Un general en la mira
Las ¨²ltimas semanas han sido terribles en el ¨¢mbito internacional, con tragedias recurrentes como la israel¨ª-palestina o novedosas como el ataque con misiles a un avi¨®n de pasajeros. Por eso, lo que pasa en Venezuela interesa cada vez menos a la opini¨®n p¨²blica mundial aunque nuestros problemas reflejan muchas veces los tent¨¢culos internacionales del chavismo.
El caso del General Carvajal, por ejemplo, tienes aristas peculiares y consecuencias quiz¨¢s m¨¢s graves que las que se han observado hasta el momento. Las personas especialistas en Narcotr¨¢fico o Inteligencia, aparentemente sab¨ªan muy bien quien es el General. Pero no era una figura conocida para la opini¨®n p¨²blica venezolana, lo que lo hace quiz¨¢s m¨¢s peligroso. La DEA lo culpa de graves delitos de tr¨¢fico de drogas y se dice tambi¨¦n que es gran aliado de las FARC. Por eso resulta sorprendente que el gobierno de Maduro, en vez de enviarlo a una Embajada lejana, como ha sido la costumbre tantas veces en Am¨¦rica Latina, lo nombra C¨®nsul en una isla donde est¨¢ al alcance de los EE UU y peligrosamente cerca de su ¨¢mbito de acci¨®n. Peor a¨²n, en vez de asegurarse que el nombramiento ha sido aceptado y todo est¨¢ en regla, el experimentado General se marcha a Aruba sin que haya recibido el Exequatur como C¨®nsul y cargado adem¨¢s de dinero en efectivo y pasaportes con varios nombres.
Por eso, ante tanta ligereza, o torpeza, muchas personas en Venezuela especularon con que el General, en realidad, quer¨ªa que la DEA lo atrapase. Efectivamente las autoridades locales lo apresaron, la DEA estaba presente y solo faltaba su deportaci¨®n hacia EE UU. Como era de esperarse, el gobierno de Maduro reaccion¨® indignado, con insultos, amenazas e incluso hasta con una suspensi¨®n de vuelos que perjudica ante todo al viajero venezolano, cada vez m¨¢s imposibilitado de salir del pa¨ªs. La enorme sorpresa es la reacci¨®n del gobierno de Holanda, quien decide devolverlo a las autoridades venezolanas. Las autoridades locales se lavan las manos e indican que ellos hab¨ªan consultado con Amsterdam antes de proceder y en el Reino se les hab¨ªa dado el visto bueno para luego cambiar de idea al cabo de unos d¨ªas.
?Que pas¨®? Por qu¨¦ los Pa¨ªses Bajos deciden disgustar a un gobierno aliado de ellos, como es EE UU, y dejar escapar a un individuo buscado por la DEA? Existen negocios con Venezuela m¨¢s importantes que la alianza con EE UU? ?Es cre¨ªble para un pa¨ªs que ha sido siempre una potencia mar¨ªtima una amenaza naval por parte de la poco entrenada flota venezolana?
En este extra?o affaire quedan mal parados, pr¨¢cticamente, todos los participantes. El gobierno de Maduro se identifica y se moviliza por un se?or tildado de narcotraficante y por alguna raz¨®n, que desconocemos, quiere tenerlo cerca y no en manos de interrogadores norteamericanos. El gobierno de Aruba se vio feamente desautorizado por Holanda, la potencia colonial. Ya hemos expuesto la sorpresa ante la actuaci¨®n de Amsterdam que aparece como c¨®mplice de un gobierno corrupto y posiblemente disgustado con un aliado tradicional. En cuanto a EE UU, da una impresi¨®n de impotencia y desorganizaci¨®n. Impotencia porque a¨²n sus aliados m¨¢s peque?os no temen ¡°incurrir en las iras del Imperio¡±, entregando a un personaje que era solicitado por delitos importantes. Desorganizaci¨®n porque obviamente la DEA y el Departamento de Estado no trabajaron conjuntamente en este caso.
Ahora, ya ¡°muy tarde y muy poco¡±, como lo ha dicho la parlamentaria Ileana Ros-Lehtinen, el Departamento de Estado inicia el proceso selectivo de sanciones que la C¨¢mara aprob¨® en Mayo de este a?o y que el Ejecutivo entonces rechazaba. Se le eliminan las visas para entrar a EE UU a un n¨²mero no determinado de miembros del gobierno de Maduro. Extra?amente no se revelan los nombres de los involucrados, cuando la idea era se?alarlos p¨²blicamente como violadores de los DDHH por la cantidad de manifestantes muertos, presos, heridos y torturados que hubo desde febrero en Venezuela. Tampoco se anuncia el congelamiento de sus bienes en EE UU. Si alg¨²n d¨ªa se llega a aprobar ese tipo de sanci¨®n, ya los corruptos habr¨¢n tenido tiempo de sobra para sacar sus bienes y trasladarlos a para¨ªsos fiscales m¨¢s acogedores.
Mientras tanto en Venezuela queda el escepticismo, porque a¨²n pa¨ªses que cre¨ªamos serios, como Holanda, parecen ceder ante la tentaci¨®n de alg¨²n negocio con Maduro. Se habla de armas, se habla de Shell, se habla de refiner¨ªas. Se habla en resumidas cuentas de petrod¨®lares, escasos para el venezolano pero siempre disponibles para alg¨²n negocio internacional. Nos queda tambi¨¦n la sospecha, cada vez m¨¢s cierta, de que nos hemos convertido en un narcoestado.
Maruja Tarre es profesora de la Universidad Sim¨®n Bol¨ªvar
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