Venezuela violenta
En 15 a?os ininterrumpidos de llamamientos al odio, los chavistas han despertado elementos muy oscuros del alma venezolana
Desgraciadamente, la historia de Venezuela ha sido siempre violenta. Era un territorio originalmente poblado por tribus guerreras que fueron casi exterminadas durante la Conquista. Luego la esclavitud aport¨® un elemento de espantosa violencia por el hecho mismo de su existencia y por las terribles represiones a cualquier intento de fuga por parte de los esclavos.
La Independencia, que ahora m¨¢s que nunca se estudia destacando la heroicidad, fue tambi¨¦n una guerra civil tan cruenta que la poblaci¨®n venezolana se vio mermada en forma sustancial. Seg¨²n datos del historiador Brito Figueroa, la poblaci¨®n aproximada del pa¨ªs cuando se proclama la Independencia en 1810 era de 898.043 habitantes. Doce a?os m¨¢s tarde, en 1822, cuando no hab¨ªan terminado los combates, hab¨ªa descendido a 616.545. La crueldad de Boves es todav¨ªa legendaria. Pero el decreto de Guerra Muerte de Bol¨ªvar, donde promete la muerte a ¡°espa?oles y canarios, aun cuando sean inocentes¡±, no puede ser calificado como ¡°pol¨ªticamente correcto¡±:
El pa¨ªs arruinado, exhausto, agotado, se ve afligido por una nueva calamidad, que ha sido exaltada por el chavismo: la Guerra Federal. Hubo caudillos como Mart¨ªn Espinoza que combat¨ªa con el lema de ¡°mueran todos los blancos y los que sepan leer y escribir¡±. Al terminar la Larga Guerra, el pa¨ªs est¨¢ no solo arruinado sino privado de una clase educada. En el siglo XX, el orden del ¡°Gendarme Necesario¡±, con Juan Vicente G¨®mez, vino tambi¨¦n en medio de gran violencia y crueldad, poniendo fin a los caudillos, pero con estudiantes e intelectuales presos y torturados. Un breve per¨ªodo democr¨¢tico a partir de 1936, va acompa?ado de canibalismo pol¨ªtico que llevar¨ªa a los militares en 1948, a derrocar al escritor R¨®mulo Gallegos, primer presidente electo democr¨¢ticamente en la historia del pa¨ªs. Viene nuevamente un per¨ªodo de dictadura militar cl¨¢sica, con represi¨®n, violencias, torturas, que durar¨¢ exactamente una d¨¦cada.
Los 40 a?os de democracia representativa, de 1958 a 1999 cuando llega Ch¨¢vez al poder, no fueron perfectos. Se enfrentaron intentos de golpe militar de derecha, en incluso un atentado en contra del presidente Betancourt financiado por Trujillo, el dictador dominicano. Fue necesario combatir una guerrilla de izquierda, que ten¨ªa apoyo y recib¨ªa armas de Cuba. Dicha guerrilla fue derrotada militarmente (y eso implica violencia), pero luego vino un per¨ªodo de ¡°pacificaci¨®n¡±, ¨²nico en Am¨¦rica Latina, que permiti¨® a los l¨ªderes guerrilleros, Petkoff, Am¨¦rico Mart¨ªn, Pompeyo M¨¢rquez y muchos otros, incorporarse al proceso pol¨ªtico democr¨¢tico del pa¨ªs. A¨²n a pesar de la ¡°pacificaci¨®n¡± hubo asesinatos, masacres, corrupci¨®n, atentados en contra de la libertad de expresi¨®n. Pero en Venezuela, la gran mayor¨ªa de la poblaci¨®n pensaba que la democracia era perfectible y sobre todo que, al cabo de cinco a?os, pod¨ªamos cambiar el gobierno por medios electorales. Los venezolanos de la segunda mitad del siglo XX indudablemente est¨¢bamos insatisfechos con los gobiernos que ten¨ªamos, con la ineficiencia y la corrupci¨®n, pero pens¨¢bamos que est¨¢bamos encaminados, a pesar de todas las fallas, hacia la modernidad y que el pa¨ªs ya ser¨ªa para siempre una democracia ¡°chucuta¡±, pero democracia.
La mayor parte de los venezolanos que han emigrado, lo han hecho por temor a esa violencia desatada y a la impunidad del crimen
Ch¨¢vez fracasa en su intento de llegar al poder por un golpe y se vale de los mecanismos democr¨¢ticos para acceder, leg¨ªtimamente, a la presidencia de la rep¨²blica. Muy r¨¢pidamente demuestra que, lejos de alcanzar lo que bautiz¨® como ¡°socialismo del siglo XXI¡±, lo que en realidad logra es un regreso a la Venezuela decimon¨®nica que cre¨ªamos totalmente superada. Su ret¨®rica misma en contra de los ¡°oligarcas¡±, su ideolog¨ªa primitiva son sacadas directamente de los discursos de la Guerra Federal, aderezados con algo de comunismo castrista. Los famosos programas de Mario Silva, transmitidos diariamente por la televisi¨®n del Estado y avalados directamente por el Caudillo M¨¢ximo, transmit¨ªan mensajes de destrucci¨®n, solo comparables con los que existieron en Ruanda entre Hutus y Tutsis. Siempre con la idea de dividir, de tener tropas solamente fieles a ¨¦l, Ch¨¢vez fomenta la creaci¨®n de ¡°colectivos¡± munidos de armas de guerra. Todo eso acompa?ado de sus peroratas violentas y diarias en contra de sus ¡°enemigos¡±, que son basura, escoria, ap¨¢tridas, pitiyankis, financiados por la CIA.
Muere Ch¨¢vez, por un c¨¢ncer ¡°inoculado por el Imperio¡± y se desatan todos los demonios. Sus sucesores no son capaces de controlar las redes violentas que sembr¨® el Comandante Supremo. En la vida diaria, el discurso de odio ha creado una sociedad que pelea con una sa?a impresionante por un incidente en el tr¨¢fico o un litro de aceite (muy escaso). La delincuencia com¨²n ya no roba, sino mata con un placer s¨¢dico. Venezuela es, junto con Honduras, el pa¨ªs m¨¢s violento del mundo. La mayor parte de los venezolanos que han emigrado, lo han hecho simplemente por temor a esa violencia desatada y a la impunidad del crimen.
Ahora, en los ¨²ltimos tiempos ha surgido un nuevo tipo de ajusticiamiento, que el gobierno naturalmente atribuye a la oposici¨®n, al Imperio, a la CIA, a Uribe y a los paramilitares colombianos. Pero lo poco que se sabe, a pesar de la f¨¦rrea censura de prensa, parece indicar que se trata de venganzas, de lucha por el poder. Una violencia monstruosa, aderezada con elementos de brujer¨ªa y sadismo. Desgraciadamente, en 15 a?os ininterrumpidos de llamamientos al odio, a la lucha de clases, a los enfrentamientos raciales, los chavistas han despertado elementos muy oscuros y primitivos del alma venezolana, que cre¨ªamos desaparecidos desde las guerras federales. Elementos que quiz¨¢s existen en todos los pueblos, como se vio en la Alemania de Hitler, y que los aprendices de brujos despu¨¦s no logran controlar.
Maruja Tarre es Profesora en la Universidad Simon Bolivar. Twitter @marujatarre
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