Fisuras entre los j¨®venes de Hong Kong por la presi¨®n para que desistan
Las universidades piden a los estudiantes que desalojen las calles
El movimiento prodemocracia en Hong Kong siempre ha hecho gala de no tener l¨ªderes claros; de ser un movimiento nacido desde las bases, sin autoridades por encima. Y eso les pas¨® factura este domingo por la noche, cuando expiraba el ultim¨¢tum dado por el Gobierno local para que abandonaran las calles y pusieran fin a las manifestaciones que durante ocho d¨ªas han paralizado el centro de la excolonia brit¨¢nica y puntos perif¨¦ricos. Las primeras divisiones internas quedaron en evidencia.
Mientras el movimiento civil Occupy Central anunciaba la apertura de la calle que desemboca en la sede del Gobierno aut¨®nomo, y el levantamiento de la sentada en el barrio de Mong Kok, al otro lado de la bah¨ªa, otros grupos de manifestantes se negaban a marcharse. Y las principales organizaciones estudiantiles, la Federaci¨®n de Estudiantes y Scholarism, negaban haber dado instrucciones a sus partidarios de que se replegaran hacia el principal n¨²cleo de las manifestaciones.
Una polic¨ªa al estilo ingl¨¦s
La polic¨ªa de Hong Kong no descartaba el domingo volver a emplear ¡°la fuerza apropiada¡± para desalojar a los manifestantes prodemocracia. Ser¨ªa la segunda vez en poco m¨¢s de una semana, despu¨¦s de que el 28 de septiembre lanzara gases lacrim¨®genos para intentar disolver las protestas. Algo ins¨®lito para una fuerza que no cargaba contra una concentraci¨®n desde los disturbios violentos de 1967.
Hasta ahora, la fuerza policial de Hong Kong, heredera de la de la colonia brit¨¢nica y compuesta por 27.000 personas, gozaba de una buena reputaci¨®n entre sus ciudadanos. Quedaban muy atr¨¢s las acusaciones de corrupci¨®n de los a?os ochenta. Los niveles de delincuencia hab¨ªan bajado y la relaci¨®n de la mayor¨ªa de los residentes con el cuerpo apenas se limitaba a cuestiones de tr¨¢fico. Educados en la escuela brit¨¢nica, en su ideario prima el servicio a la comunidad y ¡°mantener la confianza del p¨²blico¡±.
Pero desde el domingo, la percepci¨®n ha cambiado. As¨ª lo manifiesta Annie Leung, de 29 a?os, que decidi¨® participar en la protesta precisamente a ra¨ªz de la carga policial. Los manifestantes ¡°solo queremos expresar nuestras opiniones. No tenemos armas, ?por qu¨¦ nos atacaron el domingo? No es una posici¨®n razonable¡±.
En Mong Kok, que en 48 horas anteriores hab¨ªa sido escenario de enfrentamientos entre los manifestantes y grupos afines a las autoridades, varias decenas de estudiantes llegaron a abandonar el ¨¢rea de la sentada. Pero inmediatamente otros les sustituyeron. Argumentaban que no les representa nadie, solo ellos mismos. O que marcharse equivaldr¨ªa a admitir una derrota.
En el centro de Hong Kong, miles de estudiantes se daban cita en torno al complejo gubernamental, el principal escenario de las manifestaciones, y aseguraban que permanecer¨ªan all¨ª para hacer frente a posibles intentos de desalojo por la fuerza.
El jefe del gobierno local, Leung Chun-Ying, ha dado de plazo hasta este lunes a los manifestantes para levantar las barreras en las calles y permitir que el tr¨¢fico pueda circular y la ciudad recuperar la normalidad. Durante toda la semana pasada, parcialmente festiva por la fiesta nacional china, los centros educativos permanecieron cerrados y los funcionarios de la Administraci¨®n local quedaron exentos de ir a trabajar.
Leung hab¨ªa advertido que tomar¨ªa ¡°todas las medidas necesarias para restablecer el orden social¡±. Ante estas amenazas, las universidades hongkonesas recomendaron a sus alumnos que abandonaran las protestas. Hace ocho d¨ªas, la polic¨ªa aut¨®noma carg¨® con gases lacrim¨®genos y gas pimienta contra las primeras protestas, lo que solo sirvi¨® para que mucha gente se uniera a las protestas y expandir las concentraciones a otros puntos de la ciudad.
Una declaraci¨®n de 80 acad¨¦micos de los ocho centros de ense?anza superior de Hong Kong inst¨® al Gobierno local a responder al llamamiento de los estudiantes para sentarse a negociar. ¡°Nos oponemos al uso de la fuerza bruta contra nuestros ciudadanos, cuya ¨²nica intenci¨®n es buscar un di¨¢logo con el Gobierno¡±, indica el comunicado, citado por el diario South China Morning Post. ¡°Si finalmente las autoridades deciden ir por el camino de la represi¨®n por la fuerza, no solo continuar¨¢ el actual punto muerto pol¨ªtico, sino que tambi¨¦n aumentar¨¢ una escalada del conflicto en la comunidad¡±, advierten los profesores universitarios.
Los estudiantes se han declarado abiertos a un di¨¢logo con la n¨²mero dos del Ejecutivo aut¨®nomo, Carrie Lam, si el Gobierno toma medidas para proteger la seguridad de los manifestantes frente a grupos hostiles. Leung ha indicado que solo habr¨¢ conversaciones si los concentrados retiran las barricadas. Pero en un indicio alentador, la Federaci¨®n de Estudiantes ha comenzado reuniones preliminares con funcionarios gubernamentales para preparar el c¨®mo y cu¨¢ndo de esa posible negociaci¨®n.
La campa?a de desobediencia civil exige la marcha de Leung y una reforma electoral para 2017 que garantice unas elecciones libres, desarrolladas bajo el principio del sufragio universal y en las que los ciudadanos puedan designar a los candidatos libremente.
La crisis actual comenz¨® el pasado agosto, cuando Pek¨ªn present¨® su propuesta de reforma electoral para el territorio aut¨®nomo, que se rige bajo el principio de ¡°un pa¨ªs, dos sistemas¡± tras su vuelta a la soberan¨ªa china en 1997. El Gobierno central chino se hab¨ªa comprometido a permitir el sufragio universal para 2017. Su f¨®rmula recoge esta propuesta, pero estipula que el jefe del Ejecutivo aut¨®nomo tendr¨¢ que ser ¡°un patriota¡±. Tambi¨¦n impone una serie de condiciones a los posibles aspirantes que, seg¨²n los manifestantes, implican que los candidatos a esas elecciones tendr¨¢n necesariamente que contar con el visto bueno previo del r¨¦gimen chino.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.