¡°No me arrepiento de nada, volver¨ªa a hacerlo todo de nuevo¡±
La activista conocida como "Campanilla" fue detenida en R¨ªo junto a otros manifestantes Afirma que la prensa ha creado una suerte de monstruo medi¨¢tico
Elisa Quadros Sanzi, Sininho (traducci¨®n en portugu¨¦s de Campanilla, el personaje de Peter Pan), es, seg¨²n las investigaciones policiales, una suerte de maestra de ceremonias de la barbarie Black Bloc. Un informe policial de 2.000 p¨¢ginas la acusa de liderar una banda criminal armada que habr¨ªa sembrado el caos en las movilizaciones populares del ¨²ltimo a?o en R¨ªo de Janeiro y en otras capitales del pa¨ªs. Durante la reciente operaci¨®n Firewall 2, Sininho fue detenida en su ciudad natal de Porto Alegre bajo la acusaci¨®n de planificar un gran boicot a la final de la Copa del Mundo en R¨ªo y de negociar la compra de material pirot¨¦cnico con ese objetivo. La muerte meses antes del camar¨®grafo Santiago Andrade, abatido por un cohete manipulado durante la cobertura de una manifestaci¨®n callejera, abri¨® la veda definitiva contra Quadros y sus correligionarios, agrupados bajo varias siglas de corte radical. Desde entonces, la polic¨ªa sigue de cerca sus movimientos con el prop¨®sito de desentra?ar la organizaci¨®n interna de un colectivo tan et¨¦reo como gelatinoso.
Profesional de la producci¨®n audiovisual, desde junio de 2013 Sininho se entreg¨® de lleno a lo que ella misma denomina ¡°lucha¡±. Una lucha que, de momento, le ha dejado la huella indeleble de la c¨¢rcel, donde ha ingresado en dos ocasiones. Bajo el fuego cruzado de la prensa y reci¨¦n liberada tras trece d¨ªas de prisi¨®n preventiva en el infierno carcelario de Bang¨², el mismo presidio que acoge a criminales peligrosos de toda ¨ªndole, la joven de 28 a?os recibe a EL PA?S en el despacho de su abogado. Con el gesto sereno, entre risue?a y sombr¨ªa, afirma que la prensa, bajo la batuta de los pol¨ªticos, ha creado una suerte de monstruo medi¨¢tico. Niega tajantemente ser l¨ªder de alg¨²n movimiento social, asegura no arrepentirse de nada y avanza que seguir¨¢ dando la batalla en las calles por la igualdad social.
Pregunta: ?C¨®mo se siente tras los ¨²ltimos trece d¨ªas en prisi¨®n?
Respuesta: Al ser hija de militantes y haber estudiado las luchas revolucionarias entiendo muy bien que a partir del momento en que entras en una lucha contra un Estado toca asumir una serie de consecuencias. Cuanto m¨¢s te enfrentas a las consecuencias, estas se manifiestan con fuerza. Esto es lo que me ha sucedido. Desde agosto del a?o pasado, cuando entr¨¦ de lleno en esta lucha, no ha parado de crecer la presi¨®n medi¨¢tica y las amenazas. Actualmente no puedo salir a la calle sin un acompa?ante. El Estado est¨¢ usando todos sus brazos, principalmente a los medios de comunicaci¨®n, para criminalizarme.
P. ?Qu¨¦ paso por su cabeza durante su estancia en la c¨¢rcel?
Las presas me mandaban mensajes a escondidas. Mensajes de apoyo y solidaridad
R. Mi mayor miedo fue que, al ser una de las personas mas criminalizadas por los medios hoy en d¨ªa, la poblaci¨®n creyese en esas versiones y me dejaran abandonada en la c¨¢rcel. Fue al contrario, ya que estas detenciones volvieron a llevar a la gente a la calle para protestar. Mi paso por la c¨¢rcel fue muy tenso ya que all¨ª dentro las carceleras se ocupaban de decirme diariamente que nadie se acordaba de m¨ª, que no ten¨ªa abogado y que los medios solo hablaban mal de m¨ª. Sin embargo, las presas me mandaban mensajes a escondidas. Mensajes de apoyo y solidaridad. Se escond¨ªan porque de hacerlo abiertamente las castigaban haci¨¦ndoles pasar fr¨ªo y hambre. Fue una tortura psicol¨®gica hasta el ultimo minuto.
P. La investigaci¨®n policial de 2.000 p¨¢ginas afirma que usted es la l¨ªder de una banda criminal armada.
R. El arma es una pistola de 38 mil¨ªmetros que pertenece al padre de una chica que tiene licencia de armas y que es guarda de seguridad. Los investigadores sab¨ªan esto y aun as¨ª han dicho que esa arma era m¨ªa. Somos 23 personas perseguidas que apenas nos conocemos. Yo conozco a poco m¨¢s de la mitad de verlos en los actos. Y s¨®lo tengo el tel¨¦fono de cuatro de ellos. Hay gente en esa lista a la que no hab¨ªa viso en mi vida. Si lees la investigaci¨®nn es incre¨ªble la forma irrespetuosa con que penetraron en mi vida. Han hurgado en mi vida personal, en las discusiones con mi madre o en mensajes ¨ªntimos de pareja.
