La OTAN busca misi¨®n
La cumbre de la Alianza debate esta semana su nuevo papel entre amenazas m¨²ltiples y presupuestos menguantes
El personal de la OTAN dispone de dos ordenadores para realizar su trabajo. Uno de ellos es convencional, para gestionar lo que la mayor organizaci¨®n pol¨ªtico-militar del mundo denomina informaci¨®n no clasificada. Un cartel pegado a esos aparatos advierte de que su contenido no est¨¢ protegido por el secreto de la OTAN. El otro ordenador es m¨¢s delicado: sin conexi¨®n a Internet, alberga una red propia por la que circula informaci¨®n secreta de operaciones atl¨¢nticas. La doble herramienta de trabajo es solo una de las m¨²ltiples peculiaridades que encierra la sede central de la Alianza Atl¨¢ntica en Bruselas, un edificio concebido en 1967 como emplazamiento provisional y que solo ahora, en 2016, ser¨¢ sustituido por una nueva sede. El del cuartel general no es el ¨²nico cambio que deber¨¢ afrontar la organizaci¨®n en los pr¨®ximos meses. El fin de la misi¨®n en Afganist¨¢n, la mayor desplegada nunca por la OTAN, la vuelta de Rusia como adversario y nuevas amenazas como el yihadismo obligan a redefinir el papel de esta organizaci¨®n para el siglo XXI.
La seguridad es la principal se?a de identidad en el mastod¨®ntico complejo de la OTAN, con reglas cercanas a lo novelesco: las reuniones de los altos mandos pol¨ªticos y militares de la organizaci¨®n se celebran en una planta noble del edificio, en salas sin luz natural ni m¨®viles (ni siquiera apagados) para preservar al m¨¢ximo la confidencialidad de las conversaciones. Y al final del d¨ªa nadie puede dejar papeles sobre la mesa; deben quedar guardados bajo llave. Pero m¨¢s all¨¢ de mantener el sigilo, la organizaci¨®n deber¨¢ idear nuevos m¨¦todos para vencer en los nuevos conflictos, alejados de las guerras cl¨¢sicas para las que se prepar¨® la OTAN.
Barack Obama pedir¨¢ a sus aliados apoyo a los bombardeos sobre Irak, un avispero en el que la OTAN recela intervenir
Uno de esos retos que la organizaci¨®n se resiste a aceptar es la convulsi¨®n en Oriente Pr¨®ximo, con el yihadismo como la mayor amenaza tanto para la regi¨®n como para Occidente. Los jefes de Estado o de Gobierno de los 28 pa¨ªses aliados deber¨¢n tratar los problemas de Irak, Siria y Libia en una cena el pr¨®ximo 4 de septiembre, primera jornada de la cumbre que celebrar¨¢ la Alianza Atl¨¢ntica en Cardiff (Gales). En ese encuentro, el presidente estadounidense, Barack Obama, se dispone a pedir apoyo ¡ªpol¨ªtico y puede que m¨¢s pr¨¢ctico¡ª a los bombardeos sobre Irak, un avispero en el que la OTAN recela intervenir, seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas.
Los aliados dar¨¢n a Obama ese respaldo pol¨ªtico, aunque resulta poco probable que, m¨¢s all¨¢ de la colaboraci¨®n de alg¨²n socio, la Alianza Atl¨¢ntica se implique militarmente. La intervenci¨®n en Libia en 2011 ¡ªpa¨ªs ahora sumido en el caos¡ª ha dejado pocas ganas de volver a aproximarse a la zona, una actitud evidente desde el inicio de la guerra en Siria, donde la organizaci¨®n rehus¨® involucrarse.
M¨¢s inter¨¦s tendr¨¢n los aliados en hablar de la confrontaci¨®n con Rusia. Aunque esta crisis represente una vuelta a los or¨ªgenes de la organizaci¨®n, fundada en 1949 para proteger a Occidente del entonces bloque comunista, la pugna por Ucrania tambi¨¦n fuerza a renovar las estrategias. ¡°Ya no va a haber guerras cl¨¢sicas, con columnas de tanques que van de una ciudad a otra. Son guerras h¨ªbridas, que incluyen ciberataques, grupos insurgentes con estructura militar, pero que no son ej¨¦rcitos¡ En Ucrania resulta evidente que hay una guerra de propaganda¡±, argumenta una fuente aliada. Para todos esos retos, que la organizaci¨®n abordar¨¢ la pr¨®xima semana en Cardiff, los recursos de los presupuestos militares son menguantes, una carencia que estar¨¢ tambi¨¦n presente en esas discusiones.
