M¨¦xico pone fin al monopolio estatal del petr¨®leo y el gas
La aprobaci¨®n de la reforma energ¨¦tica culmina el mayor cambio legislativo en d¨¦cadas
El Senado de la Rep¨²blica de M¨¦xico culmin¨® este lunes una de las transformaciones legislativas m¨¢s significativas desde el fin de la etapa revolucionaria. Con la aprobaci¨®n de la reforma energ¨¦tica, gracias a los votos del PRI y del PAN, el presidente Enrique Pe?a Nieto no solo entierra 76 a?os de monopolio estatal del gas y el petr¨®leo, sino que pone fin al paquete de reformas estructurales nacido en 2012 al calor del Pacto por M¨¦xico, un ambicioso acuerdo cerrado con la oposici¨®n con el objetivo de acabar con d¨¦cadas de atraso y volver a encender las turbinas del crecimiento econ¨®mico.
El redise?o, adem¨¢s de abrir al capital privado y extranjero el sector energ¨¦tico, cambia las reglas del juego en telecomunicaciones, educaci¨®n, fiscalidad, finanzas y sistema electoral. Un vendaval reformista que, aprobado en sucesivos tramos, se ha convertido en la clave de arco de la pol¨ªtica mexicana y en foco de la atenci¨®n mundial. En esta apuesta, de la que se ape¨® hace meses el PRD (izquierda) por su rechazo a la apertura energ¨¦tica, el presidente ha empe?ado gran parte de su capital pol¨ªtico. Y con ¨¦l, el partido que lo sustenta, el PRI, cuya vuelta al poder central, tras 12 a?os de apartamiento, lleg¨® precedida de la promesa de abandonar pr¨¢cticas pasadas. "Hemos impulsado una agenda de reformas muy importantes en el orden institucional y legislativo, con la participaci¨®n de todas las fuerzas pol¨ªticas, y hemos buscado encontrar el mayor consenso. En el tiempo, cuando estas reformas alcancen su plena madurez, los logros y beneficios se dejar¨¢n sentir¡±, afirm¨® Pe?a Nieto.
Con la aprobaci¨®n del paquete energ¨¦tico en el Senado, ya solo queda su paso, en segunda lectura, por la C¨¢mara de Diputados, donde el PRI y el PAN volver¨¢n a ejercer su aplastante mayor¨ªa. Aunque este ¨²ltimo tr¨¢mite entra en la rutina parlamentaria, el PRD amenaza con movilizaciones y ya ha anunciado que accionar¨¢ todos los recursos judiciales posibles, incluido el intento de convocar un refer¨¦ndum que anule la reforma.
La apertura al capital privado del sector energ¨¦tico, el pilar m¨¢s importante del edificio reformista, convierte en pasado la legendaria decisi¨®n tomada la noche del 18 de marzo de 1938 por el presidente L¨¢zaro C¨¢rdenas al anunciar en un mensaje radiof¨®nico a la naci¨®n la expropiaci¨®n de las compa?¨ªas petroleras, hasta entonces en manos de las todopoderosas multinacionales brit¨¢nicas y estadounidenses. La medida del carism¨¢tico general revolucionario, desencadenada por la resistencia de las empresas extranjeras a mejorar las paup¨¦rrimas condiciones de los trabajadores petroleros, cataliz¨® como pocas veces a la sociedad mexicana y desat¨® una ola de patriotismo que renace cada vez que se debate la posesi¨®n de los hidrocarburos, una de las grandes riquezas nacionales.
¡°Con la entrega de la explotaci¨®n del petr¨®leo y la electricidad a manos privadas, la naci¨®n perder¨¢ ingresos para satisfacer sus necesidades de educaci¨®n, salud, seguridad, empleo y crecimiento econ¨®mico. Pemex se convertir¨¢ en testigo de piedra y ser¨¢ superada por la competencia internacional; con ello se acelerar¨¢ su desaparici¨®n en el mediano plazo y aumentar¨¢ la dependencia energ¨¦tica y la extranjerizaci¨®n del sector¡±, sostiene el PRD.
Frente a esta percepci¨®n soberanista, Pe?a Nieto ha blandido las cifras. Pemex, la empresa estatal que controla el monopolio del oro negro mexicano, es un dinosaurio de 150.000 empleados que ha entrado en p¨¦rdidas (9.300 millones en 2013) y cuya capacidad para competir en un mercado cada vez m¨¢s tecnificado es patente: en los ¨²ltimos 13 a?os la inversi¨®n en la compa?¨ªa se ha triplicado (de 9.000 millones de d¨®lares a 28.000 millones), pero su producci¨®n petr¨®leo ha descendido un tercio. El resultado es que M¨¦xico, el s¨¦ptimo gigante energ¨¦tico del planeta, importa el 30% del gas y el 49% de la gasolina que consume.
