¡°El perd¨®n es el pilar de la paz¡±

Constanza Turbay, v¨ªctima de la guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), viaj¨® a La Habana en el primer grupo de afectados para participar en el di¨¢logo de paz entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla. Turbay se vio cara a cara con los verdugos de su familia.

Son 60 las v¨ªctimas del conflicto armado en Colombia que participar¨¢n directamente en las negociaciones. Y Constanza Turbay, de 57 a?os, que perdi¨® a su madre y dos hermanos que eran pol¨ªticos liberales a manos de esa guerrilla entre 1997 y 2000, fue una de las primeras seleccionadas para viajar a Cuba. Aterriz¨® en la isla el pasado 16 de agosto y tras el encuentro con las FARC cont¨® que el jefe negociador de esa guerrilla, Iv¨¢n M¨¢rquez, le pidi¨® perd¨®n por lo ocurrido. ¡°Fue un perd¨®n de coraz¨®n¡±, asegur¨®. Turbay vive exiliada en Europa, y seg¨²n cont¨® a este diario, espera que la guerrilla revele la verdad detr¨¢s de la tragedia.

Pregunta. ?Qu¨¦ signific¨® para usted ser elegida entre miles de v¨ªctimas para participar de los di¨¢logos de paz?

Respuesta. Fue el reconocimiento de que, lamentablemente, se recuerda no s¨®lo mi tragedia, sino la del departamento del Caquet¨¢. Adem¨¢s de los m¨ªos, fue la muerte de decenas de l¨ªderes de nuestro grupo pol¨ªtico. Hechos evidentes de la degradaci¨®n del conflicto colombiano que requieren la inminente necesidad de un pare y la visualizaci¨®n del Caquet¨¢ como un departamento fundamental en la consecuci¨®n de la paz con las FARC.

P. ?C¨®mo fue verse cara a cara con quienes le causaron tanto dolor?

R. El encuentro en La Habana tiene un gran significado en mi vida. Desde que asesinaron a mi familia, siempre me pregunt¨¦ lo qu¨¦ hab¨ªa realmente detr¨¢s. A mi hermano Rodrigo lo secuestraron acus¨¢ndolo del robo de unos contratos que no hab¨ªan sido adjudicados. Pasamos casi dos a?os desvirtuando una a una las perversas calumnias. Posteriormente, siendo mi hermano Diego presidente de la Comisi¨®n de Paz del Congreso, lo asesinaron con mi madre y sus cinco acompa?antes, tild¨¢ndolos de paramilitares sin serlo. Sus nombres no han aparecido, ni aparecer¨¢n jam¨¢s en ninguna de las investigaciones judiciales que se adelantan por paramilitarismo en Colombia. Siempre me pregunt¨¦ qui¨¦n o qui¨¦nes fueron los art¨ªfices, qui¨¦n se beneficiaba de tan monstruosa invenci¨®n.

El encuentro en La Habana tiene un gran significado en mi vida

P. Usted ha contado que, Iv¨¢n M¨¢rquez, el n¨²mero dos de las FARC, le pidi¨® perd¨®n por los asesinatos de su familia. ?Qu¨¦ espera suceda despu¨¦s de ese perd¨®n?

R. Que se termine de revelar la verdad completa, empezando por las personas que est¨¢n incriminadas en el exterminio de mi familia. Colombia merece saberlo.

P. Ahora que ya han pasado varios d¨ªas tras el encuentro en La Habana, ?cu¨¢l es su reflexi¨®n?

R. Que el perd¨®n es el pilar fundamental y determinante de la paz. De esa paz que constantemente he anhelado desde el secuestro de mi hermano Rodrigo y que de haberla obtenido hace 17 a?os, toda mi familia estuviera viva.

P. ?Por qu¨¦ es importante que todas las v¨ªctimas, sin importar su victimario, participen directamente del proceso de paz?

R. Si buscamos una paz s¨®lida y bien consolidada, todas las v¨ªctimas sin exclusi¨®n deben ser parte de la soluci¨®n del conflicto y deben tener acceso a los beneficios que plantea el proceso. Ojal¨¢ que el dolor del pasado no opaque la esperanza de paz.

En Colombia a¨²n hay mucha incomprensi¨®n del proceso mismo

P. ?Por qu¨¦ tom¨® la decisi¨®n de escribir una carta dirigida a todo el pa¨ªs donde dice que le parece injusto que se interprete que fue a La Habana a entregar su dolor ¡°a cambio de un saludo¡±?

R. Porque en Colombia a¨²n hay mucha incomprensi¨®n del proceso mismo y del papel que deben tener las v¨ªctimas en el esclarecimiento de los hechos y de la reconciliaci¨®n. Se cuestionaba el desempe?o de las v¨ªctimas en La Habana y el de esos ap¨®stoles de la paz como son Monse?or [Luis Augusto] Castro, el delegado de Naciones Unidas (Fabrizio Hochschild) y el delegado de la academia (Alejo Vargas). Alguna de las v¨ªctimas que estuvo presente ten¨ªa que asumir el rol de testimoniar lo que vivi¨® y aclararle al pa¨ªs.

P. ?C¨®mo creerle a las FARC sobre esa solicitud de perd¨®n, cuando luego descalifican a v¨ªctimas como Clara Rojas que estuvo secuestrada por seis a?os?

R. Un proceso de paz se construye con actitudes y palabras de paz. Necesitamos encontrar todo lo que nos une y desechar lo que nos divide. Las FARC ya aclar¨® su posici¨®n frente a Clara Rojas y ella merece y debe ser tenida en cuenta.