T¨²nez permite el retorno del clan del dictador Ben Al¨ª
Excolaboradores del l¨ªder derrocado se presentan a las elecciones de este domingo
La escena se vivi¨® el 14 de septiembre en el aeropuerto internacional de T¨²nez-Cartago. Mondher Zenaidi, exministro de Transportes, Comercio, Turismo, Artesan¨ªa y Salud, adem¨¢s de ex vicepresidente de la C¨¢mara de Diputados durante varios periodos de la dictadura de Ben Al¨ª, pon¨ªa pie en su pa¨ªs tras tres a?os en Par¨ªs, desde poco despu¨¦s de que cayera el r¨¦gimen. Cientos de tunecinos lo recibieron con v¨ªtores, banderines y todo tipo de parafernalia electoral. Y all¨ª mismo anunci¨® su candidatura a la presidencia, que se dilucidar¨¢ el 23 de noviembre. Antes, este domingo, se celebrar¨¢n las primeras elecciones generales totalmente democr¨¢ticas del nuevo T¨²nez, ya con una Constituci¨®n. Una decena de excolaboradores del dictador se reparten por diversos partidos al beneficiarse del olvido que preconiza la nueva ley electoral.
El dictador Zine el Abidin Ben Al¨ª sigue en su exilio en Arabia Saud¨ª y no puede volver a T¨²nez porque tiene pendientes varias condenas a cadena perpetua y multas millonarias. Pero su clan s¨ª est¨¢ regresando. Y no por la puerta de atr¨¢s. Llegan para implicarse en las dos elecciones cruciales que afronta T¨²nez en un mes para consolidar su transici¨®n y entre gran expectaci¨®n internacional por si puede servir de modelo para otros pa¨ªses implicados en la primavera ¨¢rabe.
Al menos cinco exministros de distintas etapas de la dictadura de Ben Al¨ª est¨¢n ya inscritos para las presidenciales del 23 de noviembre: Abderrahim Zouari (70 a?os), Kamel Morjane (66), Mondher Zenaidi (64), Mustaf¨¢ Kamel Nabli (64) y Hamouda Ben Slama (69). Los dos ¨²ltimos, como nunca militaron en el partido de Ben Al¨ª (RCD), han justificado su gesti¨®n varios a?os al frente de los departamentos de Juventud, Deportes y del Plan como meros ¡°tecn¨®cratas¡±, para desmarcarse de los peores pasajes del r¨¦gimen.
Los otros tres eran aut¨¦nticos barones, caciques del Gobierno y del partido en el poder, donde dos ostentaron incluso la secretar¨ªa general y dominaron ministerios tan importantes como Exteriores, Defensa o Transportes. Ellos y otros menos conocidos son los denominados popular y peyorativamente ¡°los residuos¡± tras la revoluci¨®n de los jazmines que derroc¨® a Ben Al¨ª.
La reaparici¨®n de esos ¡°restos¡± ni ha sido f¨¢cil ni ha estado exenta de pol¨¦mica, porque para muchos era muy dif¨ªcil de digerir. Tras el derrocamiento del r¨¦gimen, el 14 de enero de 2011, se programaron unas primeras elecciones que gan¨® el partido islamista Ennahda, que moder¨® su discurso, se ali¨® en una troika con otras dos formaciones posibilistas y prepararon la senda de esta transici¨®n inacabada.
La Constituci¨®n dio un giro a la norma que vetaba a cargos del viejo r¨¦gimen
En enero de este a?o se ratific¨® una nueva Constituci¨®n y en mayo se aprob¨® en el Parlamento la remozada ley electoral. Fue en ese momento cuando se plante¨® la posibilidad de continuar con la anterior norma que prohib¨ªa participar en pol¨ªtica a los que hubieran tenido algo que ver con la dictadura anterior. El debate fue arduo. Algunos excombatientes contra Ben Al¨ª, como Ahmed N¨¦jib Chebbi (del partido Al Yumhuri), aceptaron que la soluci¨®n menos mala era mirar adelante: ¡°Los tunecinos no se han vuelto de repente amn¨¦sicos y lo sancionar¨¢n todo, pero en las urnas¡±. Ennahda, que defend¨ªa la exclusi¨®n, dio un giro espectacular en el que se tuvo que implicar a fondo su l¨ªder hist¨®rico, Rachid Ghanuchi, porque muchos diputados que fueron perseguidos en la dictadura no tragaban con la idea: ¡°Ya hemos visto a qu¨¦ ha conducido la pol¨ªtica de erradicaci¨®n y de exclusi¨®n en Irak y Libia: a dos guerras civiles¡±.
Ennahda se ha querido presentar, en el pa¨ªs e internacionalmente, como el partido islamista del consenso y la reconciliaci¨®n.
La ley pas¨® el filtro del Parlamento y esos ¡°restos¡± est¨¢n ya en las listas sin haber querido ni tenido que pedir perd¨®n ni hacer autocr¨ªtica. Zouari, que acepta haber sido cacique, argumenta que retorna para ¡°construir el nuevo T¨²nez con todos sus hombres y mujeres¡±, pero eludi¨® responder a un periodista que le pregunt¨® si deb¨ªa considerarse a Ben Al¨ª dictador. Contest¨® que ejerc¨ªa un ¡°poder personal¡±.
Exilio dorado por "misericordia" saud¨ª
Zine el Abidin Ben Al¨ª sigue a sus 76 a?os en su exilio dorado de Yeda, en una mansi¨®n junto al mar Rojo cedida con su dotaci¨®n de seguridad por la monarqu¨ªa saud¨ª, con cuyo ministro del Interior, el pr¨ªncipe Nayef, trab¨® buenas relaciones en su larga etapa como dictador. Se refugia all¨ª "en nombre de la misericordia isl¨¢mica" desde que abandon¨®, la noche del 14 de enero de 2011, el palacio de Cartago en T¨²nez, en una huida que siguen sin digerir ni ¨¦l ni su segunda esposa, Leila Trabelsi, que ha narrado todo tipo de conspiraciones en su libro de autodefensa Mi verdad.
En ese alegato se presenta como precursora de la mujer moderna tunecina, madre y esposa ejemplar, y aprovecha para rechazar las acusaciones de que su marido ha acumulado amantes, propiedades y cuentas en el extranjero. Pero varios reportajes de investigaci¨®n y hasta un informe del Banco Mundial desmienten esa versi¨®n. Se acusa al matrimonio de haber sustra¨ªdo hasta el 25% del PIB del pa¨ªs. Tras su huida se les confiscaron 233 t¨ªtulos de propiedad, 48 yates, 34 coches, 117 paquetes de acciones de sociedades y participaciones en m¨¢s de 200 empresas. Con todo ello el nuevo Gobierno mont¨® un holding, Al Karama, que est¨¢ privatiz¨¢ndose ahora.
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