Estoy con Keret
Un minuto de silencio por la muerte de cuatro ni?os palestinos asesinados en Medio Oriente desata amenazas variadas e insultos multiplicados
A pesar de que no podemos frecuentarnos, estoy con Etgar Keret cada vez que lo pienso y m¨¢s a¨²n, cuando leo y releo sus cuentos, alguna de sus novelas gr¨¢ficas o me entero de los guiones que ha cuajado para televisi¨®n o cine. Nos present¨® Eduardo Rabasa ¨Csu editor en espa?ol¡ª durante la primera Feria Internacional del Libro de Guadalajara a la que fue ¨Cafortunadamente¡ª invitado el genial escritor israel¨ª y ah¨ª pude confirmar que ¨Cefectivamente¡ª existe aunque rara vez se vive, eso que podr¨ªa llamarse amistad a primera vista. Es m¨¢s, no s¨®lo considero a Etgar Keret mi amigo: lo quiero de veras y mucho. ?C¨®mo no querer a un escritor capaz de condensar en las interminables p¨¢ginas de un cuento corto una historia que se vuelve inolvidable por la delicada marqueter¨ªa con la que ensambla los tablones que salvan a sus personajes en altamar, los rizos ins¨®litos de sus tramas y el buen humor ¨Cque no chistecitos¡ª con el que encara las m¨¢s variadas iron¨ªas y sinsentidos de un tel¨®n surrealista que nos envuelve a diario, aunque a veces se nos olvide?
Nos hemos regalado cuentos y compartido relatos desde aquel primer d¨ªa en Guadalajara donde ¨Csin ponernos de acuerdo¡ª ante un p¨²blico generoso intent¨¦ convencer a todo el mundo de que yo hablaba hebreo al reproducir fon¨¦ticamente lo que dec¨ªa Keret, quien enfundado en sus aud¨ªfonos, inmediatamente respondi¨® al juego hablando lo que ¨¦l cre¨ªa que sonaba como espa?ol, clonando todo lo que yo intentaba decir con una ya mareada inteligencia. Nos hemos regalado relatos de sobremesa y muchos abrazos¡ pero hoy estoy con Keret ante el sinsentido absurdo y perturbador del peque?o y nada breve infierno que padecen ¨¦l y su familia. Estas l¨ªneas deben llegar como abrazo para los tres, pero en particular para su peque?o hijo a quien s¨®lo he podido regalar palomitas de ma¨ªz y cacahuates japoneses, el mero d¨ªa que me enter¨¦ que celebraba su cumplea?os en plena feria de libros, en una Guadalajara tan lejana de sus paisajes y de sus amigos.
Sucede que a Etgar y a su esposa Shira Geffen, bella y hasta hoy reconocida actriz y directora de cine, se les ocurri¨® mostrar un poco de dignidad en medio de la locura y en voz alta, sin miedo, pidieron un minuto de silencio para cuatro ni?os palestinos asesinados entre los irracionales bombardeos y desquiciados balazos que ensombrecen al Medio Oriente desde siempre, pero en particular desde que el resto del mundo viv¨ªamos obnubilados con partidos de f¨²tbol, chismes de cupletistas y cualesquiera de las otras desgracias que pueblan los noticieros del momento. La pareja que forman mis amigos entra?ables tan s¨®lo pidi¨® un minuto de silencio, y al minuto empezaron a lloverles desde la tribuna a veces nociva del Facebook amenazas variadas, insultos multiplicados e incluso p¨¢ginas creadas expresamente bajo el nefando lema ¡°Odio a Shira Geffen¡± donde se ped¨ªa enviar a mi bella amiga a las c¨¢maras de gas (sin reparo alguno en la ominosa connotaci¨®n que ello recuerda) y en el colmo de la vehemencia, fantasear con la posibilidad de llevar en andas al hijo de ambos, al ni?o que merece cumplir muchos a?os, cada a?o que lo pueda ver en la FIL de Guadalajara, para arrojarlo desde cualquier altura sobre los pe?ascos que limitan a la franja de Gaza. Para que se entienda el agrio sabor que me llega a la saliva, todos esos insultos proven¨ªan de enloquecidos fan¨¢ticos sionistas, convencidos militaristas y amantes de la p¨®lvora ?israel¨ªes!, y no ofendidos deudos palestinos, como podr¨ªa suponer todo amante de las caricaturas.
