Aniquilado y Aplastado

En cuanto qued¨® clara una segunda vuelta en Brasil entre la presidenta Dilma Rousseff (PT) y A¨¦cio Neves (PSDB) ¡ªel segundo candidato m¨¢s votado¡ª, comenzaron los ataques entre los electores. En las redes sociales se rompieron amistades, hubo insultos, se crearon memes ¡ªuno de ellos, la cabeza de la presidenta a punto de ser decapitada por un miembro del ISIS¡ª y se difundieron rumores.

Hay un debate vivo sobre qu¨¦ significa el populismo latinoamericano

La divisi¨®n regional de los votos se transform¨® en argumento de ataque contra unos y otros. Por un lado, los ciudadanos de S?o Paulo, ¡°culpados¡± de seguir una ola elitista al votar a A¨¦cio Neves; por el otro, ¡°aquellos¡± nordestinos [habitantes del nordeste de Brasil] que no saben votar porque prefieren a Rousseff y reciben la Bolsa Familia ¡ªayuda econ¨®mica concedida por el Gobierno¡ª. Para algunos, lo mejor ser¨ªa incluso separar el pa¨ªs en dos partes.

A ra¨ªz de esas manifestaciones yace una visi¨®n dualista y fatalista de la democracia: solo vale cuando gana el candidato al que se respalda. Elecciones democr¨¢ticas son las de las que no se conoce el resultado; democracia, como defini¨® Adam Przewoski, es la incertidumbre institucionalizada.

Es verdad que algunas campa?as pol¨ªticas brasile?as apostaron, en los ¨²ltimos a?os, por esa divisi¨®n de mundo entre ¡°nosotros¡± contra ¡°ellos¡±, seg¨²n la cual la victoria o la derrota en las urnas significar¨ªa el cielo o el infierno. La misma Rousseff arranc¨® la segunda vuelta diciendo: ¡°El pueblo brasile?o no quiere otra vez lo que nosotros podemos llamar fantasmas del pasado¡±. En 2014, sin embargo, el histrionismo entre los electores y la agresividad parece haber crecido. En S?o Paulo, la pugna electoral se tradujo en enfrentamiento f¨ªsico, documentado por la prensa, con empujones e insultos entre un economista y un empresario.

Elecciones democr¨¢ticas son las de las que no se conoce el resultado

Ese tipo de visi¨®n que divide el mundo en dos est¨¢ presente en la tradici¨®n de Latinoam¨¦rica: existe un debate vivo y prol¨ªfico sobre qu¨¦ significa el populismo latinoamericano. Sin embargo, casi todas las definiciones sobre esa manifestaci¨®n pol¨ªtica pasan por la divisi¨®n de mundo entre ¡°el pueblo¡± y ¡°las oligarqu¨ªas¡±.

Bajo el populismo, la pol¨ªtica se convierte en algo casi-religioso. Los comicios pasan a ser una guerra entre el bien y el mal, entre la redenci¨®n y la ca¨ªda. Los rivales son caracterizados como enemigos del l¨ªder y, por extensi¨®n, del pueblo y de la naci¨®n. Las palabras del principio de este texto fueron pronunciadas por uno de los m¨¢s importantes populistas del siglo XX, el argentino Juan Domingo Per¨®n.

Las pr¨®ximas semanas, los dos candidatos que disputar¨¢n la segunda vuelta en Brasil tendr¨¢n el tiempo necesario para convencer a los electores sobre la raz¨®n por la cual merecen ser elegidos. Todav¨ªa no est¨¢ claro si el clima se calentar¨¢ a¨²n m¨¢s.

Para los militantes reales y virtuales, propensos a eliminar de Facebook o Twitter aquellos que est¨¢n en desacuerdo con sus argumentos, tal vez sea v¨¢lida una ¨²ltima hip¨®tesis. Cada elector tiene una posici¨®n preferencial o un punto ideal en relaci¨®n a los temas discutidos durante las campa?as electorales; cada elector calcula cu¨¢les propuestas ser¨¢n mejores para sus vidas. Si pens¨¢ramos en una l¨ªnea continua de ideolog¨ªa, de la izquierda hacia la derecha, ser¨ªa posible distribuir las preferencias colectivas del electorado.

La tercera v¨ªa brasile?a, representada por Marina Silva, no logr¨® avanzar

La tercera v¨ªa brasile?a, representada por Marina Silva, no logr¨® avanzar hasta la segunda vuelta justamente por fallar en el convencimiento de una parte suficiente del electorado seg¨²n esta l¨ªnea de preferencias.

En una segunda vuelta, como se sabe, saldr¨¢ vencedor aquel que obtenga m¨¢s de la mitad de los votos v¨¢lidos. Eso significa que, por definici¨®n, ser¨¢ elegido aquel que garantice el voto del elector medio. Bien entendido, no hay aqu¨ª ning¨²n adjetivo peyorativo. Significa solo que ese elector ficticio es aquel que est¨¢ exactamente en el 50%, considerando el espectro ideol¨®gico de izquierda y derecha. ?l, por lo tanto, divide el electorado: su izquierda representa menos de la mitad del total, y la derecha menos de la otra mitad.

Las posiciones extremadas de aquellos que desean eliminar los ¡°paulistas elitistas¡± o los ¡°nordestinos iletrados¡± no parecen ser muy eficaces. Al final, las elecciones en segunda vuelta son definidas por posiciones centristas. Ese es un ejercicio hipot¨¦tico, ya que ning¨²n elector ser¨¢ totalmente atendido en sus diferentes puntos ideales. Pero el tiempo en las redes sociales ser¨¢ mejor aprovechado con posicionamientos ante las diversas agendas y propuestas de pol¨ªticas p¨²blicas. Al fin y al cabo, aquel que sea electo gobernar¨¢ para todos, para los ¡°nosotros¡± y para los ¡°ellos¡±.

Fernando Mello es periodista, m¨¢ster en la Universidad Georgetown, en Washington. En 2013, gan¨® el Premio de Reportaje en Profundidad de la Sociedad Interamericana de Prensa