el jueves su vecino Kamal Abu Lebda. Ante la monta?a de ruinas de lo que fue la casa de los Al Hajj y la fachada hundida de la suya propia, Abu Lebda trataba de sacudirse el polvo de hormig¨®n que le manchaba hasta el bigote mientras relataba c¨®mo, pasadas las tres de la ma?ana, hab¨ªa sentido en mitad del sue?o que una onda expansiva lo aupaba en volandas. Escuch¨® el bombazo tras caer ¡°a cuatro metros¡± de la cama.
Despu¨¦s, gritos ¡°de mujeres, de hombres y de ni?os¡±. Fuera no se ve¨ªa nada a esas horas, porque la luz se va a menudo en el Bloque G del campo de refugiados de Jan Yunis, al sur de franja de Gaza.
A media ma?ana, en cambio, el sol exacerbaba los grises del cemento en el cr¨¢ter abierto en mitad del barrio, el ocre de la tierra removida y el lomo brillante de las moscas que pac¨ªan en los chorretones de sangre. Docenas de vecinos y familiares escarbaban con las manos entre los escombros, buscando el cad¨¢ver a¨²n sepultado de Omar, uno de los hijos de la familia. Ten¨ªa 20 a?os. Entre sus hermanos muertos hab¨ªa varias chicas menores de edad.
Horas m¨¢s tarde de que la Fuerza A¨¦rea liquidara a la familia Al Hajj mientras el sospechoso Yasir estaba fuera, la legendaria perspicacia de los servicios secretos israel¨ªes quedaba en entredicho con el anuncio oficial y el correspondiente desmentido de que hab¨ªan matado al jefe de los comandos lanzacohetes de Ham¨¢s, Ayman Siam. Habr¨ªa sido el primer ¨¦xito militar rese?able en una oleada de ataques que hasta la tarde de ayer ya se hab¨ªa cobrado 88 vidas palestinas seg¨²n el Ministerio de Sanidad de Gaza. La ofensiva a¨¦rea de Israel contra el grupo Ham¨¢s ¡ªconsiderado terrorista por la UE y EE?UU¡ª comenz¨® durante la noche del lunes.
Entre las v¨ªctimas mortales figuran al menos 22 ni?os, 15 mujeres y 12 ancianos. Los heridos rondaban el jueves los 650. Israel ha ejecutado m¨¢s de 800 ataques a¨¦reos contra cientos de objetivos. Algunas veces llaman para alertar del bombardeo. Otras, como en el caso de los Al Hajj, la muerte no avisa.
Las radios de Ham¨¢s en Gaza segu¨ªan, entre tanto, celebrando supuestos ¨¦xitos de sus lanzaderas de cohetes, que siguieron abriendo fuego contra Israel, con un triunfalismo que s¨®lo encontraba correlato en la alarma israel¨ª.
A short time ago, a mortar fired from Gaza at southern Israel wounded 2 IDF soldiers, 1 lightly and 1 moderately.
— Israel Defense Forces (@IDF) July 10, 2014
Desde que las Fuerzas Armadas de Israel comenzaron esta masiva operaci¨®n contra Gaza, los 470 cohetes palestinos han alcanzado distancias inauditas pero solo han causado heridos y da?os poco rese?ables. Dos soldados resultaron el jueves heridos en Eshkol, en el N¨¦guev por el impacto de uno de esos proyectiles, seg¨²n asegur¨® el Ej¨¦rcito israel¨ª en Twitter.
Adem¨¢s de la debilidad propia de dichos artefactos, Israel lo impide con un sistema de protecci¨®n antia¨¦rea que llaman C¨²pula de Hierro. Los palestinos de Gaza, en cambio, encadenaban el jueves tres noches de bombardeos masivos sin alarmas, refugios ni protecci¨®n antia¨¦rea.
La jornada del jueves marc¨® un nuevo paso en una escalada violenta que, seg¨²n temen muchos en la castigada Franja, podr¨ªa desembocar en una invasi¨®n. Si las explosiones ya resultan aterradoras noche y d¨ªa, no se puede augurar el efecto destructivo de una incursi¨®n terrestre, que siempre llega precedida de ataques masivos de artiller¨ªa y aviaci¨®n.
Hasta hace bien poco, los expertos insist¨ªan en que ni la debilitada Ham¨¢s ni el Ejecutivo de Benjam¨ªn Netanyahu, que tiene otros problemas con Ir¨¢n y Siria, estaban interesados en una escalada. Las bombas que machacan Gaza son el recordatorio de que la guerra sigue otra l¨®gica. Los portavoces de Ham¨¢s negaban ayer ¡°cualquier contacto¡± con Israel a trav¨¦s de la mediaci¨®n de Egipto o de Turqu¨ªa.
Las fuerzas militares israel¨ªes movilizaron el jueves a 20.000 reservistas y decretaron medidas de protecci¨®n civil en un radio de 40 kil¨®metros de la frontera con Gaza. Esto sugiere que continuar¨¢ la violencia.
El f¨²tbol levanta pasiones en la Franja. Durante la noche del mi¨¦rcoles, un grupo de muchachos se reuni¨® en un chiringuito de la playa de Jan Yunis. Cuenta Mohamed Ferwand, que tiene 21 a?os y es primo de uno de ellos, que quer¨ªan ver juntos la semifinal entre Argentina y Holanda. Al d¨ªa siguiente solo quedaba un gran boquete tras el letrero del chiringuito, llamado La playa de la diversi¨®n. Una excavadora segu¨ªa buscando los restos de Salim Sawali, de 23 a?os, muerto en un bombardeo a¨¦reo mientras ve¨ªa el f¨²tbol. Los cad¨¢veres de ocho amigos suyos, de entre 16 y 25, ya estaban camino del cementerio. Es costumbre musulmana enterrar a los muertos antes de 24 horas.
Por eso el jueves por la ma?ana apenas hab¨ªa hombres junto a la casa de la familia Nawasra: asist¨ªan al sepelio de cuatro de sus miembros.
Al edificio le falta la fachada desde el bombardeo de la tarde previa y presenta el interior de cuatro habitaciones, como una gran casa de juguete. Arriba a la izquierda, donde las paredes son blancas, estaba Somud Nawasra cuando cay¨® el misil que mat¨® a sus dos hijos Nidal y Mohamed, de cinco y dos a?os. Jugaban en la habitaci¨®n rosa de la planta baja a la derecha. Mientras lo contaba, Somud s¨®lo llor¨® al se?alar la copa de un ¨¢rbol: ¡°All¨ª colgaba el cuerpo de Mohamed¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.