La vida de Richard Nixon, en el jard¨ªn de su casa
El museo de la Fundaci¨®n Nixon en Los ?ngeles intenta, sin evitar el Watergate, que el visitante juzgue al presidente por toda su carrera, que abarc¨® tres d¨¦cadas convulsas


Toda una vida en unos pocos pasos. En una esquina de una calle de Yorba Linda, en el sureste de Los ?ngeles, sigue en pie, en el mismo sitio donde la construy¨® su padre, la casa en la que naci¨® Richard Milhous Nixon, el 9 de enero de 1913. La mayor¨ªa de los objetos son originales. La mesa de comedor, la trona para beb¨¦s, el piano, la peque?a ba?era para los cuatro hermanos. Al entrar por la puerta, a la izquierda, le explican al visitante que ese es el dormitorio en el que su madre lo trajo al mundo. Nixon, fallecido en 1994, est¨¢ enterrado junto a su esposa Pat en la parte de atr¨¢s de esta casa de madera, a solo cinco metros de la habitaci¨®n donde naci¨®. En el epitafio de la l¨¢pida se lee: ¡°El mayor honor que puede conceder la historia es el t¨ªtulo de pacificador¡±.
Unos metros m¨¢s all¨¢, el visitante se encuentra el s¨ªmbolo del tercer momento m¨¢s importante en la vida de Richard Milhous Nixon. Un helic¨®ptero. Es el mismo helic¨®ptero de la Fuerza A¨¦rea en el que hace 40 a?os, el 9 de agosto de 1974, subi¨® tras dimitir del cargo de presidente de Estados Unidos. Desde la puerta, salud¨® con el s¨ªmbolo de la victoria, sonriente. Despu¨¦s emprendi¨® el vuelo y abandon¨® la Casa Blanca. Los visitantes pueden subir por una escalerilla y ver el interior. El gu¨ªa recomienda a los turistas que se hagan una foto saludando, o se arrepentir¨¢n toda la vida.
Su tumba est¨¢ junto a la casa donde naci¨®. A pocos metros est¨¢ el helic¨®ptero en el que sali¨® de la Casa Blanca
En noviembre de 1968, Estados Unidos eligi¨® al primer, y ¨²nico, presidente nacido en California. Haciendo honor a la tradici¨®n innovadora del Estado, fue tambi¨¦n el primero, y ¨²nico, en dimitir del cargo, seis a?os m¨¢s tarde. Ese momento, junto al esc¨¢ndalo de espionaje pol¨ªtico que lo acorral¨®, define toda la vida de Richard Nixon para la mayor¨ªa de los norteamericanos y desde luego para el resto del mundo. Es muy dif¨ªcil defender el resto de su legado.
Lo que una vez fue el jard¨ªn de los Nixon hoy es el jard¨ªn de la Fundaci¨®n y de la Biblioteca Presidencial que lleva su nombre, construida junto a la casa donde naci¨®. Esta es la instituci¨®n cuya misi¨®n es, precisamente, presentar la apabullante carrera pol¨ªtica de Nixon como un todo, incluido el Watergate, pero con la esperanza de que el visitante salga habiendo superado la caricatura a la que qued¨® reducido Nixon tras su dimisi¨®n. No se oye a candidatos presidenciales republicanos citar ning¨²n logro de Nixon. Nadie lo reivindica. Ni siquiera utilizan la Biblioteca para sus debates.

¡°Una vez estaba en un aeropuerto y llevaba un libro sobre Nixon conmigo¡±, cuenta el historiador Gregory Cummings. ¡°Entonces un polic¨ªa me dijo: ¡®Ese es el que rob¨®¡¯. Y yo le pregunt¨¦: ¡®?Qu¨¦ fue lo que rob¨®?¡¯. Me dijo que no lo sab¨ªa bien, pero que ese tipo hab¨ªa robado algo de la Casa Blanca¡±. As¨ª de manchado est¨¢ el personaje de Nixon para la historia. ¡°La gente no entiende, no conoce la historia¡±.
Cummings es el jefe de los archivos de esta biblioteca presidencial, dependiente de los Archivos Nacionales de EE UU desde que en 2007 se junt¨® con la Fundaci¨®n Nixon, que hasta entonces era la ¨²nica administradora del legado. Ahora, bajo administraci¨®n federal, el museo est¨¢ lejos de ser una hagiograf¨ªa de Nixon o sus ideas. ¡°Ofrecemos todo y dejamos que la gente se forme su opini¨®n¡±, dice Cummings. ¡°Es de lo que se trata cualquier museo, de que aprendas sobre el tema. Creo que nuestra exposici¨®n logra ense?ar esa carrera incre¨ªble que tuvo como pol¨ªtico¡±.
Cummings tiene una fascinaci¨®n por el personaje que sabe contagiar. ¡°Es una familia muy interesante. Perdi¨® a su hermano peque?o. Su hermano mayor, una persona expansiva que era todo lo que no era Richard, muri¨® de tuberculosis a los 20 a?os. Una muerte larga que Nixon presenci¨®. Toda su vida luch¨® para conseguir m¨¢s¡±.
Nixon fue el ¨²nico presidente nacido en California
La exposici¨®n abruma con originales de discursos y papeles que repasan toda la carrera de Nixon. Lleg¨® a congresista con 35 a?os, en 1947. Seis a?os despu¨¦s era el vicepresidente de Dwight Eisenhower. Cuando era el pol¨ªtico m¨¢s popular de Estados Unidos, seg¨²n sus propias palabras, tuvo la presidencia al alcance de la mano y perdi¨® contra todo pron¨®stico, en 1960, por 113.000 votos. Volvi¨® a California e intent¨® ser gobernador en 1962. Volvi¨® a perder. Y as¨ª, en una de las resurrecciones pol¨ªticas m¨¢s asombrosas, en 1968 era presidente de EE UU. La exposici¨®n sobre su vida es un relato de las tres d¨¦cadas que siguieron a la II Guerra Mundial y del mundo de la Guerra Fr¨ªa.
¡°Toda su vida fueron subidas y bajadas, creo que la gente se puede identificar con eso¡±, dice Joe Lopez, del equipo de comunicaci¨®n de la Fundaci¨®n Nixon. ¡°Todav¨ªa hay cintas que son estudiadas por los historiadores. El personaje todav¨ªa est¨¢ evolucionando en la historia¡±. Lopez cree que el legado de Nixon todav¨ªa es palpable. Firm¨® el conocido como T¨ªtulo IX, una enmienda constitucional que proh¨ªbe la discriminaci¨®n por sexo, cre¨® las agencias para la limpieza del agua y el aire, baj¨® la edad para votar a 18 a?os, acab¨® con el servicio militar obligatorio, encontr¨® una salida a la guerra de Vietnam y estableci¨® relaciones con China.

