Un peligroso secuestrador preso escapa de un hospital en M¨¦xico
El preso, que aprovech¨® una visita al hospital para huir, llevaba en prisi¨®n dos a?os y estaba condenado a m¨¢s de 200
Jos¨¦ Luis ?ngeles Bernal, un preso condenado a m¨¢s de doscientos a?os de prisi¨®n por su participaci¨®n en una banda de secuestradores de la Ciudad de M¨¦xico, escap¨® hace dos semanas de un hospital en el que estaba siendo sometido a una di¨¢lisis. El T¨ªo o El Col¨ªn, como tambi¨¦n le llaman, aprovech¨® que uno de los polic¨ªas que lo custodiaban se qued¨® dormido y el otro fue al ba?o para darse a la fuga. En un pa¨ªs con uno de los ¨ªndices de secuestros m¨¢s altos del mundo, la evasi¨®n un tanto caricaturesca de un peligroso criminal ha generado una gran pol¨¦mica.
Por el momento, a falta de que atrapen de nuevo al T¨ªo, preso desde 2010, los dos polic¨ªas que le custodiaban han sido detenidos. Las autoridades investigan si estos fueron comprados, incluso si hay personal del hospital que lo ayud¨® a escapar. La Comisi¨®n de Derechos Humanos del DF inici¨® una queja formal por el caso. Alejandro Mart¨ª, un empresario mexicano que sufri¨® el secuestro y asesinato de un hijo, se ha propuesto que nadie olvide que ?ngeles sigue suelto. ¡°Han pasado ya dos semanas desde la fuga de reo (secuestrador) del hospital en el DF¡ dieron formal prisi¨®n a custudios pero ?d¨®nde est¨¢ el Col¨ªn?¡±, tuite¨® Mart¨ª, uno de los personajes p¨²blicos m¨¢s concienciados en la lucha contra los secuestros. Es el delito que m¨¢s eco tiene en la sociedad porque afecta, principalmente, a la clase media y alta mexicana.
M¨¦xico ocup¨® en 2013 el primer lugar en secuestros a nivel mundial por delante de la India y Nigeria, seg¨²n el Observatorio Nacional Ciudadano (ONC). En los cuatro primeros meses de este a?o se han contabilizado 683 raptos, un n¨²mero que podr¨ªa ser mucho mayor porque los expertos consideran que el 90% de las v¨ªctimas no denuncian. Lo curioso es que ¨²ltimamente afecta a todas las clases sociales. Cada vez se conocen m¨¢s historias de obreros o taxistas que son retenidos durante unas horas y liberados por 30 d¨®lares. El secuestro se mezcla y se confunde con la extorsi¨®n. En Valle de Bravo, una comunidad boscosa a una hora y media de la Ciudad de M¨¦xico, han sido varios los senderistas a los que no los dejaban ir, a punto de pistola, hasta que uno de ellos fuera al pueblo a sacar dinero del cajero. La alarma que se gener¨® en esta zona tur¨ªstica de hasta ahora buena reputaci¨®n hizo que el Gobierno mandara all¨ª 500 polic¨ªas la semana pasada.
En los bajos fondos mexicanos todo el mundo tiene un mote. La banda a la que pertenec¨ªa ?ngeles Bernal la lideraba El Gigio. El sur del DF era su radio de acci¨®n. El Pecas se ocupaba de buscar a las v¨ªctimas, memorizar sus rutinas y preparar d¨®nde y cu¨¢ndo se iba a llevar a cabo el secuestro. El Caracol era el carcelero de las v¨ªctimas. La Gorda se ocupaba de mediar con la familia. El T¨ªo negociaba el precio. El Gigio, como buen jefe, era el que cobraba el rescate.
La mayor¨ªa de sus integrantes fueron detenidos en hace cuatro a?os. La polic¨ªa los consideraba una verdadera organizaci¨®n criminal dedicada ¨ªntegramente al secuestro y responsable de la mayor¨ªa de plagios que se hab¨ªan dado en esas fechas en la ciudad, lo que es decir mucho. Todos ellos cumplen condenas que, de facto, significan una cadena perpetua. El Col¨ªn, quien admiti¨® haber participado en siete secuestros, acud¨ªa regularmente al hospital desde hace un a?o debido a la afecci¨®n renal que padece. Los investigadores creen que tuvo que recibir ayuda de alguien para escapar, ya que no se encontraba en condiciones de hacerlo por s¨ª solo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.