La falta de agua en S?o Paulo afecta a m¨¢s de 15 millones de personas
En la peor crisis h¨ªdrica del siglo, EL PA?S recorre cuatro ciudades cerca del desplome
El Estado de S?o Paulo vive hoy bajo una amenaza con tintes apote¨®sicos: el agua se acaba. No se trata de una previsi¨®n a largo plazo o una campa?a de concienciaci¨®n, es que no hay ninguna garant¨ªa de que el mes que viene pueda abastecerse la capital, ni tampoco cerca de 70 municipios del Estado.?Mientras en la regi¨®n metropolitana se habla de cortes encubiertos, en el interior el agua ya ha dejado de correr en muchas localidades.
La empresa estatal de saneamiento Sabesp, que abastece el 60% de los municipios paulistas, continua negando que haya racionamiento de agua, pero a las gestoras de municipios m¨¢s peque?os les es m¨¢s dif¨ªcil ocultarlo. Los cortes afectan a un 38% de la poblaci¨®n, m¨¢s de 15,5 millones de personas, seg¨²n una encuesta del instituto Ibope de septiembre.?
Ante la mayor crisis h¨ªdrica del ¨²ltimo siglo, EL PA?S recorri¨® cuatro municipios donde la falta de lluvia y la gesti¨®n de los recursos determina el cada vez m¨¢s angustioso d¨ªa a d¨ªa de los vecinos.
Cordeir¨®polis: El impopular alcalde de la sequ¨ªa
El municipio de Cordeir¨®polis, a 160 kil¨®metros de S?o Paulo, no va a celebrar su tradicional fiesta del Rodeo este a?o. El alcalde Amarildo Zorzo (PV) tuvo que elegir entre la pareja de cantantes de sertanejo y los toros bravos o el combustible que alimenta las bombas de agua de la ciudad. En estado de calamidad desde junio, la cosa no est¨¢ para muchas celebraciones. El agua de la que dependen casi 23.000 habitantes se acabar¨¢ en un m¨¢ximo de 60 d¨ªas.
Cuando Zorzo lleg¨® a la alcald¨ªa, en 2013, descubri¨® que el 50% de las facturas de agua estaban por pagar, que colegios, gimnasios y campos de f¨²tbol manten¨ªan p¨¦rdidas hist¨®ricas y que las tarifas del servicio no se ajustaron en a?os. En un municipio polvoriento y seco, donde cada vecino gasta unos 250 litros por d¨ªa ¨C la media recomendada por la OMS es de 110 litros-, el sistema est¨¢ pr¨®ximo del colapso. Zorzo se convirti¨® r¨¢pido en lo que, en cualquier ciudad, se calificar¨ªa como el anti-pol¨ªtico. Subi¨® las tarifas del agua, cort¨® las ca?er¨ªas a quien no pagaba, decret¨® el estado de calamidad que le da poder para aprobar decretos y contratas sin tener que pasar por la C¨¢mara Municipal, comenz¨® a multar a quien lavase veh¨ªculos y aceras con la manguera, dividi¨® la ciudad en norte y sur para organizar los cortes y suspendi¨® la primera fiesta. "Ya me avisaron que ser¨ªa un desgaste pol¨ªtico. Sin duda lo es, pero tengo escuelas, guarder¨ªas y hospitales que abastecer. Yo no me considero un pol¨ªtico, tengo que ser un gestor. La situaci¨®n es extremamente preocupante".
Cordeir¨®polis depende hoy de una reserva que a¨²n aguanta 30 d¨ªas. La f¨®rmula para mantenerse un mes m¨¢s apareci¨®, casi sin darse cuenta, del agua que se acumul¨® durante a?os en las ya inutilizadas canteras de arcilla del municipio. Una agresi¨®n a la naturaleza que, parad¨®jicamente, se ha convertido en la salvadora de sus detractores.
Itu: A La caza del cami¨®n cisterna
Acaba de caer la noche en Itu y el mayor de la Pol¨ªcia Militar S¨¦rgio Kazuo Abe pide a los transe¨²ntes que se mantengan detr¨¢s del coche patrulla.
¨C No vaya a ser que nos alcance una piedra.
En frente tiene a una veintena de exaltados vecinos del barrio Cidade Nova, que lleva dos semanas duch¨¢ndose con tazas. Las barricadas se repiten cada d¨ªa, cortan varias veces una de las principales carreteras de la ciudad y, aunque la mayor¨ªa de los vecinos no est¨¢ de acuerdo con el m¨¦todo, las protestas violentas han colocado a Itu en el mapa de los escenarios m¨¢s crueles de la sequ¨ªa en Sao Paulo. Desde febrero el agua corre un d¨ªa de cada dos, pero en el ¨²ltimo mes se multiplicaron los casos de familias, sin recursos ni preparaci¨®n, que viven sin una gota de agua. Los vecinos peregrinan varias veces por d¨ªa hasta los grifos de la pedan¨ªa o hasta las ca?er¨ªas que traen agua de peque?os manantiales rodeados de basura. Los 44 camiones cisterna del Ayuntamiento, que tienen que ser escoltados por la Guardia Civil [polic¨ªa municipal] para evitar posibles disturbios con los vecinos, no dan abasto.