P. ?Tiene usted alguna conexi¨®n con los denominados Black Blocs?
R. No. Pero no ser¨¦ yo quien criminalice la actitud de los Black Blocs. Son j¨®venes, la mayor¨ªa negros y vecinos de barrios deprimidos que toda la vida han sido criminalizados y maltratados. Yo nunca me he cubierto la cara ni he incentivado la violencia.
P.?Entonces, ?usted justifica de alguna forma el uso de la violencia por parte de los manifestantes?
R. Una vez m¨¢s, no puedo criminalizar a aquellos que forman la punta del iceberg. Vivimos en un sistema extremadamente violento que acaba generando posturas violentas. La violencia de la polic¨ªa es permanente, y no empez¨® en junio de 2013, sino que es hist¨®rica en Brasil. Los polic¨ªas suben a las favelas, matan y torturan, y no pasa nada. Van a las manifestaciones de forma violenta. Y claro, nadie recibe una paliza callado.
P. Usted entiende, por tanto, que los actos violentos de los Black blocs son una consecuencia¡
R. S¨ª, son la consecuencia de una sociedad opresora y asesina. Me gustar¨ªa que en las manifestaciones no hubiera violencia, pero no es posible.
P. ?No cree que hay otras formas de lucha en las que no es necesario recurrir a la violencia?
R. S¨ª existen y de hecho las llevamos a cabo, solo que los medios no lo cuentan. No cuentan que cuando hay inundaciones, muchos muertos y el Estado no esta presente para ayudar. Los militantes organizamos campa?as y nos metemos con agua hasta la cintura para ayudar. Tampoco cuentan el trabajo que hacemos con los mendigos. No se cuenta todo lo que hacemos desde hace a?os.
P. ?Qu¨¦ secuelas le ha dejado el ultimo a?o?
R. Como militante me ha dejado la mejor experiencia de mi vida. No me arrepiento de nada y volver¨ªa a hacerlo todo de nuevo. De hecho, voy a continuar haci¨¦ndolo con la cabeza muy erguida. Como ser humano, la destrucci¨®n de mi imagen esta siendo muy complicada de afrontar. Si fuese hostilizada en la calle, sentir¨ªa un gran dolor ya que estoy pagando las consecuencias de pelearme por un mundo mejor. Pagar¨ªa lo que fuese por tener un d¨ªa de normalidad, salir a la calle, a la panader¨ªa, ir al cine y que no me reconozcan.
P. ?Se siente mas agredida por el Estado o por la prensa?
R. Los medios me est¨¢n pegando fuerte y me est¨¢ doliendo mucho, pero s¨¦ que es el Estado el que les ordena que me peguen. Los periodistas que firmar art¨ªculos delictivos contra mi son malos profesionales, pero no es su culpa. La culpa viene de m¨¢s arriba: de un Estado opresor.
P. ?Qu¨¦ imagen cree usted que tiene la sociedad de Elisa de Quadros?
R. Se ha creado una identidad que no existe. Pero esto no es nuevo. El Estado necesita crear un l¨ªder para despu¨¦s matarlo. En este caso han escogido a mujeres. No s¨®lo he sido descalificada pol¨ªticamente, sino tambi¨¦n como mujer. Sin embargo, nunca he sido insultada en la calle, sino al contrario. Las personas tienen mucha curiosidad de saber quien soy. Me preguntan de todo, hasta qu¨¦ opino sobre lo que sucede en la franja de Gaza. Si nuestro movimiento ha tenido repercusi¨®n y fuerza es porque no tiene lideres. No tiene sentido que todo esto se personifique en m¨ª.
P. Pero a veces los lideres son escogidos sin que ellos quieran, casi de forma natural. ?No piensa que esto puede haber sucedido con usted?
R. Puedo decirle que he participado en todas las manifestaciones y en ellas nunca se me ha visto como una l¨ªder, porque nunca lo he sido. El ¨²nico momento en que he podido tener una voz mas relevante fue en el la ocupaci¨®n ¡°Ocupa Cabral ¨C Ocupa C¨¢mara¡± porque fue un campamento que requer¨ªa una cierta organizaci¨®n. Al ser productora tengo mas facilidad organizativa, pero en otros movimientos y huelgas nunca he aparecido como una l¨ªder. Para empezar, porque no hablo bien en publico y tengo verg¨¹enza de hablar en asambleas. No soy una polit¨®loga ni tengo el cl¨¢sico discurso articulado.
P. Entonces ?Qui¨¦n es Sininho?
R. Sininho es Elisa Quadros. Me pusieron el mote de Sininho cari?osamente en la ocupaci¨®n Ocupa Cabral para que entre nosotros no supi¨¦ramos nuestros nombres reales. Fue una especie de juego. Me met¨ª de cabeza en las protestas de junio de 2013 porque cuestion¨¦ durante mucho tiempo el estilo de vida que la sociedad nos impone: casarte, tener hijos, ganar un buen sueldo, tener un horario de trabajo r¨ªgido y tener una vida familiar convencional. Ya estuve casada cuatro a?os y tuve todo eso, pero ve¨ªa tanta injusticia en la calle que llegue a la conclusi¨®n de que ten¨ªa cosas mas importantes que hacer. No aguantaba m¨¢s, lloraba de angustia y me sent¨ªa ego¨ªsta mientras tanta gente sufr¨ªa. Llegu¨¦ al limite de no aceptar esa vida burguesa que la sociedad nos impone. Creo en la lucha por la igualdad, por una vida digna, aunque no viva lo suficiente para ver ese cambio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.