Tras muchos a?os centrada en misiones ajenas a sus fronteras (Kosovo, Afganist¨¢n, Libia...), la pugna con Rusia ha reavivado a un ¨®rgano cuyo papel genera dudas una vez acabada la Guerra Fr¨ªa. Pero sus miembros son conscientes de que Mosc¨² no es la ¨²nica ¡ªni probablemente la mayor¡ª amenaza para la seguridad global. ¡°Hoy tenemos un entorno de amenaza m¨²ltiple. Es ilusorio pensar que resolviendo un problema se resuelven los dem¨¢s. Tenemos que equilibrar nuestros esfuerzos, desarrollar m¨¢s la solidaridad entre los miembros. En el pasado los europeos sol¨ªan mirar hacia Estados Unidos para ver qu¨¦ pasos daba. Pero la crisis de Ucrania ha sido una llamada de atenci¨®n para Europa. Tenemos que desarrollar un mayor sentido de disuasi¨®n, no tanto el llamado poder blando que se ha ejercido hasta ahora¡±, expone Jamie Shea, uno de los asesores del secretario general de la OTAN para los desaf¨ªos de seguridad.
La relevancia de Ucrania en la cumbre del 4 y 5 de septiembre quedar¨¢ reflejada en el invitado de excepci¨®n que tendr¨¢n los jefes de Estado y de Gobierno: el presidente ucranio, Petr¨® Poroshenko. Los l¨ªderes le ofrecer¨¢n una mayor cooperaci¨®n financiera y de asesoramiento para sus fuerzas armadas, sin vulnerar el compromiso de no suministrar armas a ese pa¨ªs.
Ese acercamiento a Kiev va parejo al alejamiento de Mosc¨². Uno de los asuntos principales que tendr¨¢n que decidir los mandatarios aliados ser¨¢ la relaci¨®n que quieren tener a partir de ahora con Rusia. Tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, la OTAN desarroll¨® una pol¨ªtica de acercamiento a Mosc¨², que en 1997 se convirti¨® en socio clave de la organizaci¨®n, con estatus especial. La frustraci¨®n de quienes han visto evaporarse todo este trabajo con la crisis ucrania resulta evidente. ¡°Nos hemos esforzado tanto en atraerlos hacia nuestra visi¨®n del mundo y hab¨ªamos avanzado tanto¡, todo se ha ido ahora por la ventana. Ten¨ªamos una relaci¨®n ¨²nica con Rusia que nunca m¨¢s recuperaremos¡±, lamenta una fuente de la OTAN implicada en la cooperaci¨®n con Mosc¨².
Ten¨ªamos una relaci¨®n ¨²nica con Rusia que nunca m¨¢s recuperaremos¡±, lamenta un miembro de la OTAN
Aunque es muy improbable que los Estados aliados decidan en Cardiff suspender el consejo bilateral que mantienen con Rusia, la organizaci¨®n admite que ese di¨¢logo es ahora inexistente. ¡°Estos d¨ªas se dice que todas las decisiones est¨¢n ya tomadas excepto las relativas a Rusia, lo que indica que es el asunto m¨¢s candente de la cumbre. Habr¨¢ que encontrar un equilibrio para condenar duramente la actitud rusa sin romper las relaciones institucionales¡±, sugiere Claudia Major, investigadora del Instituto Alem¨¢n para Asuntos Internacionales y de Seguridad (SWP por sus siglas en alem¨¢n).
