El escrutinio desde un pub escoc¨¦s: pintas y banderas en tierra de nadie
Cientos de personas alargan la noche del jueves en los bares atentos a los resultados
¡°Lo siento, esto est¨¢ completo¡±, aseguraba la sobreactuada portera del Phoenix Pub la noche de este jueves. Y ten¨ªa raz¨®n. El ambiente que se ve¨ªa a trav¨¦s de las ventanas empa?adas del local de la calle de Broughton era, cuando menos, agobiante. La gente api?ada trataba de llegar a la barra y, al fondo, los comentaristas en directo de la televisi¨®n escocesa iban exprimiendo los datos del recuento que llegaban con cuentagotas en una gran pantalla con subt¨ªtulos. Los primeros datos -una encuesta realizada por la consultora YouGov a trav¨¦s de Internet a tres mil votantes, la primera realizada despu¨¦s de cierre de las urnas- situaron al no ocho puntos por delante del s¨ª, una ventaja algo mayor a la de la media de las ¨²ltimas encuestas. Pero eso no parec¨ªa importar a la abrumadora mayor¨ªa de s¨ªes que decidi¨® amenizar la espera del recuento con pintas de cerveza.
Era m¨¢s de la medianoche, hac¨ªa ya m¨¢s de dos horas que los colegios electorales hab¨ªan cerrado. Y el Phoenix Pub y otros siete locales de Edimburgo fueron autorizados a servir bebidas hasta las tres de la madrugada. Entre ellos, tambi¨¦n el teatro Taverse, que program¨® para la pasada noche la obra Yes/No plays, escrita por el dramaturgo escoc¨¦s David Grieg a partir de conversaciones entre amigos con diferentes visiones pol¨ªticas.
El ambiente en la calle de Broughton fue como la celebraci¨®n despu¨¦s de una final de f¨²tbol. Con la peculiaridad de que a¨²n no se sab¨ªa qui¨¦n hab¨ªa ganado. Grupos de j¨®venes ondeaban banderas gigantes, y saltaban y gritaban cuando alg¨²n coche que exhib¨ªa los mismos colores pasaba tocando el claxon. Otros soplaban vuvuzelas o reinventaban la letra del Yellow submarine con versos que la creciente carga et¨ªlica de los cantantes hac¨ªa incomprensibles. Una patrulla de la polic¨ªa pasaba para controlar la situaci¨®n. El espect¨¢culo era escrutado por pacientes equipos de televisiones de medio mundo que compart¨ªan pizzas para llevar y miraban al cielo deseando que las cuatro gotas que empezaban a caer no se convirtiera en lluvia.
¡°La campa?a del no solo ha querido asustar¡±, explicaba Michael, mientras tomaba unas latas de cerveza con sus amigos en la acera. ¡°Si gana el s¨ª, Escocia va a florecer. Cr¨¦ame, amigo, va a florecer. Dicen que nos pasar¨¢ como a Irlanda, pero Irlanda no tiene petr¨®leo. ?Sabe qui¨¦n tiene petr¨®leo? Noruega. Y tiene la misma poblaci¨®n que nosotros¡±. Mientras tanto, en la pantalla del pub, el recuento en la peque?a regi¨®n de Clackmannanshire arrojaba un 54% de noes.
Hab¨ªa una noche larga por delante. Los escoceses ya hab¨ªan decidido si quer¨ªan seguir en Reino Unido o separarse. Pero durante esas horas que faltaban hasta el recuento definitivo, las pintas se tomaron en tierra de nadie.
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