El paulistano que siempre dice no
?Por qu¨¦ los vecinos de S?o Paulo protestan contra ciclov¨ªas, metro y museos, elementos positivos en otras ciudades?
![Mar¨ªa Mart¨ªn](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F8acfdade-2657-47f2-94e8-d767e5d0f7bf.png?auth=2d0ef5e5d4e100fce5173f68e36da7e1792982305b830491857e0f6d56ee0649&width=100&height=100&smart=true)
![Ciclistas se manifiestan a favor de una ciclovia en S?o Paulo.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/72GPGGS4MNW5YQCETRJ4Y4LGIY.jpg?auth=8b2d597962b76e573f944421be94cfbdcf3abe594eca3cb5fe5a87474433db5d&width=414)
Ocurre en S?o Paulo un fen¨®meno intrigante. Cada cierto tiempo una recogida de firmas acaba teniendo tanta o m¨¢s repercusi¨®n que una iniciativa de Avaaz.org contra el cambio clim¨¢tico. Las peticiones, firmadas generalmente por vecinos adinerados, viajados y con estudios, no piden m¨¢s seguridad en las calles, ni salarios dignos para sus empleados, ni cortar el tr¨¢fico los fines de semana para poder pasear, ni tampoco el cierre de enormes centros comerciales que asfixian la vida del barrio. Lo que quieren es acabar con lo que cualquier vecino del mundo querr¨ªa: paradas de metro, carriles-bici, autobuses m¨¢s r¨¢pidos y, ahora, un museo.
Aducen estos vecinos que esas cosas atraen gente no tan viajada y con menos dinero, gente diferente, vendedores ambulantes y autobuses con ni?os. O casi peor: alejan de sus calzadas, restaurantes y boutiques al ciudadano exclusivo, como advert¨ªa a?os atr¨¢s una peluquera del barrio de Moema angustiada al ver su calle pintada de rojo: "??D¨®nde voy a colocar a mis clientas que son millonarias que van con sus coches importados?! ??Crees que van a venir en bicicleta?!".
Los vecinos de los barrios ricos se sienten inconformados, desprotegidos y protestan aparcando sus coches en la 'alfombra' roja destinada a las bicicletas, se desahogan en facebook contra los farofeiros -algo as¨ª como los domingueros- y se movilizan en busca de firmas. ?Qu¨¦ le pasa al paulistano?
"Este es un s¨ªntoma de la ¨¦lite. Estas regiones -Moema, Higien¨®polis, Jardim Europa- siempre han estado protegidas por la polic¨ªa. El hecho de que una nueva clase media, ahora con algo de dinero, tome la ciudad, para ellos significa inseguridad", mantiene Altair Moreira, del Instituto Polis, una ONG que aboga por ciudades sostenibles y m¨¢s democr¨¢ticas. ¡°Es un fen¨®meno nuevo e importante en Brasil, la poblaci¨®n de la periferia y de otros barrios no tan privilegiados est¨¢ asumiendo la ciudad como un todo, mientras genera ese incomodo en la ¨¦lite, que no est¨¢ acostumbrada a compartir su espacio".
Contra esa ¨¦lite se organiz¨® este s¨¢bado un "churrasco de gente diferenciada". Casi un centenar de personas se plant¨® en la calle de la anciana que lider¨® la recogida de firmas contra el supuesto caos que el Museo de Arte y Sonido (MIS) genera a los ilustres vecinos de Jardim Europa, un barrio con casas con m¨¢s estructura y personal que muchas urbanizaciones. Los diferenciados lanzaron harina de mandioca -un cl¨¢sico de los domingueros y los churrascos-, clamaron contra los prejuicios de los ricos y tocaron los timbales. Pero los ilustres promotores de la iniciativa estaba pasando el fin de semana fuera, as¨ª que solo oy¨® el jaleo el servicio encargado de cuidar del patrimonio durante la ausencia de los patronos.
"Brasil no ha desarrollado a¨²n esa noci¨®n de espacio p¨²blico. Perdura esa caracter¨ªstica de considerar que el espacio p¨²blico es un espacio privado. Las ciclovias, el MIS, el metro en Higienopolis dejan claro que hay una parte de la ¨¦lite de la sociedad que no quiere ver c¨®mo el espacio p¨²blico se transforma en algo de todos, afirma Emerson Ricardo Girardi, profesor de sociolog¨ªa de la elitista Fundaci¨®n Armando Alvares Penteado (FAAP).
Sirva de consuelo que no se trata de algo exclusivo de Brasil, ni de S?o Paulo, vecinos con rabia de las ciclovias los hay hasta en Nueva York. Lo demostraron en 2011 cuando la protesta de un grupo de vecinos lleg¨® al New York Times. Lo titularon: "Desarrollo verde? S¨ª pero no en mi patio". Eran progresistas y ecologistas, pero quer¨ªan acabar con una ciclovia. Ah¨ª sigue todav¨ªa.
"La ciudad se organiz¨® de una forma individualista y privativa, teniendo en mente la predominancia que se ha dado al autom¨®vil. Una parte de la sociedad se acostumbr¨® durante mucho tiempo a privilegios que no les correspond¨ªan. Es un problema para ellos porque les iguala socialmente. En esta cuesti¨®n, creo que la idea de distinci¨®n es central, hasta ahora se distingu¨ªan por vivir en un espacio determinado, privilegiado, que empieza a ser usado por todos. En esa ¨¦lite que se queja hay una dificultad grande en lidiar con lo diferente y el espacio p¨²blico¡±, defiende Alexandre Barbosa Pereira, antrop¨®logo e professor da Unifesp.
Mientras los ¨¢nimos del churrasco se desinflaban y alg¨²n vecino atend¨ªa a los periodistas a trav¨¦s del telefonillo de su mansi¨®n, el quiosquero negro del barrio respond¨ªa demasiado espont¨¢neo a una pregunta impertinente
- ?Tus vecinos son majos?
- No, claro que no. Como mucho me dicen "hola" y "adi¨®s" o mandan al ch¨®fer a por el peri¨®dico.
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