Lo que s¨ª prosperar¨¢ ser¨¢ el refuerzo de la presencia atl¨¢ntica en el Este de Europa, una idea controvertida porque bordea los acuerdos firmados con Rusia en 1997, que exclu¨ªan las bases permanentes en los antiguos pa¨ªses comunistas. Para incrementar el peso sin violar esos compromisos, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, ha sugerido esta semana a varios diarios, entre ellos a EL PA?S, el establecimiento de tropas semipermanentes ¡ªes decir, despliegues rotatorios para realizar maniobras¡ª que den mayor seguridad al flanco oriental. Algunos de los pa¨ªses que sufrieron la dominaci¨®n de Mosc¨² sienten ahora su amenaza tras el apoyo que el presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, ha prestado a la rebeli¨®n en las regiones rus¨®fonas de Ucrania.
Con todos estos desaf¨ªos sobre la mesa, los dirigentes de la Alianza Atl¨¢ntica son conscientes de que mantener la credibilidad de la organizaci¨®n requiere invertir en defensa. La mayor¨ªa de miembros de la OTAN nunca han cumplido el compromiso de destinar el 2% del producto interior bruto (PIB) a gastos militares, una meta que se ha alejado a¨²n m¨¢s con la crisis econ¨®mica. Solo Estados Unidos, que duplica ese objetivo, Reino Unido, Grecia y Estonia superan el nivel. La cumbre intentar¨¢ fijar metas y ligarlas al crecimiento econ¨®mico de cada pa¨ªs, aunque ser¨¢ dif¨ªcil que los pa¨ªses asuman compromisos estrictos en tiempos de austeridad. M¨¢s all¨¢ de la cuant¨ªa de la inversi¨®n, los expertos de la Alianza piden un gasto de calidad: que al menos el 20% se destine a equipos y tecnolog¨ªa, frente a salarios y pensiones. Solo Francia, Estados Unidos, Reino Unido y Turqu¨ªa superan esa meta.
¡°La OTAN es como un seguro de vida: ojal¨¢ nunca haya que utilizarlo, pero hay que tenerlo. Su sentido es la disuasi¨®n. El problema es que ha perdido mucha credibilidad por la ca¨ªda en las inversiones militares. Esta discusi¨®n es fundamental. Y si no se pacta llegar al 2% de gasto, al menos se deber¨ªa acordar que no bajara del 1%¡±, sugiere Borja Lasheras, del European Council on Foreign Relations, una casa de an¨¢lisis europea. Ian Anthony, director del instituto de estudios para la paz Sipri, con sede en Estocolmo, se muestra a¨²n m¨¢s esc¨¦ptico: ¡°Ese objetivo lo han se?alado muchas veces y nunca lo han cumplido. En la pr¨¢ctica, ser¨ªa m¨¢s cre¨ªble que decidieran al menos no recortar m¨¢s el presupuesto de defensa¡±.
Los datos son inequ¨ªvocos. Aunque Estados Unidos en solitario tiene menos riqueza que los otros 27 miembros de la Alianza juntos, su gasto en defensa representa el 73% del total. Y de la inversi¨®n de esos 27 Estados, la mitad la aportan apenas tres pa¨ªses: Francia, Alemania y Reino Unido. Washington cree que ha llegado el momento de acabar con esa supremac¨ªa estadounidense y presiona fuertemente para que otros Estados asuman su responsabilidad.
El elemento que m¨¢s claramente marcar¨¢ el cambio de era en la OTAN ser¨¢ el fin de la misi¨®n de Afganist¨¢n, que culmina en diciembre de este a?o, sin que est¨¦ claro a¨²n el contingente de la Alianza que permanecer¨¢ en ese pa¨ªs para garantizar una transici¨®n armoniosa hacia un nuevo mando militar, enteramente afgano. La intenci¨®n es mantener una misi¨®n de dos a?os, pero todo debe pactarse con los nuevos gobernantes afganos, a¨²n por designar tras las elecciones presidenciales del pasado junio.
La gran operaci¨®n de combate en Afganist¨¢n, un contingente de 44.000 soldados desplegados por 48 pa¨ªses, quedar¨¢ como principal legado de Rasmussen, que dirige la organizaci¨®n desde 2009 y dar¨¢ el relevo al noruego Jens Stoltenberg en octubre. Con la cita de Cardiff, su ¨²ltima cumbre, Rasmussen cerrar¨¢ un ciclo que comenz¨® con un discurso de acercamiento a Putin y termina con palabras gruesas hacia un dirigente que, en su opini¨®n, ¡°ha dejado de considerar a la OTAN un aliado¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.