El islam en Am¨¦rica
La poblaci¨®n musulmana en la regi¨®n no ha ofrecido ninguna evidencia que permita saber c¨®mo operan los yihadistas
La actualidad no se puede conjugar en tiempo pasado. Las situaciones de las que somos testigos hoy hay que describirlas con la frialdad con la que suceden, por m¨¢s dram¨¢ticas e inexorables que parezcan.
Estamos asistiendo al germen de un horror colectivo producido por la diab¨®licamente inteligente estrategia del Estado Isl¨¢mico. Sus ejecuciones -que, debido a la era de las comunicaciones se ven en todo el mundo- nos llevan de manera inevitable a volver los ojos hacia la realidad de la comunidad de ascendencia ¨¢rabe y musulmana en Am¨¦rica Latina.
En 2010, m¨¢s de 20 millones de personas originarias de Oriente Pr¨®ximo viv¨ªan en pa¨ªses latinoamericanos. En Brasil hab¨ªa 10 millones, de los cuales 8 eran de origen liban¨¦s, casi el doble de la poblaci¨®n de L¨ªbano que ascend¨ªa a poco m¨¢s de cuatro millones.
Tres pa¨ªses han nutrido las comunidades ¨¢rabes en la Am¨¦rica que no habla ingl¨¦s: L¨ªbano, Siria y Palestina. Los tres resumen los conflictos m¨¢s dram¨¢ticos que se dan no s¨®lo entre ¨¢rabes y jud¨ªos sino tambi¨¦n entre ¨¢rabes y ¨¢rabes. A la vez, son los tres territorios por donde atraviesa el ¨²nico camino posible para lograr la paz interna en el mundo isl¨¢mico.
Tras el 11 de septiembre de 2001, los estadounidenses parecieron olvidar que los terroristas hab¨ªan entrado de manera legal en su pa¨ªs. Su memoria borr¨® que quienes volaron las Torres Gemelas gastaron miles de d¨®lares en aprender a desviar el rumbo de un avi¨®n para estrellarlo contra el coraz¨®n del orgullo estadounidense.
Las Torres se derrumbaron y la historia del mundo cambi¨®. Resulta inexplicable que, en vez de un mea culpa por la ineficacia del aparato de seguridad estadounidense, una de las reacciones m¨¢s virulentas fuera cerrar todas las fronteras. Especialmente las de M¨¦xico y Canad¨¢, como si la destrucci¨®n hubiera partido del cruce clandestino de las fronteras geogr¨¢ficas, no de las ideol¨®gicas.
Con o sin raz¨®n, se comenz¨® a investigar la bit¨¢cora de llegadas a los aeropuertos fronterizos de supuestos terroristas ¨¢rabes que presuntamente intentar¨ªan entrar en Estados Unidos desde los pa¨ªses vecinos.
La poblaci¨®n de origen ¨¢rabe o de fe musulmana en Latinoam¨¦rica no ha ofrecido ninguna evidencia que permita saber c¨®mo operan en la regi¨®n los yihadistas, que cuentan en sus filas con m¨¢s de 2.000 extranjeros, en su mayor¨ªa brit¨¢nicos, franceses, alemanes y espa?oles.
Esta comunidad no ha dejado de crecer en los ¨²ltimos a?os. Por ejemplo, en Argentina hab¨ªa en 2004 unas 700.000 personas de ascendencia ¨¢rabe, ahora la cifra asciende a m¨¢s de 3.5 millones, o en Venezuela donde han pasado de 90.000 a m¨¢s de 600.000.
Durante a?os el Ir¨¢n de los ayatol¨¢s ha sido el principal sospechoso del terrorismo isl¨¢mico, financiando y apoyando al grupo liban¨¦s Hezbol¨¢. Ahora la teocracia chi¨ª, ante la brutalidad del yihadismo de matriz sun¨ª del Estado Isl¨¢mico, aparece como un factor de estabilidad.
En este contexto hay preguntas inquietantes que responder: ?Cu¨¢ntos mexicanos, brasile?os, centroamericanos est¨¢n en el proceso de captaci¨®n de los yihadistas??Por qu¨¦ Latinoam¨¦rica carece de los mecanismos de defensa predictiva que le permita saber cu¨¢ntos hispanos pueden integrar ese yihadismo que est¨¢ alterando todas nuestras certidumbres?
No es ya de recibo seguir satanizando sin pruebas a ciudadanos latinoamericanos por el 11-S, pese a la estramb¨®tica relaci¨®n que estableci¨® el desaparecido Hugo Ch¨¢vez con el tambi¨¦n pol¨ªticamente desaparecido Ahmadineyad. De hecho el vuelo entre Teher¨¢n y Caracas a¨²n se mantiene con una periodicidad regular aunque no se sepa a qu¨¦ se dedican sus pasajeros.
El atentado con coche bomba contra la Asociaci¨®n Mutual Israelita Argentina (AMIA) en 1994 en Buenos Aires -del que la justicia argentina culpa al r¨¦gimen iran¨ª- fue la primera alerta del terrorismo isl¨¢mico en el continente. Un territorio ideal, dado su profundo desajuste social y la violencia criminal del narcotr¨¢fico para empezar una campa?a de reclutamiento de yihadistas.
Por ello, inquieta pensar en las consecuencias que podr¨ªa acarrear el aumento de una comunidad isl¨¢mica radical en una zona dominada y entrenada por sicarios. El terrorismo es una de las mayores preocupaciones mundiales, pero el cierre de fronteras, sin el acompa?amiento de un programa de vigilancia y desarrollo regional, no lograr¨¢ evitar el peligro.
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