En busca de los invisibles de Brasil
El plan social estrella del pa¨ªs, el Bolsa Familia, ha sido clave en la reducci¨®n del hambre El reto desde hace tres a?os es llegar a los que no reciben nada
En la puerta de una de las casas de arcilla de la zona rural de Alto Alegre do Pindar¨¦, un municipio al oeste del pobre Estado de Maranh?o, al norte de Brasil, Lucas, de tres a?os, juega con el cad¨¢ver de un p¨¢jaro junto a sus hermanas Ludmila, de seis, y Bruna, de cinco. Su madre, Maria Eliane da Silva, de 22, cuida del hijo m¨¢s peque?o, de ocho meses, dentro de casa. El padre, Antonilson dos Santos, hace distintos trabajos informales y cobra, cuando tiene uno, una media de 30 reales (12 d¨®lares) al d¨ªa. En los buenos meses, paga los 50 reales (21 d¨®lares) de alquiler de la casa de tres habitaciones y compra comida para los hijos. En los malos, pasan d¨ªas comiendo una papa hecha de harina y agua.
Esta familia nunca ha tenido una fuente de renta mensual segura ni pod¨ªa acceder al Bolsa Familia, el principal programa social del Gobierno de Brasil que destina dinero a quienes sufren pobreza o pobreza extrema. Les faltaban hasta los documentos de identidad, necesarios para inscribirse. Eran invisibles para la Administraci¨®n, que ha lanzado un plan nacional, el B¨²squeda Activa, para hallar a los pobres del pa¨ªs que no reciben ning¨²n subsidio.
El programa Bolsa Familia fue creado durante el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1995-2002) e impulsado sobre todo durante el Gobierno de Luiz In¨¢cio Lula da Silva (2003-2010). Hoy en d¨ªa, 13,9 millones de familias reciben la ayuda. Eso supone llegar a cerca de un cuarto de la poblaci¨®n total de Brasil, de unos 200 millones de personas. La Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura (FAO), en un informe publicado la semana pasada, lo considera clave en la reducci¨®n del hambre en el pa¨ªs, que en los ¨²ltimos 20 a?os ha ca¨ªdo a la mitad. Todav¨ªa hay, no obstante, 3,4 millones de personas, el 1,7% de la poblaci¨®n, que pasan hambre. Por eso todos los candidatos a las presidenciales del 5 de octubre aseguran que van a mantenerlo, aunque propongan distintas formas de gestionarlo.
Pese a los logros del programa, el Bolsa Familia tiene detractores entre quienes argumentan que se trata de un instrumento electoral que hace que los ciudadanos dejen de trabajar.
Un equipo municipal del plan para buscar a los m¨¢s pobres se desplaza a Alto Alegre do Pindar¨¦. Durante dos d¨ªas, visitan a personas como Ant?nia Costa, de 31 a?os, que se prostituye para complementar su renta. Ven casos como el de Francilene Ara¨²jo, una joven de 14 a?os que acaba de casarse y nunca dej¨® el pueblo donde vive; y el de Sara de Jes¨²s, embarazada de cuatro meses y que pasa hambre junto a su hija de cuatro a?os. Ninguno de ellos busc¨® el subsidio porque viven lejos de la oficina donde se gestionan las ayudas, la Secretar¨ªa de Asistencia Social. Una vez identificados estos casos, el equipo municipal inscribe a esas familias, les explica c¨®mo funciona el programa y c¨®mo lograr los documentos exigidos.
En Alto Alegre do Pindar¨¦, que tiene cerca de 32.000 habitantes, seis de cada diez personas viven en la pobreza. De estas seis, cuatro de ellas forman parte de familias cuya renta per c¨¢pita no llega a los 70 reales (30 d¨®lares): est¨¢n en la pobreza extrema.
Las opciones de empleo son escasas. Solo hay una peque?a red de comercios en el centro o la opci¨®n de acceder a cargos en el Ayuntamiento. La mayor¨ªa trabaja en el campo o en el denominado ro?o da juquira, la limpieza de ¨¢reas taladas para la ganader¨ªa. La mitad de los que viven en Alto Alegre do Pindar¨¦ depende del Bolsa Familia. Se calcula, adem¨¢s, que esta ayuda social todav¨ªa no ha llegado al 25% de los ciudadanos que tienen derecho a recibirla.
El mes pasado, se inscribieron 44 familias de esa ciudad. Desde que el Gobierno puso en marcha el programa B¨²squeda Activa hace tres a?os, ha localizado a 1,35 millones de familias brasile?as que no recib¨ªan la ayuda, seg¨²n el Ministerio del Desarrollo Social y Combate al Hambre.
Quienes trabajan de cerca con los inscritos en el programa Bolsa Familia aseguran que nadie quiere que sus hijos tengan que recibir las ayudas en el futuro. De hecho, un total de 1,7 millones de familias lo han dejado de manera voluntaria, al declarar que ya no lo necesitaban. Adem¨¢s, m¨¢s de un mill¨®n han dejado de solicitarlo, aunque no hayan informado del motivo. Para Renato Meirelles, presidente del Data Popular, agencia especializada en informaci¨®n sobre la poblaci¨®n con pocos recursos, es falsa la idea de que la gente se acomode en el Bolsa Familia. ¡°Todo lo que quiere el ciudadano es tener un empleo con contrato¡±, sostiene.
Para crear oportunidades para quienes reciben la ayuda, el Gobierno empez¨® a ofrecer cursos t¨¦cnicos a trav¨¦s del Programa Nacional de Acceso a la Ense?anza T¨¦cnica y al Empleo (Pronatec). ¡°La respuesta fue muy positiva. Ten¨ªamos planeado garantizar un mill¨®n de plazas hasta diciembre de este a?o, pero ya tenemos 1,36 millones de inscritos en los cursos¡±, explica la ministra de Desarrollo Social, Tereza Campello. ¡°Muchos todav¨ªa creen que los pobres son pobres porque no trabajan. M¨¢s de la mitad de los que tienen el Bolsa Familia no trabajan porque tienen menos de 14 a?os. Y entre los adultos, el 75% trabaja. Hay personas que est¨¢n empleadas y complementan su renta con el programa, pero eso no significa que son perezosas¡±, argumenta la ministra.
Los expertos coinciden en que este es el camino natural para continuar con la lucha contra la pobreza en Brasil, hasta el punto de que un d¨ªa la ayuda social desaparezca porque nadie m¨¢s la necesite. ¡°Pero como el Bolsa Familia ha sido un ¨¦xito, nadie tiene el coraje de quitarlo¡±, concluye Campello.
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