El crucero ¡®Costa Concordia¡¯ vuelve a flotar antes de ser desguazado
La operaci¨®n para devolver la nave al mar ha costado ya 1.500 millones de euros
La nave Costa Concordia ha vuelto a flotar. Es verdad que gracias a un sofisticado sistema de 30 cajas enormes adosadas a los flancos y dos a?os y medio despu¨¦s del accidente que cost¨® la vida a 32 personas frente a la isla toscana del Giglio. Pero si entonces la actitud del capit¨¢n Francesco Schettino, que la noche del 13 de enero de 2012 provoc¨® la colisi¨®n al acercar la nave demasiado a tierra y la abandon¨® antes de que los pasajeros se pusiesen a salvo, se consider¨® una met¨¢fora de Italia y sus gobernantes, ahora tambi¨¦n se quiere ver una se?al de esperanza en el ¨¦xito del reflotamiento. Las ruinas del que fue el barco m¨¢s grande construido en Italia, una mole de 17 pisos y 114.000 toneladas, ser¨¢n remolcadas en los pr¨®ximos d¨ªas hasta el puerto de G¨¦nova, donde se proceder¨¢ al desguace. La compleja operaci¨®n, en la que han participado empresas de ingenier¨ªa italianas, alemanas y estadounidenses, ya ha costado unos 1.500 millones de euros.
A primera hora del lunes, la nave fue separada del fondo artificial construido a 30 metros de profundidad que la sosten¨ªa desde que, el pasado mes de septiembre, fuese puesta en vertical y estabilizada mediante unos gigantescos gatos hidr¨¢ulicos y 26 cables de acero. El barco, que desde el accidente hab¨ªa quedado varado sobre la orilla con una inclinaci¨®n de 65 grados, fue emergiendo a medida que las 30 cajas que, a modo de flotadores hab¨ªan sido adosadas a babor y estribor, iban siendo vaciadas del agua que conten¨ªan. A continuaci¨®n, dos remolcadores arrastraron el buque unos 30 metros mar adentro, aunque amarrado a¨²n a la costa por cables de acero. Se prev¨¦ que sea alrededor del pr¨®ximo d¨ªa 21 cuando cinco remolcadores partan al fin de la isla del Giglio llevando tras de s¨ª el esqueleto del Costa Concordia, que a una velocidad de dos nudos (3,7 kil¨®metros por hora) cubrir¨¢ las 200 millas n¨¢uticas (370 kil¨®metros) que lo separan de su destino final. Fue el pasado mes de junio cuando el primer ministro italiano, Matteo Renzi, se decidi¨® por G¨¦nova entre los puertos italianos y aun extranjeros que pugnaban por el lucrativo negocio de destripar la nave.
Aunque entre los ingenieros que, bajo la direcci¨®n del sudafricano Nick Sloane, han llevado a buen puerto un desaf¨ªo t¨¦cnico jam¨¢s acometido reinaba una indudable euforia, el ministro italiano de Medio Ambiente, Gianluca Galletti, dej¨® claro que con el reflotamiento del buque se cierra ¡°una p¨¢gina tr¨¢gica¡± que provoc¨® la muerte de 32 personas ¨Centre ellas el espa?ol Guillermo Gual¡ªdurante el accidente y una m¨¢s, el submarinista espa?ol Israel Franco Moreno, durante los trabajos para reflotar el buque. ¡°Quiero ser claro con esto¡±, advirti¨® el ministro Galletti, ¡°aqu¨ª no hay nada que celebrar. Cerramos este tr¨¢gico episodio y nada ni nadie podr¨¢ saldar el da?o que han sufrido los familiares de las v¨ªctimas y nuestro pa¨ªs¡±. A nadie se le ha olvidado que, apenas unas horas despu¨¦s del naufragio, y cuando todav¨ªa se estaban rescatando los cad¨¢veres, ya quedaron al descubierto la causa del accidente y la reacci¨®n del comandante Schettino.
Aquella noche, el Costa Concordia, en su ruta entre Civitavecchia y Savona, ten¨ªa que pasar frente a la isla toscana del Giglio, residencia de un tripulante que estaba pr¨®ximo a jubilarse. Su hermana Patrizia, a trav¨¦s de su p¨¢gina de Facebook, ya anunci¨® a las 21.08 que ¡°dentro de poco pasar¨¢ cerca cerca la Concordia¡±. Al parecer, el capit¨¢n Schettino quiso regalar a su compa?ero la maniobra de acercamiento y, de paso, impresionar a una joven moldava con la que acababa de cenar. Tras producirse la colisi¨®n con una roca del fondo, Schettino no tard¨® en huir del buque y ponerse a salvo. Las conversaciones en las que Gregorio de Falco, el jefe de la capitan¨ªa de Livorno, le conminaba a volver al buque fueron enseguida reproducidas por los medios de todo el mundo para verg¨¹enza suya y por extensi¨®n de un pa¨ªs que sufri¨® el naufragio en un momento muy delicado. A golpe de reformas muy duras, Mario Monti intentaba recuperar la credibilidad de un pa¨ªs que, como el Concordia, hab¨ªa sido llevado a pique por Silvio Berlusconi. Ahora, apenas dos a?os y medio despu¨¦s, la situaci¨®n de Italia parece haber corregido el rumbo. Mientras, Schettino sigue acusado de homicidio m¨²ltiple, abandono del barco y naufragio. Vive en libertad condicional. Como Berlusconi.
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