El miedo vac¨ªa Donetsk
La poblaci¨®n huye en masa de la ciudad ucrania por la proximidad de los combates
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
"Todos ustedes se horrorizan por las v¨ªctimas del Boeing, pero a nosotros nos tienen olvidados. Como si no existi¨¦ramos, como si no fu¨¦ramos tambi¨¦n personas que sufren, como si nuestros ni?os no perecieran en esta guerra". Lo dice Sergu¨¦i, un minero jubilado, refiri¨¦ndose a las miradas extranjeras que han convergido en Donetsk a ra¨ªz de la cat¨¢strofe del avi¨®n de las l¨ªneas a¨¦reas de Malasia del pasado 17 de julio.
El mismo reproche expresan otros habitantes de esta ciudad tensa donde por las noches se oyen las r¨¢fagas de las ametralladoras y los ca?oneos con los que en las zonas perif¨¦ricas, y especialmente en la del aeropuerto, se mantienen a raya o se intimidan entre s¨ª los insurgentes de la autodenominada Rep¨²blica Popular de Donetsk (RPD) y las tropas leales al Gobierno de Kiev.
Donetsk, que tuvo m¨¢s de un mill¨®n de habitantes, vive a la espera de un desenlace en el drama que comenz¨® despu¨¦s de que el presidente V¨ªctor Yanuk¨®vich, oriundo de esta provincia, fuera barrido por la revoluci¨®n del Euromaid¨¢n. Tras perder al l¨ªder que aglutinaba sus intereses, sectores rusoparlantes del Este de Ucrania se organizaron en contra de los nuevos dirigentes de Kiev, a los que percib¨ªan como una amenaza para sus intereses econ¨®micos, culturales y ling¨¹¨ªsticos. La anexi¨®n de Crimea por Rusia les produjo la ilusi¨®n de que el Kremlin pod¨ªa y quer¨ªa cobijarles y las palabras de apoyo a los rusos pronunciadas por el presidente Vlad¨ªmir Putin acabaron de animarles. Luego, las cosas se complicaron, pero las denominadas Rep¨²blica Popular de Donetsk (RPD) y Rep¨²blica Popular de Lugansk (RPL) son el producto de aquellas turbulencias que agitaron el Sur y el Este de Ucrania.
Nadie sabe cu¨¢ntas personas han abandonado Donetsk, pero las estimaciones coinciden en que ha marchado cerca de la mitad de los habitantes. Unos tratan de iniciar una nueva vida en otras ciudades y otros se han tomado unas largas vacaciones. ¡°Tendremos una idea m¨¢s clara cuando comience el curso escolar, aunque est¨¢ por ver si este a?o el curso se inicia el uno de septiembre¡±, dice la periodista Yelena, que permanece en la ciudad. Otros colegas ya no est¨¢n: Oleg, que llevaba una p¨¢gina de Internet, se fue a Kiev tras sufrir un traum¨¢tico arresto y la ¡°confiscaci¨®n¡± de su ordenador y su equipo de trabajo por un ¡°guarda¡± del edificio de la antigua Administraci¨®n Provincial, hoy la sede central de los secesionistas. Alexandr, un periodista televisivo, espera en Crimea a que amaine el temporal.
La urbe espera el desenlace con ruido de tiroteos y jardines impecables
En Donetsk se vive al d¨ªa. El aeropuerto, orgullo de la ciudad durante la Eurocopa de f¨²tbol en 2012, est¨¢ destruido. Los trenes entran y salen de la estaci¨®n central, pero sus horarios dependen de ¡°los frentes¡±, es decir los puntos de fricci¨®n que se calman o reavivan caprichosamente en torno a la ciudad. La violencia ha llegado tambi¨¦n a la estaci¨®n y a los barrios cercanos a ella. En la calle Ku¨ªbishev, junto al n¨²mero 226, un profundo agujero en el asfalto marca el lugar donde cay¨® un misil. Est¨¢ entre un rascacielos, cuyos cristales quedaron hechos a?icos, y el patio de juegos de una escuela con sus toboganes, que est¨¢n intactos. Un poco m¨¢s abajo, al otro lado de la calle, una persona pereci¨® y otra fue herida por un proyectil ca¨ªdo en un patio de vecindad.