En una sala, hay diez estatuas de personajes que el propio Nixon pidi¨® que estuvieran en este museo. ¡°Son l¨ªderes que marcaron la diferencia. No porque lo desearan, sino porque tomaron la decisi¨®n de serlo¡±, se lee, en una cita del propio Nixon. Son aquellos l¨ªderes que le causaron m¨¢s impresi¨®n en su vida: Leonid Breznev, Nikita Jruschev, Zhou En-lai, Mao Tse tung, Shigeru Yoshida, Winston Churchill, Charles de Gaulle, Konrad Adenauer, Anuar el Sadat y Golda Meir. Las estatuas, a tama?o real, hablan unas con otras. El gu¨ªa reconoce que son un poco inquietantes.
El museo es una visita de una media hora obligatoria para todo aficionado a la historia que pase por Los ?ngeles. ¡°Nos centramos en dar voz al presidente¡±, expida Ida Eblinger Kelley, subdirectora de la Biblioteca. La exposici¨®n ¡°pone a disposici¨®n del p¨²blico todos los documentos sobre todos los asuntos¡±. Superar la sombra del Watergate es un reto. ¡°Hay que hacer un esfuerzo para presentar otras cosas que pasaron en su mandato¡±. El museo recibe 100.000 visitas al a?o. ¡°Aqu¨ª est¨¢n todos los papeles de su presidencia y vienen investigadores de todo el mundo¡±.
El historiador Gregory Cummings cree que tendr¨¢n que pasar generaciones antes de que se pueda hacer un retrato desapasionado de Nixon
Es al final cuando el visitante se encuentra con un relato del caso Watergate exhaustivo, de principio a fin, en el que puede incluso bucear por las grabaciones que hundieron a Nixon, los testimonios de los protagonistas, los papeles de los ¡®fontaneros¡¯ de la Casa Blanca. Esta parte del museo fue montada por los Archivos Nacionales de EE UU. Presenta los hechos, sin ahorrar un detalle, desde que el presidente mont¨® el equipo de espionaje de la Casa Blanca en 1971 hasta la noche de su dimisi¨®n. ¡°Entre 1971 y 1972 el presidente Nixon prepar¨® el escenario para las actividades que llevar¨ªan al esc¨¢ndalo Watergate, al exigir m¨¢s informaci¨®n sobre sus rivales pol¨ªticos y apoyar operaciones encubiertas para boicotear campa?as¡±.
En la exhaustiva reconstrucci¨®n del caso Watergate el visitante pone algunas cosas en perspectiva. El sistema de grabaci¨®n de las conversaciones de la Casa Blanca, por ejemplo, fue utilizado por seis presidentes. El primero fue Franklin Roosevelt, en 1940. Truman, Eisenhower, Kennedy y Johnson tambi¨¦n autorizaron grabar en secreto sus conversaciones. Nixon lo llev¨® a niveles desconocidos. Hay 3.700 horas de grabaciones de Nixon que, aparte de ser la prueba de cargo que acab¨® con ¨¦l, convierten su presidencia quiz¨¢ en la mejo documentada de la historia antes de Internet.
¡°Creo que el gran libro sobre Nixon est¨¢ por escribir¡±, dice el historiador presidencial Gregory Cummings. ¡°Y no s¨¦ si mi generaci¨®n sabr¨¢ hacerlo, la generaci¨®n de los que est¨¢bamos vivos cuando el Watergate. Quiz¨¢ en un par de generaciones alguien sea capaz de escribirlo de forma desapasionada. Ese libro est¨¢ por escribir¡±.
A la entrada del museo, varios paneles recuerdan el d¨ªa que muri¨® Nixon y el funeral de Estado celebrado en este mismo lugar donde naci¨®. Una frase destaca sobre las dem¨¢s que se dijeron aquel d¨ªa, una que viene a resumir el prop¨®sito de esta instituci¨®n y que los empleados de la misma suelen citar. La pronunci¨® el presidente Bill Clinton: ¡°Que llegue el d¨ªa en que al presidente Nixon no se le juzgue m¨¢s que por toda su vida y su carrera¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
