La crisis de los j¨®venes desaparecidos fulmina al gobernador de Guerrero
A casi un mes de lo ocurrido, y sin noticias de los 43 estudiante que cayeron en manos del narco, dimite ?ngel Aguirre, el hombre que gestion¨® el poder en la zona durante a?os
El vendaval que sacude M¨¦xico por la desaparici¨®n de 43 estudiantes de Magisterio se ha llevado por delante a una figura que desde hace 30 a?os parec¨ªa inamovible en el horizonte convulso de Guerrero: su gobernador, ?ngel Aguirre.
El hombre que durante d¨¦cadas, primero en el PRI y desde 2010 en el PRD, movi¨® los hilos de las trama en el estado m¨¢s violento y pobre del pa¨ªs, el camale¨®n que toc¨® todas las teclas del poder de uno de los mayores nidos de corrupci¨®n mexicanos, ha presentado su renuncia esta tarde tras una chirriante resistencia de cuatro semanas durante las que, desde dentro y fuera de su partido, no hubo apenas voz que no reclamase su ca¨ªda inmediata.?
"En este escenario de tragedia me niego a que el debate se centre en si el gobernador debe permanecer o no; la prioridad debe ser continuar con la b¨²squeda de los j¨®venes y garantizar que los responsables de estas violaciones a los derechos humanos sean castigados. Para favorecer un clima que ponga la atenci¨®n en solucionar esta prioridad, he decidido solicitar licencia al honorable Congreso del Estado de Guerrero, que decidir¨¢ qui¨¦n debe encabezar este esfuerzo en los pr¨®ximos meses", ha dicho Aguirre, de 58 a?os.?
Aguirre ha presentado su renuncia despu¨¦s de que se lo pidiese la direcci¨®n nacional de su partido, el izquierdista PRD, seg¨²n ha explicado el presidente del partido, Carlos Navarrete, en una rueda de prensa a continuaci¨®n de la de Aguirre. "El PRD est¨¢ a favor de una investigaci¨®n que d¨¦ un resultado r¨¢pido y vamos a contribuir a que el gobierno del Estado de Guerrero contribuya a ello", ha dicho Navarrete, que ha calificado el 'caso Iguala' de "tragedia que ha conmocionado a M¨¦xico y al mundo".
El percutor de su dimisi¨®n ha sido la matanza, secuestro y desaparici¨®n de los normalistas en Iguala a manos del narco y la Polic¨ªa Municipal. Padres y compa?eros de las v¨ªctimas le han se?alado como principal responsable pol¨ªtico. Durante su mandato, el estado se ha precipitado por un sumidero de violencia. El narcotr¨¢fico, en la forma de cuatro sanguinarios y enloquecidos carteles, se ha adue?ado del territorio imponiendo su ley hasta extremos b¨¢rbaros, como ha demostrado el caso de los estudiantes.
Esta cohabitaci¨®n pol¨ªtica con el demonio del narco, ante la que durante a?os hicieron caso omiso las autoridades federales, se ha vuelto a la postre t¨®xica para Aguirre. Incapaz de resolver con sus propios medios el enigma del paradero de los desaparecidos, lastrado por un historial de sospechas y pisando las ascuas de una incipiente revuelta en su estado, el gobernador ha tenido que tirar la toalla.
En este escenario de tragedia, me niego a que el debate se centre en si el gobernador debe permanecer o no
?ngel Aguirre, gobernador de Guerrero
Su marcha le da un respiro al presidente, Enrique Pe?a Nieto. En apenas una semana, el mandatario ha logrado dos avances significativos. Detener al l¨ªder de Guerreros Unidos, el cartel m¨¢s fuerte del estado sure?o y cuyos sicarios participaron en la matanza y secuestro de normalistas. Y ahora, derribar a una figura cuya mera permanencia en el poder soliviantaba a las v¨ªctimas y mostraba la debilidad institucional en la que vive Guerrero, un territorio donde cada semana, para espanto general, se hallan nuevas fosas repletas de cad¨¢veres sin identificar.
Con estos dos ases en la mano, Pe?a Nieto despeja m¨ªnimamente el escenario pol¨ªtico, pero no frena de ning¨²n modo la cuenta atr¨¢s abierta por la desaparici¨®n de los j¨®venes estudiantes. Los agentes federales, encabezados por el investigador n¨²mero uno de M¨¦xico, Tom¨¢s Zer¨®n, el hombre que captur¨® al Chapo Guzm¨¢n, el narcotraficante m¨¢s buscado del planeta, est¨¢n moviendo cielo y tierra para dar con el paradero de los alumnos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa. Pero cada d¨ªa que pasa sin resultados, la desconfianza aumenta.
Este escepticismo se ancla en cap¨ªtulos tan chuscos como la fuga del alcalde de Iguala, su esposa y su jefe de polic¨ªa, tres de los principales implicados en los terribles hechos. Su huida, escenificada con pasmosa tranquilidad, dej¨® primero en rid¨ªculo al dimitido gobernador de Guerrero, pero con el trascurso de los d¨ªas y cuando el caso fue tomado directamente por el poder central, ha empa?ado al propio Ejecutivo. Su captura se ha vuelto una prioridad nacional. Pero mientras llega, la escapada de los tres sospechosos sirve de combustible a los normalistas para sus movilizaciones, cada vez m¨¢s intensas, contra las autoridades estatales y federales. En este contexto, la ca¨ªda de Aguirre puede actuar como un b¨¢lsamo moment¨¢neo, pero la asignatura pendiente sigue siendo el hallazgo de los estudiantes, un cap¨ªtulo para el que sus compa?eros, apoyados por una constelaci¨®n de grupos radicales, ya han dejado sentado que s¨®lo admiten un desenlace: que los devuelvan con vida. ¡°Vivos se los llevaron, vivos los queremos¡±, es su lema. En el caso de que esto no ocurra, las consecuencias son imprevisibles.
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