La mayor¨ªa de las tiendas est¨¢n cerradas, desde el lujoso centro comercial Donetsk City Varus, con sus cines, su bolera y su pista de patinaje, hasta los peque?os comercios. En un paso subterr¨¢neo de la avenida Artiom, solo Anna mantiene abierta la papeler¨ªa donde vende alg¨²n bol¨ªgrafo. A su alrededor echaron el cerrojo los puestos de ferreter¨ªa, aparatos el¨¦ctricos, colmados y hasta el club de ordenadores tan concurrido hasta hace poco. ¡°El jefe me ha dicho que me quede mientras la caja baste para pagarme un sueldo¡±, dice Anna mientras fotocopia los documentos de Iv¨¢n, un jubilado que parte esta noche a Kiev. ¡°En mi barrio han disparado y no s¨¦ qui¨¦n lo ha hecho. No pienso marcharme, pero no s¨¦ c¨®mo vamos a resistir los enfrentamientos. Nos aconsejan refugiarnos en los s¨®tanos si hay tiroteos, pero vivo en una piatietashka (casa de cinco pisos de los tiempos de Nikita Jruschov) y el s¨®tano est¨¢ lleno de agua¡±, cuenta. Anna teme que no regresen los estudiantes de la vecina universidad, sus principales clientes. ¡°No sabemos cu¨¢ndo empezar¨¢n las clases y ni siquiera si habr¨¢ quien se apunte a ellas. Esto es la ruina total¡±, dice.
Desaparecen tarjetas de los pasajeros del avi¨®n malasio
Algunas tarjetas de cr¨¦dito y d¨¦bito de v¨ªctimas del avi¨®n malasio estrellado en Ucrania han desaparecido del lugar del siniestro, aunque no est¨¢ claro si alguien ha intentado utilizarlas, seg¨²n han informado observadores europeos. Los restos de la aeronave permanecen desperdigados en decenas de kil¨®metros cuadrados, entre campos de girasoles, pueblos y bosques. El lugar apenas tiene vigilancia.
Las huellas dispersas de la guerra contrastan con la obsesi¨®n municipal por cuidar las zonas ajardinadas que tambi¨¦n fueron un orgullo de Donetsk. Los parterres de rosas, los setos, los ¨¢rboles y el c¨¦sped a cargo del municipio est¨¢n impecables. ¡°Este cuidado cotidiano tiene un efecto psicol¨®gico, tranquiliza mucho a la gente, aunque a lo mejor es un trabajo in¨²til¡±, dice Sergu¨¦i.
El tiempo parece congelado. A la publicidad callejera, que todav¨ªa exhibe anuncios de cerveza asociados al campeonato europeo de f¨²tbol, se le han sumado carteles (de est¨¦tica sovi¨¦tica evocadora de la Segunda Guerra Mundial) exhortando a los j¨®venes a alistarse en el Ej¨¦rcito de la RPD y tambi¨¦n pidiendo ayuda a Rusia.
Al frente de la RPD se han producido cambios sustanciales con la llegada a Donetsk de los ciudadanos rusos Alexandr Borod¨¢i, que ejerce como jefe de Gobierno, e Igor Strelkov, que lo hace como ministro de Defensa. El nombre de este oficial se asocia a disciplina, a toque de queda (desde las 11 de la noche a las 6 de la ma?ana) y a lucha contra la delincuencia callejera y en las mismas filas de la RPDE. Las estructuras de los independentistas se han burocratizado y jerarquizado. Las barricadas y la mayor¨ªa de las tiendas de campa?a han desaparecido de la plaza frente a la antigua administraci¨®n provincial. En la sede central de la RPD funcionan los ascensores y los despachos m¨¢s representativos est¨¢n limpios y presididos por las fotos de Putin y Borod¨¢i.
Los ¡°veteranos¡± de la RPD que demostraron su eficiencia han sido ascendidos. Klavdiya Kulb¨¢tskaya, una agente inmobiliaria que fue portavoz de prensa, est¨¢ hoy al frente de un equipo encargado de organizar la ¡°propaganda¡± de la RPD. Su m¨®vil suena incesantemente. La llaman los jubilados locales preocupados porque los bancos ucranios han dejado de funcionar y no pueden cobrar sus pensiones. La llama, desde Rusia, un hombre de Komsom¨®lskaya del Amur, en Siberia oriental que aparentemente quiere sumarse a las filas de la RPD. ¡°Tendr¨¢ que ir hasta Rostov sobre el Don (Rusia) y all¨ª ponerse en contacto con nosotros¡±, le dice Klavdiya sin entrar en detalles sobre c¨®mo podr¨¢ cruzar la frontera el interesado. ¡°Nos vendr¨¢ bien su experiencia. La mayor¨ªa de nuestros chicos ni siquiera hicieron el servicio militar. No, no se traiga uniforme, no es conveniente¡±. ¡°Moteado, nuestro uniforme es moteado, con unas manchitas de colores¡±, exclama.
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