Noelita Pereira Sobrinho, de 68 a?os, parti¨® de Bahia hace m¨¢s de 30 a?os. Hu¨ªa de la pobreza que trajo la sequ¨ªa. "Ten¨ªa tres hijos que lloraban porque no les pod¨ªa lavar". La suerte de laboratorio, con garrafas y tubos por todas partes, en que ha transformado su casa para que no le falte agua le recuerda mucho a aquellos a?os. "Estoy pasando por lo mismo 33 a?os despu¨¦s. En aquella ¨¦poca era igual de dif¨ªcil que aqu¨ª. Hoy ya no puedo volver, pero en los d¨ªas de desesperaci¨®n no me faltan ganas", cuenta la mujer.
Noelita vive, entre hijos, nietos y sobrinos, con otras cinco personas. Tras dos semanas sin agua los barriles se acumulan en cada esquina y han inventado un sistema para lavar los platos. Lo aprendieron en Youtube. Juntos no gastan m¨¢s de 200 litros de agua. La media por persona recomendada por la OMS est¨¢ en 110. "Lo peor de todo es tener que cargar el agua todos los d¨ªas", dice la jubilada. "Nos dijeron que no nos mandan el cami¨®n cisterna porque protestamos",
Cristais: O agua o escuela
El conductor del cami¨®n cisterna va y vuelve de la poza gris¨¢cea hasta 15 veces por d¨ªa. Ch¨®fer de autob¨²s escolar, no entiende de bombas de agua, ni de camiones y tampoco sabe muy bien c¨®mo funciona el generador que hace posible llenar el dep¨®sito de 15.000 litros del veh¨ªculo, pero la situaci¨®n es tan cr¨ªtica que el Ayuntamiento ha puesto a casi todos los conductores a llevar agua hasta a las tres peque?as represas del municipio, en estado de emergencia por la sequ¨ªa.
"Si no lo hiciese el agua se acabar¨ªa", dice el conductor quemado por el sol. Los ¨²ltimos manantiales de esta localidad de poblaci¨®n envejecida y floridos flamboyants e lapachos corren por terrenos privados. Sus due?os aceptaron que el Ayuntamiento las use para abastecer a los 8.000 habitantes que hoy solo reciben agua cuatro horas por d¨ªa. "Voy a tener que suspender las clases por lo menos dos semanas. Necesito a los conductores del autob¨²s escolar para llevar los camiones cisterna. Ya ocup¨¦ a los ch¨®feres del sector de obras y no puedo usar a los de las ambulancias. Ser¨ªa el colapso. Adem¨¢s, imagina el gasto de 3.000 ni?os en los colegios¡", explica el alcalde Miguel Marques (PSDB).
La ¨²nica esperanza para que Cristais no se seque es que el Estado libere 250.000 reales para instalar unos tubos que traigan el agua que nace a cuatro quil¨®metros de all¨ª. "Esa inversi¨®n ten¨ªa que haberse hecho mucho antes", critica Marques. "Lo ¨²nico bueno de esto, es que esta situaci¨®n nos abri¨® los ojos a todos. Incluso los de las administraciones, que han entendido que tienen que invertir en esto", mantiene el responsable de tratar el agua del municipio, Leandro Querino de Souza.
Bragan?a: El turista solo quiere agua
Los clientes de Sidney Trindade, de 50 a?os, desaparecieron conforme el agua de la represa Cantareira llegaba al nivel m¨¢s bajo de la historia. Propietario de un complejo tur¨ªstico que, en la ¨¦poca de bonanza, alquilaba 70 chal¨¦s y 16 apartamentos para vacaciones y manten¨ªa un garaje con 210 embarcaciones, siente un nudo en la garganta cuando hace las cuentas de todo lo que ha perdido. "Los turistas no alquilan ya un apartamento ni para pasar el d¨ªa. M¨¢s del 90% de mis clientes ven¨ªan por la represa", lamenta. El negocio registra unas p¨¦rdidas del 70% y trabaja con un tercio de los 40 empleados que manten¨ªa entonces. Hoy, se esfuerza en diversificar el negocio. "Todo el comercio de alrededor cay¨®, los turistas no vienen m¨¢s, somos, sin duda, el sector m¨¢s perjudicado. Pero a¨²n puede se puede disfrutar aqu¨ª, la mala prensa tambi¨¦n me ha hecho mucho da?o al mostrar solo la tierra seca. La situaci¨®n est¨¢ fea, pero hay mucho agua todav¨ªa".
"?Por qu¨¦ no han impuesto turnos?", se pregunta frente a la menguada represa donde vive hace 30 a?os. "No lo han hecho porque hab¨ªa Mundial y despu¨¦s elecciones y quedaba feo. Mientras tanto, est¨¢n acabando con el agua", lamenta muy cr¨ªtico con la gesti¨®n de la Sabesp y el Gobierno de Geraldo Alckmin. "En la d¨¦cada de los 70 ya estaba planeada la construcci¨®n de otra represa que ayudase a esta. A¨²n estamos esperando que salga del papel".
Trindade se emociona si se le pregunta lo que siente todos los d¨ªas al mirar por la ventana. No llora porque es "muy triste" y es "un hombre", pero ganas no le faltan. "Tenemos que mostrar al mundo que esto es importante, tenemos que tratar el agua con mucho m¨¢s cari?o".
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