Generaci¨®n arco¨ªris
El movimiento LGBT cuenta con m¨¢s victorias que derrotas en Europa
La semana pasada tuvo lugar en Riga (Letonia) la conferencia europea anual de la Federaci¨®n Internacional de Gays y Lesbianas. Hab¨ªa mucho que celebrar. En el a?o transcurrido desde su anterior encuentro, la igualdad en el matrimonio lleg¨® a Inglaterra, Gales, Escocia y Luxemburgo; el norte de Chipre descriminaliz¨® la homosexualidad (el ¨²ltimo territorio europeo en hacerlo); Dinamarca y Malta sentaron precedente en el reconocimiento de la identidad de g¨¦nero; se legalizaron las uniones civiles en Croacia, Malta y Estonia; y se pudieron realizar marchas del orgullo sin incidentes en lugares como Belgrado, Chisinau y Nicosia.
A pesar de algunos retrocesos, el movimiento LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) se confirma como excepci¨®n entre los movimientos de derechos humanos en esta convulsa Europa en crisis, tal vez el ¨²nico en contar m¨¢s victorias y avances que derrotas. En parte a causa de estos ¨¦xitos, el colectivo LGBT se encuentra en el punto de mira de la ola reaccionaria que recorre el Viejo Continente. En el discurso oficial y medi¨¢tico del espacio pos-sovi¨¦tico, la presi¨®n contra las minor¨ªas sexuales es la v¨ªa para atacar a la libertad de expresi¨®n, la independencia de la sociedad civil y el conjunto de valores liberales, democr¨¢ticos y de igualdad.
A la vez, expresiones como ¡°gayropa¡±, ¡°eurosodom¡± y ¡°homo-Europa¡± sirven para atacar a la UE y presentarla como amenaza; las minor¨ªas sexuales se convierten as¨ª en rehenes de la geopol¨ªtica. En Europa Central y del Sureste, los nacionalistas usan las reivindicaciones de las personas LGBT para arrinconar a los defensores de los derechos humanos, acus¨¢ndolos de antipatri¨®ticos, y para cuestionar la legitimidad de las instituciones y los valores europeos. Incluso en lares m¨¢s cercanos, la derecha, agobiada por esc¨¢ndalos, la subida populista y las malas perspectivas electorales, ha usado este tema para reactivar a sus bases en lugares como Francia o Italia. El colectivo LGBT es a la vez el canario en la mina ¡ªel primero en desarrollar s¨ªntomas cuando la situaci¨®n democr¨¢tica se deteriora¡ª y la vanguardia transformadora en un entorno pol¨ªtico nada favorable a los derechos de las personas.
Hay que destacar, adem¨¢s, la brecha generacional: la Europa hom¨®foba es la Europa envejecida y temerosa. En pocos temas hay tanta diferencia en actitudes entre edades. Tambi¨¦n en esto el movimiento LGBT se?ala tendencia: los grandes conflictos sobre el futuro de Europa, en temas centrales como los derechos humanos, la deuda, el cambio clim¨¢tico o la calidad de la democracia, tienen, adem¨¢s de lecturas ideol¨®gicas, nacionales y de clase, un fuerte componente generacional. La generaci¨®n arco¨ªris no es s¨®lo la que mayoritariamente acepta con naturalidad la diversidad sexual y de identidades de g¨¦nero, sino tambi¨¦n la de una nueva exigencia democr¨¢tica que apunta a los mismos cimientos del orden institucional europeo.
S¨ªgueme en @JordiVaquer
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.