Keret est¨¢ en contra de la guerra y a favor de una soluci¨®n pac¨ªfica que no ser¨¢ llovida del cielo como man¨¢
He aqu¨ª el embrollo que nos llega ya todas las ma?anas en las p¨¢ginas de este diario y por las noches en los videos de bombardeos varios: que no es lo mismo abogar por el bienestar y buena voluntad del pueblo de Israel que suscribir la maquinaria b¨¦lica y paranoide de los iracundos pijos jud¨ªos que se citan en bares y caf¨¦s con vista a la franja de Gaza para precisamente celebrar cada arcabuzazo, cada bazucazo, toda bomba y cada uno de los gritos de muerte que se escuchan entre los derrumbamientos de casas y edificios como polvorones y, al mismo tiempo, que no es lo mismo llorar las muertes de ancianos indefensos y ni?os de brazos palestinos, a contrapelo de suscribir cualesquiera de las enloquecidas consignas de ese grupo terrorista y mortuorio llamado Ham¨¢s. En medio del marasmo, como bien ha escrito Keret: ¡°A veces parece como si estuvieran libr¨¢ndose dos guerras. En uno de los frentes, el ej¨¦rcito lucha contra Ham¨¢s. En el otro, un ministro del Gobierno que llam¨® 'terroristas' a sus colegas ¨¢rabes en el Parlamento y unos v¨¢ndalos que intimidan a los pacifistas en las redes sociales persiguen al 'enemigo interior': cualquiera que exprese una opini¨®n diferente¡±.
Etgar Keret ha escrito con valent¨ªa y honradez inapelable en las p¨¢ginas de este diario y en cuanto foro internacional se honra con publicar su opini¨®n la bien fijada postura racional y coherente donde habla con el sosiego de su inteligencia, no exenta de imaginaci¨®n. Keret est¨¢ en contra de la guerra y a favor de una soluci¨®n pac¨ªfica que no ser¨¢ llovida del cielo como man¨¢; Keret est¨¢ a favor de la mutua aceptaci¨®n por ambas partes de sus exageraciones y delirios, sus errores y abusos; Keret est¨¢ para hablar con palabras y no con amenazas tan absolutamente oprobiosas como las que han lanzado en su contra los fan¨¢ticos fascistas que juran que van ya camino a su casa para violar a su mujer y sacrificar a su hijo, ¨¦sos que juran que Keret ¨Cal apelar a la cordura¡ª desea la derrota militar del ej¨¦rcito israel¨ª y lo declaran enemigo del Estado. Keret est¨¢ para escribir y con sus p¨¢rrafos seguir haciendo de las horas de sus lectores el salvoconducto para un mundo mejor, pero tambi¨¦n est¨¢ para que sus ensayos y art¨ªculos al filo del abismo iluminen tanta madrugada necia, tanta locura desbocada por el odio y la mutua ignorancia. Keret est¨¢ para pulir espejos y para abrir ventanas¡ Keret merece que su hijo tenga muchos cumplea?os por delante, tanto como cualesquiera de los cientos de v¨ªctimas palestinos que no saben si han de amanecer ma?ana. Con todos ellos, estoy porque aunque parezca cosa de encantamiento, con estos p¨¢rrafos tartamudos y preocupados, estoy con Keret como quien imita las s¨ªlabas de cualquier lengua ajena sabiendo que a todos nos unen las palabras esenciales donde nos reconocemos siempre.
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