Fue el estado

As¨ª dice una consigna escrita e iluminada en el suelo. Es una protesta llevada a cabo en el mism¨ªsimo Z¨®calo, la plaza central del Distrito Federal. Esa voz y la protesta se propagaron por todo el pa¨ªs y de all¨ª a muchos otros lugares en el mundo: ¡°fue el estado¡±. La consigna tomo las redes sociales por asalto y el hashtag #FueElestado le da la vuelta al planeta. Los tuits van de a cientos por minuto.

La frase en s¨ª misma aturde, es un sonoro cachetazo. Captura y retrata la realidad con inusitada crudeza. Los que torturan, asesinan, desfiguran el rostro de sus v¨ªctimas para que no sean reconocidas y luego las entierran en fosas comunes lo hacen con la anuencia, la protecci¨®n y la complicidad del estado. Son el estado, como vimos en el caso del alcalde de Iguala, el ¨²ltimo notable de una larga lista de autoridades asociadas a¡ªo capturadas por¡ªel narcotr¨¢fico. El terror cuenta con el poder pol¨ªtico y usa los recursos de ese poder.

Si fue el estado, entonces eso se llama terrorismo de estado, como Videla y Pinochet, solo que es peor porque en muchos sentidos es incomprensible. Aquello se pod¨ªa explicar¡ªo al menos se intentaba racionalizar¡ªpor la lucha ideol¨®gica, las disputas pol¨ªticas o las estrategias de dominaci¨®n hegem¨®nica de las superpotencias. Pero, ?y esto? ?C¨®mo se entiende y se explica que los carteles persigan aterrorizar a la sociedad, si solo se trata del mercado, demanda, consumo?

Pues s¨ª que persiguen otra cosa. No es necesariamente el ejercicio directo del poder pol¨ªtico, pero algo parecido. Persiguen un mercado, claro, pero habitado por una sociedad d¨®cil, pasiva, incapaz de organizarse como sociedad civil. Sean campesinos, estudiantes o vecinos, siempre es problema para los narcos la organizaci¨®n de la sociedad, la acci¨®n colectiva, la informaci¨®n compartida; en definitiva, la normatividad social en cualquiera de sus formas. La conciencia colectiva genera organizaci¨®n, y la organizaci¨®n bien puede generar resistencia. Lo entend¨ªa bien Videla, lo saben los Guerreros Unidos.

Para los narcos, la anomia social es garant¨ªa de control territorial, es decir, del mercado, ganancias. El terror entra ahora en esta ecuaci¨®n, necesario para desarticular toda forma de sociabilidad, que M¨¦xico naturalmente posee y en abundancia. El terror entonces tiene que ser cada vez m¨¢s violento, dada esa abundante sociabilidad espontanea, al punto de parecer irracional. Pero no hay irracionalidad alguna en el terror. El terror es racional, capaz de llegar hasta el punto de quiebre, siendo el punto de quiebre en el M¨¦xico de hoy la propia disoluci¨®n del tejido social.

El terror de los narcos tiene c¨®mplices¡ª#FueElestado¡ªpero en un simultaneo proceso de desarmado del orden estatal. Suena contradictorio pero no lo es. Es la privatizaci¨®n del estado, la parcelaci¨®n del poder, la reducci¨®n del estado, lo p¨²blico, a un puro instrumento al servicio de un grupo de inter¨¦s privado. El tema no es desconocido en la historia de Am¨¦rica Latina, eso no es misterio para nadie, hayan sido los beneficiarios elites terratenientes, oficiales militares o firmas multinacionales extractivas, por nombrar algunos ejemplos. Hoy son los carteles que penetran, capturan o entran en colusi¨®n con el estado, especialmente a nivel sub nacional, como en Guerrero.

A todo esto ya van para dos a?os de gobierno del PRI, un PRI que parece haber regresado a donde lo dej¨® Salinas hace veinte a?os¡ªall¨¢ por 1994¡ªni siquiera donde lo dej¨® Zedillo en 2000. El PRI se ocupa de los negocios del petr¨®leo, se enfrenta a alg¨²n sindicato parasitario y dise?a ambiciosos pactos pol¨ªticos que nadie conoce demasiado bien. Ignora, desafortunadamente, que el pa¨ªs de este siglo no tiene nada que ver con el que gobernaron durante el siglo anterior, empezando por la violencia, el terror y la capilaridad del narcotr¨¢fico.

Esta semana el mundo se enter¨® que el estado Isl¨¢mico, ISIS, us¨® gas cloro en sus ataques contra las fuerzas Iraqu¨ªes. Ser¨ªa bueno que se entere que M¨¦xico tambi¨¦n vive bajo su propio ISIS, expresado por m¨²ltiples ISIS regionales, fuerzas que tambi¨¦n usan armas qu¨ªmicas contra su poblaci¨®n, como el ¨¢cido usado para impedir la identificaci¨®n de las v¨ªctimas. Los Guerreros Unidos, un cuasi estado sin estado, con normas coercitivas que reproducen el terror y cuya muy racional barbarie necesitan matar inocentes indefensos, precisamente, para garantizar la dominaci¨®n y el sometimiento de la sociedad. Son solo un caso entre muchos otros.

Claro que fue el estado. Pero lo m¨¢s desesperante es cuando el estado, en la figura de la m¨¢xima autoridad, no tienen demasiado para decir y casi nada para hacer. La salvaci¨®n de M¨¦xico, esa que Pe?a Nieto supuestamente lograr¨ªa, depende ¨²nicamente de una sociedad civil con enorme empat¨ªa y solidaridad, pero sola, hu¨¦rfana, abandonada por el estado y la pol¨ªtica como nunca hab¨ªa sucedido en la historia.

Twitter @hectorschamis