Los tories proponen que el tribunal de Estrasburgo no rija sobre Londres
Justicia promete que, si los conservadores ganan en mayo, podr¨¢ vetar sus sentencias
El partido del primer ministro David Cameron ha ido un paso m¨¢s all¨¢ en su desaf¨ªo a las instituciones europeas. Si los conservadores -que gobiernan en coalici¨®n con los liberaldem¨®cratas desde 2010- ganan las elecciones del pr¨®ximo mes de mayo, Reino Unido dejar¨¢ de someterse al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que quedar¨¢ relegado en el pa¨ªs a un mero ¡°¨®rgano consultivo¡±. As¨ª se establece en un documento de ocho p¨¢ginas publicado por el ministro de Justicia, Chris Grayling, que formar¨¢ parte del programa electoral de los tories.
El documento, titulado ¡°Protegiendo los derechos humanos en Reino Unido¡±, recoge los planes de los conservadores de ¡°devolver la soberan¨ªa a Westminster¡±, otorgando al parlamento brit¨¢nico el derecho a vetar las resoluciones del tribunal de Estrasburgo.
¡°Lo que tenemos en la pr¨¢ctica es un cheque en blanco¡±, ha dicho el ministro, ¡°en el que el tribunal puede llegar all¨¢ donde quiera. Instauraremos una disposici¨®n que diga que las resoluciones de Estrasburgo no tendr¨¢n efecto en Reino Unido sin el consentimiento del parlamento. En la pr¨¢ctica, lo que hacemos es convertir a Estrasburgo en un ¨®rgano consultivo¡±.
Si el parlamento brit¨¢nico no se asegura ese derecho de veto sobre las resoluciones del tribunal, el gobierno conservador estar¨ªa dispuesto a abandonar la Convenci¨®n Europea de Derechos Humanos. Tal abandono podr¨ªa poner en peligro la permanencia de Reino Unido en el Consejo de Europa, ¨®rgano cuyos 47 miembros se extienden por todo el continente, incluyendo a Rusia, Ucrania y las rep¨²blicas de la antigua Yugoslavia. La pertenencia de un pa¨ªs al Consejo de Europa es requisito para ser miembro de la Uni¨®n Europea.
¡°El derecho a abandonar la Convenci¨®n est¨¢ previsto en el propio tratado¡±, ha declarado Grayling en la radio p¨²blica. ¡°Nosotros estar¨ªamos dispuestos a ejercer ese derecho. Siempre existe una primera vez para todo¡±.
El documento de los conservadores establece la intenci¨®n de que Londres siga siendo firmante de la Convenci¨®n Europea de Derechos Humanos, el cuerpo legal en que se basa el tribunal de Estrasburgo. Pero amenaza con abandonarla en el caso de no llegar a un acuerdo en el Consejo de Europa. La propuesta es trasladar el texto legal a la legislaci¨®n brit¨¢nica, de manera que los tribunales del pa¨ªs no est¨¦n obligados a tener en cuenta las resoluciones del tribual europeo. Esto supondr¨ªa, seg¨²n el documento, reemplazar el Human Rights Act por una nueva declaraci¨®n de derechos humanos brit¨¢nica, cuyo borrador estar¨¢ listo, aseguran, para antes de Navidad.
La sustituci¨®n de ese cuerpo legislativo, introducido por los laboristas en 1998 y que permite a los tribunales brit¨¢nicos resolver denuncias sobre incumplimientos de la Convenci¨®n, ya fue avanzada por David Cameron en su discurso del pasado mi¨¦rcoles en el Congreso anual del Partido Conservador en Birmingham. Pero, acaso para no escenificar eventuales divisiones internas dentro de los propios tories, dej¨® que fuera su ministro de Justicia quien desvelara, una vez concluido el c¨®nclave, el verdadero alcance de su desaf¨ªo al sistema que ha regido la protecci¨®n de los derechos humanos en Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial. La oposici¨®n alerta de los riesgos de dinamitar la regulaci¨®n de los derechos humanos en el continente precisamente en un momento en que Rusia y otros pa¨ªses cuestionan el cumplimiento de las resoluciones del Tribunal de Estrasburgo.
Parte de la explicaci¨®n detr¨¢s de la actitud de los tories hacia el la justicia europea puede buscarse en la peculiaridad del sistema constitucional brit¨¢nico. En la Europa continental los jueces act¨²an como garantes de Constituciones escritas, pero en el sistema de Westminster la soberan¨ªa del parlamento es total y los jueces no pueden cuestionar la legislaci¨®n b¨¢sica. Por otro lado, hay que acudir a ciertos episodios recientes, amplificados por campa?as medi¨¢ticas de los tabloides, en los que Estrasburgo ha fallado en contra de los intereses del Gobierno brit¨¢nico. Es el caso de la negativa del tribunal a que el pa¨ªs deportara al cl¨¦rigo islamista Abu Qatada, si no se obten¨ªan garant¨ªas de que ser¨ªa sometido a un juicio justo en Jordania (el tribunal brit¨¢nico de inmigraci¨®n concluy¨® que no se daban esas garant¨ªas). O el hecho de que los jueces de Estrasburgo declararan contrario a la Convenci¨®n Europea el sistema de sentencias a cadena perpetua en Inglaterra y Gales. Pero de la jurisprudencia del Tribunal de Estrasburgo no se desprende un trato especialmente negativo a Reino Unido. Otros pa¨ªses han visto a los jueces europeos tumbar medidas importantes para sus gobiernos, como es el caso de Espa?a, que vio c¨®mo el tribunal tumbaba la conocida como doctrina Parot.
En realidad, pocos dudan que el principal motor de la ofensiva de los tories es de orden pol¨ªtico. Se trata de la creencia de que una actitud beligerante hacia Europa y la defensa a ultranza de la soberan¨ªa brit¨¢nica no puede m¨¢s que hacerles ganar votos. As¨ª lo denuncian sus propios socios de Gobierno: ¡°A los conservadores no les importan los derechos de los ciudadanos brit¨¢nicos¡±, ha dicho el liberal dem¨®crata Simon Hughes. ¡°Lo que les importa es que les gane el [partido antieurope¨ªsta] UKIP¡±.
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