Espejismo democr¨¢tico
El refer¨¦ndum, elogiado por los sectores soberanistas, est¨¢ plagado de deficiencias
Los nacionalistas de Euskadi y Catalu?a no paran de elogiar el ¡°modelo democr¨¢tico¡± del refer¨¦ndum escoc¨¦s, ¡°dialogado y pactado¡±. Pero el acuerdo alcanzado en 2012 para permitir la consulta no se debe interpretar como un ejercicio ejemplar de democracia sin m¨¢s. Caer en la idealizaci¨®n del proceso y no aprender de sus deficiencias, adem¨¢s de sus aciertos, ser¨ªa un grave error.
La primera equivocaci¨®n fue dejar fuera del debate la opci¨®n que en principio quer¨ªan la mayor¨ªa de los escoceses. Desde la creaci¨®n del actual Parlamento escoc¨¦s a finales de los noventa, las encuestas hab¨ªan mostrado que alrededor del 50% de los ciudadanos de Escocia quer¨ªan quedarse en Reino Unido, pero con mayores poderes, frente a un 30% favorable a la independencia y un porcentaje a¨²n menor partidario del statu quo. El l¨ªder escoc¨¦s Alex Salmond propuso incluir una segunda pregunta en el refer¨¦ndum: conseguir m¨¢s competencias, si no sal¨ªa adelante la primera pregunta sobre la independencia (su verdadera meta). Pero el primer ministro brit¨¢nico, David Cameron, quiso una sola pregunta, con lo que se ignor¨® la opci¨®n que apoyaba la mayor¨ªa. Los partidos brit¨¢nicos dieron por hecho que el debate sobre la posibilidad de transferir m¨¢s poderes a Escocia se abordar¨ªa tras la votaci¨®n. Pero a falta de garant¨ªas para su realizaci¨®n, no sorprende que muchos votantes indecisos acaben inclin¨¢ndose por la independencia al sentir que no se ha dado una respuesta clara a sus deseos de mayor autonom¨ªa.
Westminster tambi¨¦n se equivoc¨® al priorizar durante demasiado tiempo una estrategia alarmista centrada en los grandes problemas a los que podr¨ªa enfrentarse una Escocia independiente en vez de una visi¨®n positiva de una Escocia m¨¢s fuerte dentro de Reino Unido. Sin embargo, tampoco ha sido ejemplar ni mucho menos el comportamiento de Alex Salmond y su partido, cuyos m¨¦todos han rozado la manipulaci¨®n en varios casos.
Si gana el s¨ª, no se podr¨¢ concluir que refleje una decisi¨®n de los escoceses sobre el futuro de su pa¨ªs, sino un voto de protesta contra el Gobierno brit¨¢nico?
Fij¨¦monos en la cuesti¨®n altamente conflictiva de la moneda. Salmond ha insistido en que una Escocia independiente tendr¨ªa derecho a seguir usando la libra esterlina estableciendo una uni¨®n puramente monetaria con Reino Unido, a pesar del rechazo tajante de Westminster por no querer asumir los riesgos de una uni¨®n monetaria sin uni¨®n pol¨ªtica (en coherencia con su postura sobre el euro). Salmond ha amenazado con no pagar su parte de la deuda brit¨¢nica si Escocia acaba fuera de la libra.
En este y otros asuntos conflictivos ¡ªcomo el de si Escocia seguir¨ªa perteneciendo a la UE y a la OTAN¡ª puede ser (o no) que los dirigentes de Westminster y de las organizaciones internacionales relevantes acaben suavizando sus posturas en ciertos aspectos en el caso de que gane el s¨ª. Pero esto no cambia la inadecuada actitud altanera de Salmond y su equipo al presumir de que sus propuestas son las ¨²nicas certeras. No todo puede ser decidido por la ¡°voluntad soberana¡± de Escocia cuando tiene implicaciones para otros pa¨ªses.
En otros ¨¢mbitos donde no existe tal incertidumbre pol¨ªtica y jur¨ªdica hay ejemplos m¨¢s flagrantes de tergiversaci¨®n de los hechos. Una de las medidas del Gobierno brit¨¢nico que ha sido muy criticada es la progresiva privatizaci¨®n de la sanidad p¨²blica. Salmond ha ganado apoyos sosteniendo que la independencia garantizar¨¢ que tales privatizaciones no acaben reduciendo la financiaci¨®n de la sanidad p¨²blica en Escocia a pesar de que la sanidad, en su faceta de gesti¨®n, ya es competencia del Gobierno escoc¨¦s, que tambi¨¦n ha privatizado lo que le ha parecido oportuno.
Lo ¨²nico que se ha pactado es la celebraci¨®n del refer¨¦ndum, pero no c¨®mo se separar¨ªa Escocia de Reino Unido. Este aspecto ha quedado postergado hasta despu¨¦s del refer¨¦ndum, caso de que ganara el s¨ª. Los ciudadanos tendr¨¢n que votar sin respuestas claras a sus preguntas elementales sobre, por ejemplo, qu¨¦ pasar¨ªa con las pensiones. No bastan las promesas sin fondo de Salmond de que habr¨¢ dinero para todo. El debate pol¨ªtico por parte de ambos lados ha sido muy pobre por basarse en hip¨®tesis y ret¨®rica pol¨ªtica m¨¢s que en datos concretos.
As¨ª el refer¨¦ndum que se elogia desde fuera como un ejercicio ejemplar de la democracia ha ido degenerando en un espejismo distorsionado del mismo por culpa de las decisiones y del comportamiento de los pol¨ªticos. Si al final gana el s¨ª, no se podr¨¢ concluir que refleje claramente una decisi¨®n de los escoceses sobre el futuro de su pa¨ªs a medio y largo plazo, sino que adem¨¢s habr¨¢ supuesto un voto de protesta contra el Gobierno brit¨¢nico y sus actuaciones para afrontar la crisis. Un voto azuzado, por supuesto, por Salmond, quien tiene la ventaja de no haber tenido que demostrar c¨®mo habr¨ªa sacado de tal crisis a una Escocia independiente.
Caroline Gray, polit¨®loga escocesa de la Universidad de Liverpool. Actualmente es investigadora visitante en la Universidad del Pa¨ªs Vasco.?
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