Paren el mundo, me quiero bajar
Ni la infinita sabidur¨ªa de Mafalda podr¨ªa arreglar tanta irracionalidad junta
As¨ª lo dijo Mafalda, en su madura precocidad. Agobiada por los conflictos y las guerras, compart¨ªa su angustia con millones de seguidores. Y as¨ª se sienten algunos hoy, abrumados por este mundo en el rollercoaster, como dir¨ªan los gringos, y adem¨¢s intentando darle sentido. Misi¨®n imposible, por cierto, escribir sobre un mundo que en las ¨²ltimas semanas hasta parece haberse salido de su eje. P¨¢renlo, aqu¨ª hay alguien que se quiere bajar, como Mafalda.
Aquel mundo del que se quejaba Mafalda estaba marcado por la rivalidad ideol¨®gica. Eran los a?os de la Guerra Fr¨ªa. Cada conflicto hab¨ªa que traducirlo en t¨¦rminos de esa conflagraci¨®n latente. ?frica, el Medio Oriente, Am¨¦rica Latina y, por supuesto, Europa, todo era reducible a la disputa entre dos ¨®rdenes mutuamente excluyentes. La Guerra Fr¨ªa oper¨® as¨ª como un instrumento cognitivo, equipado adem¨¢s con un mapa, fundamental para interpretar y narrar la realidad.
Pero no fue solo un tranquilizante anal¨ªtico para el observador. Tambi¨¦n fue un conjunto de mecanismos de poder¡ªarreglos e instituciones internacionales¡ªque sirvieron para acotar, limitar y racionalizar esos mismos conflictos. Hab¨ªa guerras, pero eran hasta cierto punto guerras controladas, cuyo l¨ªmite superior estaba situado all¨ª donde creciera el riesgo de las armas at¨®micas. Donde y cuando el escalamiento se acercara peligrosamente al bot¨®n nuclear, la disuasi¨®n se hac¨ªa presente.
A riesgo de la melancol¨ªa¡ªsiempre desaconsejable¡ªy confesando mi muy reciente conversi¨®n al neorrealismo¡ªes que no hay nada como corroborar hoy el valor predictivo del pron¨®stico de ayer¡ªante el desorden, la confusi¨®n y la violencia desmedida de hoy, aquel mundo m¨¢s organizado se extra?a. Pero no es solo por eso, que ya ser¨ªa bastante. Tambi¨¦n se a?ora por culpa del ultra-manique¨ªsmo en boga, donde todos toman partido, aun sin saber de qu¨¦ se trata, y se van alineando a favor o en contra. Son actos de fe, m¨¢s que actos de comprensi¨®n intelectual. Y eso contribuye por cierto a que el mundo de hoy no solo deprima, sino que tambi¨¦n haga enloquecer con su irracionalidad.
All¨ª est¨¢ el ejemplo de Gaza, donde un extremismo se justifica por la existencia del otro, revelando la mutua necesidad de una guerra permanente que no tiene ni tendr¨¢ un vencedor posible. En la brutalidad de ambos al atacar indiscriminadamente a la poblaci¨®n civil¡ªsi bien en proporciones diferentes¡ªparecer¨ªa que el objetivo no es debilitarse mutuamente sino lo contrario. La capilaridad de Hamas se profundiza en una poblaci¨®n muy joven, sin futuro y masacrada, el cliente natural del radicalismo. Netanyahu logra a su vez cumplir su propia profec¨ªa, seg¨²n la cual solo el control territorial y los asentamientos pueden contener a Hamas. Y mientras tanto, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, tambi¨¦n secuestrado por los maniqueos de un lado y del otro, es incapaz hasta de condenar con la debida firmeza el ataque israel¨ª a una escuela creada y administrada¡por las Naciones Unidas.
