M¨¦xico: violencia, lecciones y elecciones
La pobreza y la desigualdad reproducen la corrupci¨®n y la impunidad
M¨¦xico vive tiempos dif¨ªciles, incluso ominosos. La desaparici¨®n forzada en el Estado de Guerrero de 43 estudiantes normalistas ¨Calumnos de escasos recursos que se preparan en escuelas rurales para ejercer el magisterio¨C y el posterior hallazgo de fosas clandestinas recientes con varias decenas de cad¨¢veres calcinados y con signos de tortura han hecho que el mundo vuelque su mirada y sus llamados de atenci¨®n hacia este pa¨ªs. Apenas unas semanas antes, sali¨® a la luz de la prensa internacional el ajusticiamiento de una veintena de personas, presuntamente vinculadas al narcotr¨¢fico, en el municipio de Tlataya, Estado de M¨¦xico, por fuerzas militares.
La presencia del crimen organizado junto con la violencia ilegal y violatoria de los derechos humanos por parte de diversos cuerpos de seguridad p¨²blica, a veces vinculados a grupos delictivos, se suma a los ancestrales problemas de pobreza y desigualdad sobre los que se reproducen la corrupci¨®n y la impunidad.
Todo esto ocurre despu¨¦s de que M¨¦xico impuls¨® con ¨¦xito en las ¨²ltimas d¨¦cadas dos grandes agendas reformadoras: la de su r¨¦gimen pol¨ªtico, que permiti¨® en un dilatado proceso de transici¨®n democr¨¢tica ir de la hegemon¨ªa de un solo partido a un sistema plural de partidos, as¨ª como la de su modelo de desarrollo que dej¨® atr¨¢s las divisas del estatismo para abrir la econom¨ªa al mundo y a las reglas del mercado. Parad¨®jicamente, esta naci¨®n latinoamericana que cumpli¨® a cabalidad con los cambios que deber¨ªan colocarla en la antesala de la modernidad, vive ahora un escenario de inseguridad y de largo estancamiento econ¨®mico.
Parad¨®jicamente, esta naci¨®n vive un escenario de inseguridad y de largo estancamiento econ¨®mico
Si se quiere avanzar por un camino menos plagado de amenazas, habr¨¢ que revisar lo que se ha hecho y dejado de hacer, para de ah¨ª emprender correcciones tan urgentes como necesarias. En primer lugar es indispensable identificar los aciertos, pues son la base de la que conviene partir para no ir a un retroceso mayor. Las elecciones competidas y los gobernantes genuinamente electos son logros a los que no se deber¨ªa renunciar y, en todo caso, habr¨¢ que preguntarse c¨®mo el respeto al voto puede ser un instrumento para hacer que otros derechos b¨¢sicos se comiencen a ejercer. Es obvio, sin embargo, que no ha bastado con la alternancia en los Gobiernos, con la expansi¨®n de la pluralidad en los espacios parlamentarios o con la ampliaci¨®n de los actores y corrientes pol¨ªticas que hoy conforman el mapa pol¨ªtico del poder formal para que la democracia haya brindado resultados tangibles para la vida diaria de la poblaci¨®n.
En materia econ¨®mica, el crecimiento de M¨¦xico en los ¨²ltimos 30 a?os ha sido del 3,5% promedio anual. No se ha conseguido fortalecer la capacidad de recaudaci¨®n que es s¨®lo del 11% del PIB, la inversi¨®n p¨²blica no alcanza el 6% del producto y un tercio del gasto p¨²blico se financia con la renta petrolera. Es muy dif¨ªcil la edificaci¨®n de un Estado de bienestar m¨ªnimo en un contexto de severa anemia de las finanzas p¨²blicas que el orden pol¨ªtico de la pluralidad no ha sido capaz de revertir.
En materia econ¨®mica, el crecimiento de M¨¦xico en los ¨²ltimos 30 a?os ha sido del 3,5% promedio anual.
Hace ya una d¨¦cada el Informe sobre la democracia en Am¨¦rica Latina del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) alertaba del riesgo de que la insatisfacci¨®n ¡°en¡± la democracia se convirtiera en insatisfacci¨®n ¡°contra¡± la democracia.
El respeto al voto y las elecciones competidas no son suficientes para conjurar el malestar general que provocan la espiral de violencia de los ¨²ltimos a?os ¨C70.000 asesinatos se cometieron en el Gobierno de 2006 a 2012¨C y una econom¨ªa que produce multimillonarios del top ten mundial pero no trabajo digno ¨Cel 60% del empleo es informal¨C ni salario decente ¨Cel salario m¨ªnimo vigente no permite a una familia escapar de la pobreza¨C en casa.
La agenda de la llamada clase pol¨ªtica no puede ser, en este escenario, estrictamente electoral ni autorreferencial. Ya se sabe que por s¨ª misma la alternancia en el Gobierno ¨Clocal o federal¨C no ser¨¢ la cura m¨¢gica frente a la inseguridad y los atropellos de los poderes f¨¢cticos o formales.
Ya se sabe que por s¨ª misma la alternancia en el Gobierno no ser¨¢ la cura m¨¢gica frente a la inseguridad
Mal har¨ªan los actores pol¨ªticos si reducen sus definiciones a deslindes o recriminaciones en mera l¨®gica electoral y partidista, pues lo que hace falta es sentido de responsabilidad para construir una estrategia de Estado democr¨¢tico de cara a la gravedad del asunto.
Tiene que ser en el espacio de la procuraci¨®n de justicia, de la defensa de los derechos humanos, con la participaci¨®n de las instituciones del Estado nacional, como el Senado y el Ejecutivo federal, desde donde deben enfrentarse con m¨¢xima pulcritud, apego a las leyes y rendici¨®n de cuentas estos hechos delictivos cuya crueldad es imposible de asimilar. Ser¨¢ poco lo que pueda esperarse de las instituciones del Estado mexicano si no son capaces de revelar la verdad y si no extirpan cualquier espacio a la impunidad de lo acontecido en Guerrero, pero no nada m¨¢s ah¨ª.
Las elecciones deben ser parte de la soluci¨®n, no de los problemas. Ello exige que los comicios a celebrarse en 2015, en los que se renovar¨¢ la C¨¢mara de Diputados federal y las autoridades de 18 de las 32 entidades del pa¨ªs, se organicen con la m¨¢xima pulcritud y transparencia, pues de ello depende su credibilidad. A las autoridades electorales nos corresponde asegurar la equidad en las contiendas y el pleno respeto al sufragio, atajando pr¨¢cticas como los gastos excesivos o el financiamiento il¨ªcito; nada m¨¢s, pero nada menos. A la vez, el ¨¢rbitro electoral no puede ni debe asumir funciones de otras instancias del Estado, como la procuraci¨®n de justicia, la persecuci¨®n de delitos o la seguridad p¨²blica.
En M¨¦xico es hora de que los actores pol¨ªticos vayan m¨¢s all¨¢ de los pactos con los que acordaron reglas del juego comunes para disputarse el poder, y se ocupen de c¨®mo y al servicio de qui¨¦n se ejerce dicho poder. La viabilidad de la democracia y del Estado mexicano est¨¢ en juego.
Ciro Murayama es economista y consejero electoral del Instituto Nacional Electoral de M¨¦xico. Twitter @ciromurayama
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