Malas hierbas
La desproporci¨®n de v¨ªctimas entre los bandos refleja la anestesia moral
Hay algo sumamente perturbador en la naturalidad con la que una gran parte de la sociedad israel¨ª parece haberse acostumbrado a vivir en el odio hacia los palestinos, la indiferencia hacia su sufrimiento y, sobre todo, en la incapacidad de imaginar una paz justa y duradera con ellos. Como se ha dicho gr¨¢ficamente, son muchos en la sociedad israel¨ª los que contemplan Israel como un jard¨ªn rodeado de campos donde crecen las malas hierbas y al Ej¨¦rcito israel¨ª como una cortadora de c¨¦sped que de vez en cuando hay que, inevitablemente, sacar a pasear.
Quienes sin m¨¢s motivaci¨®n que alimentar el odio secuestraron y asesinaron a Eran Gilad Shaar y Neftal¨ª Fraenkel, ambos de 16 a?os, y Eyal Yifrah, de 19, cuando hac¨ªan autoestop en la zona de Cisjordania bajo ocupaci¨®n israel¨ª, cumplieron muy eficazmente con su objetivo de atornillar a¨²n m¨¢s este conflicto. La posterior espiral de violencia y represi¨®n, sucesora y a la vez predecesora de otras que vendr¨¢n, tiene como efecto anestesiar tanto las posibles empat¨ªas con los palestinos como el deseo de paz que pudiera surgir en la sociedad. Como en todo contexto b¨¦lico, las valientes voces que dentro de la sociedad israel¨ª intentan hablar de los derechos del otro son acalladas en raz¨®n de la incomodidad que genera imaginar que en el otro bando tambi¨¦n hay sujetos de derechos.
La desproporci¨®n entre las v¨ªctimas de ambos bandos, tanto en n¨²mero como en su car¨¢cter, fundamentalmente civil en el lado palestino, no s¨®lo refleja la anestesia moral que necesita practicar quien se quiere imponer al otro por la fuerza, sino el convencimiento de que la responsabilidad ¨²ltima por esos cientos de v¨ªctimas civiles, ni?os incluidos, no es del que aprieta el gatillo, sino de los l¨ªderes de Ham¨¢s. Ese mismo mecanismo de exoneraci¨®n de la responsabilidad propia es el que llev¨® a los aliados a autorizar los bombardeos sobre ciudades alemanes o japonesas, en este ¨²ltimo caso con armas at¨®micas incluidas, generando cientos de miles de v¨ªctimas civiles. ?Estaba la raz¨®n moral del lado de los aliados en la Segunda Guerra Mundial? Sin duda. ?Cometieron cr¨ªmenes de guerra? Sin duda. ?Los necesitaban cometer para prevalecer? No (aunque algunos sostienen que s¨ª).
Inmediatamente se contrargumentar¨¢ que algo parecido, si no id¨¦ntico o agravado por el fanatismo de Ham¨¢s, ocurre al otro lado y que todos los que critican a Israel lo hacen desde un doble rasero tan hip¨®crita como ignorante de la situaci¨®n real sobre el terreno y la amenaza existencial que pende sobre esa sociedad. Pero los que acusan a los acusadores de manejar un doble rasero no s¨®lo tienen raz¨®n, sino que deber¨ªan estar orgullosos.
Porque el d¨ªa que deje de aplicarse a Israel ese doble rasero de exigencia, eso significar¨¢ que Israel habr¨¢ cruzado la l¨ªnea de absoluta indiferencia moral que Ham¨¢s hace tiempo decidi¨® franquear. No s¨®lo debemos exigir m¨¢s a Israel, sino que haci¨¦ndolo les ayudamos a no convertirse en aquello que dicen querer combatir.
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