Est¨¢ Siria, que ya ni siquiera es noticia en los peri¨®dicos, un genocidio indetenible. Y est¨¢ Irak y su fragmentaci¨®n, donde el califato isl¨¢mico de Mosul no solo est¨¢ determinado a modificar las fronteras del Estado creado en las postrimer¨ªas de la Primera Guerra, sino tambi¨¦n a borrar cualquier vestigio de toda identidad, cultura y religi¨®n que no se ajuste a su particular lectura del Cor¨¢n. Y nadie presta demasiada atenci¨®n a Libia tampoco, donde una guerra civil en curso ya ha disuelto el gobierno de Tr¨ªpoli sin que ninguna fuerza pol¨ªtica m¨ªnimamente organizada parezca estar en condiciones de reemplazarlo.
En Europa, por su parte, ¡°fragmentaci¨®n¡± tambi¨¦n es el t¨ªtulo de su historia. Putin alienta en Ucrania los mismos objetivos, y con los mismos m¨¦todos terroristas, que padece en Chechenia y Daguest¨¢n, con la salvedad que los separatistas pro-rusos tienen un verdadero ej¨¦rcito d¨¢ndoles inteligencia, log¨ªstica y misiles para derribar todo lo que pase por arriba de sus cabezas. Sin embargo, Crimea y Donetsk no son m¨¢s que una versi¨®n violenta y autoritaria de lo que se ve en otras partes de Europa; una Europa xen¨®foba como anta?o. La diferencia de m¨¦todo no es trivial, pero no obstante si en los plebiscitos escoces y catal¨¢n triunfara el independentismo, nadie podr¨ªa asegurar que la oleada secesionista terminar¨ªa all¨ª. En tal caso, la pregunta obligada¡ªy el enorme temor impl¨ªcito¡ªser¨¢ la mism¨ªsima definici¨®n e inestabilidad de las fronteras, precisamente a sabiendas de que no hay instituci¨®n pol¨ªtica m¨¢s importante que el mapa.
La pol¨ªtica exterior de Obama, a su vez, no parece ser capaz de disuadir a Putin en Ucrania, ni tampoco de lograr que Holanda, aliado en OTAN, extradite un conocido represor y narco venezolano arrestado en Aruba, es decir, en su propia geograf¨ªa de influencia. Uno pensaba que la DEA lograba esas extradiciones con facilidad, dada la centralidad de la lucha contra el narcotr¨¢fico en la agenda de la seguridad nacional, pero no en esta ocasi¨®n. Ir¨®nicamente, la orfandad que sienten los venezolanos ante este episodio parece coincidir con la pol¨ªtica inmigratoria de EEUU, la cual est¨¢ resuelta a deportar a miles de ni?os centroamericanos a sus pa¨ªses, donde no tienen estructuras familiares ni estatales que puedan hacerse cargo de ellos. Uno no termina de comprender cual exactamente es la amenaza que esos menores representan para la seguridad nacional estadounidense.
As¨ª este viaje concluye en una Argentina en default, aunque para su gobierno, experto en construir la realidad a discreci¨®n, tal cosa no ha sucedido; casi el script de Wall Street III. En su propio mundo como es costumbre, Fern¨¢ndez de Kirchner compar¨® a Gaza con ¡°los misiles del default¡±, en otra muestra de su enorme capacidad para banalizar la tragedia humana. Claro que en ese discurso no dijo nada del incremento del 22 por ciento del gasto p¨²blico que acababa de decretar ese mismo d¨ªa, perdiendo una buena ocasi¨®n para hablar de los misiles de la inflaci¨®n, la ca¨ªda de la inversi¨®n y el desempleo que esa decisi¨®n disparar¨¢.
Muchos en la oposici¨®n, mientras tanto, evitaron criticarla demasiado, dadas las encuestas favorables que logr¨® por el manejo de esta crisis. Una cierta cuota de oportunismo es siempre necesaria en la pol¨ªtica, pero tal vez olvidaron que Galtieri tambi¨¦n fue muy popular al invadir las Islas Malvinas, popularidad que no le dur¨® m¨¢s de cuatro semanas.
Insisto: paren el mundo, me quiero bajar. Ni la infinita sabidur¨ªa de Mafalda podr¨ªa arreglar tanta irracionalidad junta.
Twitter @hectorschamis
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