M¨¦xico, el s¨¦ptimo gigante energ¨¦tico del planeta, importa el 30% del gas y el 49% de la gasolina que consume
En su intento de superar esta disfunci¨®n energ¨¦tica, la reforma convierte a Pemex y su hom¨®logo el¨¦ctrico en lo que se ha denominado empresas productivas, es decir, sujetas a resultados y con mayor autonom¨ªa del Estado. Tambi¨¦n se aligera la carga fiscal de Pemex, que pasa del 79% a menos del 65%. Un cambio de enorme magnitud si se considera que este flujo supon¨ªa hasta ahora un tercio del presupuesto nacional. La operaci¨®n se ha completado con la salida del consejo de administraci¨®n del poderoso Sindicato de Trabajadores Petroleros. A¨²n as¨ª, muchos economistas han advertido que la reforma no desmantela el pl¨²mbeo y oneroso aparato de Pemex, una empresa paternalista y con uno de los ¨ªndices de productividad m¨¢s bajos de todas las petroleras internacionales.
Pero el plato fuerte queda reservado al nuevo modelo de explotaci¨®n. Sin perder la soberan¨ªa de los yacimientos, que siguen bajo propiedad del Estado y de los que Pemex ya ha seleccionado un alto porcentaje de los que se va a quedar, la ley autoriza las concesiones a empresas privadas, un anatema hasta la entrada de Pe?a Nieto a la presidencia. El giro tiene algo de gui?o a L¨¢zaro C¨¢rdenas, quien, en sus ¨²ltimos d¨ªas de gobierno, permiti¨® la producci¨®n compartida con empresas privadas de capital mexicano. Una posibilidad que fue enterrada definitivamente en 1958 bajo el mandato de Adolfo Ruiz Cortines, lo que convirti¨® a M¨¦xico en uno de los pa¨ªses m¨¢s cerrados del planeta en t¨¦rminos petroleros.
Los futuros contratos, sometidos a la transparencia, se firmar¨¢n con las compa?¨ªas que ofrezcan la mejor oferta al Estado. En esta l¨ªnea, el Gobierno prev¨¦ que las regal¨ªas, sin contar impuestos y cuotas, rondar¨¢n el 10% por barril. El dinero, exceptuando la contribuci¨®n fiscal, ir¨¢ al denominado Fondo Mexicano del Petr¨®leo, un organismo que tendr¨¢ como instituci¨®n fiduciaria al banco central. La reforma, que se completa con una apertura gradual de la venta de gasolinas, ha tenido como referentes a Noruega y Brasil, cuyas empresas Statoil y Petrobras est¨¢n abiertas al capital privado para fines de exploraci¨®n y explotaci¨®n.
La esperanzas depositadas por Pe?a Nieto en esta desguace del sistema monopol¨ªstico son grandes. Los arquitectos de la reforma conf¨ªan en que la apertura atraiga a capitales extranjeros con capacidad suficiente para explotar tanto las inmensas bolsas de gas de esquisto del norte del pa¨ªs como de lanzarse a las reservas profundas, que requieren de una tecnolog¨ªa y unos fondos de los que ahora no dispone Pemex. El Gobierno ha calculado que para 2018 los cambios habr¨¢n generado 500.000 empleos nuevos, as¨ª como un aumento del 20% la producci¨®n petrolera, del 40% en el gas y, en general, un crecimiento del 1% del PIB. Todo ello con el objetivo de sacar a la econom¨ªa mexicana de su anemia cr¨®nica. El crecimiento medio en los ¨²ltimos 30 a?os ha sido solo del 2,4%, cuando el list¨®n puesto por el Pacto por M¨¦xico gira en torno al 5%: una cifra con la que se supone que el pa¨ªs podr¨¢ enfrentarse a su gran problema: la pobreza y la desigualdad.
Este proceso de reformas, en el que tambi¨¦n entran los cambios en materia de telecomunicaciones, educaci¨®n y fiscalidad, ha sido acogido en el extranjero con entusiasmo. El FMI, el Banco Mundial y agencias de calificaci¨®n como Moody¡¯s, consultados por este peri¨®dico, lo apoyan sin apenas paliativos. Y sus primeros efectos, como el desmembramiento del imperio telef¨®nico del magnate Carlos Slim, han sido interpretados como una victoria pol¨ªtica de Pe?a Nieto. Pero en el interior los cambios est¨¢n siendo acogidos con frialdad. La pol¨¦mica reforma fiscal ha dado un varapalo a la clase media, principal baluarte de los cambios. Y la reiteraci¨®n del discurso reformista a lo largo de estos 20 meses le ha hecho perder fuerza. A ello se a?ade un clima de escepticismo econ¨®mico, influido por proyecciones mucho menores de las esperadas y donde el ¨ªndice de confianza del consumidor se hunde en uno de sus puntos m¨¢s bajos de los ¨²ltimos a?os.
Ante esta erosi¨®n, que las encuestas se?alan y que los propios miembros del Gobierno reconocen en privado, la presidencia ha puesto en marcha un potente plan de reactivaci¨®n. Su fundamento son las infraestructuras. Para su desarrollo se inyectar¨¢n 589.000 millones de d¨®lares, el 63% procedentes de capital publico. En este paquete, que ser¨¢ el eje de los pr¨®ximos cuatro a?os de legislatura, entran la construcci¨®n de 10.000 kil¨®metros de gasoductos, nuevas l¨ªneas f¨¦rreas y hasta la posibilidad de construir otro aeropuerto en la Ciudad de M¨¦xico. Mucha p¨®lvora para lograr ese objetivo que se persigue desde hace d¨¦cadas: el despegue de M¨¦xico.
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