Corrupci¨®n: tumba de la democracia
El futuro de Am¨¦rica pasa por cambiar la tolerancia hacia esta pr¨¢ctica
En el momento de depositar el voto en la urna para elegir a nuestros gobernantes, pesa mucho lo que sabemos pero debemos olvidar, es decir, que la condici¨®n humana es imperfecta y demasiadas veces corrupta. Por esa raz¨®n, la simulaci¨®n y ciertas elecciones son hermanas de sangre.
La corrupci¨®n en Brasil ha gravitado durante estas elecciones presidenciales: el 3% de comisiones que la estatal Petrobras pagaba a los partidos aliados del gobernante Partido de los Trabajadores, que tambi¨¦n se distribu¨ªan entre sus propias filas, o la desviaci¨®n de los costes de la construcci¨®n del metro de S?o Paulo que mostraron c¨®mo A¨¦cio Neves tambi¨¦n ten¨ªa un techo de cristal. Al fin y al cabo, pese a la atomizaci¨®n del Parlamento en Brasilia, la corrupci¨®n es el ¨²nico elemento que une a todos los partidos pol¨ªticos.
En el caso espa?ol, sorprende que la corrupci¨®n rampante no haya tenido repercusi¨®n electoral. Por eso, ejemplos como el de Valencia o el de Madrid, gobernados por el Partido Popular (PP) se?alado por el llamado caso G¨¹rtel, como antes ocurri¨® con el PSOE y el esc¨¢ndalo Filesa, pesan definitivamente sobre la identidad democr¨¢tica. ?C¨®mo esperan los Gobiernos que los pobres contribuyentes deseen cumplir con sus obligaciones fiscales cuando, por ejemplo, en Espa?a hay cerca de 1.700 causas judiciales abiertas con unos 500 imputados por corrupci¨®n? Parece que lo normal ¡ªal menos en los pa¨ªses que hablan espa?ol o portugu¨¦s¡ª es que los mandatarios usen el poder para robarnos a todos.
El futuro de Am¨¦rica pasa por acabar con la tolerancia a los sobornos, lo que no depende de grandes leyes
La corrupci¨®n corroe todo el sistema pol¨ªtico. Pero m¨¢s all¨¢ de las declaraciones grandilocuentes, hay que saber que el mensal?o brasile?o, el G¨¹rtel espa?ol o el enriquecimiento de los Kirchner en Argentina, unidos a los milagros de algunos de los exsecretarios mexicanos que, tras una vida de trabajo en la funci¨®n p¨²blica, dejaron al morir una fortuna superior a los 3.000 millones de d¨®lares, est¨¢n creando un rechazo que no s¨®lo afecta al mismo concepto de democracia, sino al de todo el sistema de partidos.
Pero si se quitan los signos externos, resulta dif¨ªcil saber c¨®mo las formaciones alternativas que est¨¢n surgiendo en todas partes ¡ªcuyo ¨²nico denominador es que no pertenecen a lo que Podemos en Espa?a denomina ¡°la casta¡±¡ª, pueden proteger a las sociedades frente a la mayor contradicci¨®n del mundo democr¨¢tico.
Me explico. Seg¨²n Churchill, y yo comparto su afirmaci¨®n, la democracia es el menos malo de todos los sistemas conocidos, pero el problema es que se basa en y para los partidos pol¨ªticos. ?Cu¨¢ndo estos fallan, tambi¨¦n fracasa la democracia o s¨®lo lo que la sostiene?
El PT brasile?o ha sido ¡ªy previsiblemente lo ser¨¢¡ª, un jugador muy importante para Brasil. Gracias a ¨¦l, un obrero metal¨²rgico consigui¨® de la nada vencer a la Historia y sentarse por primera vez en el Palacio de Planalto en Brasilia. En Espa?a resulta dif¨ªcil encontrar un partido que no tenga varios imputados en sus filas. Naturalmente, quienes est¨¢n en el poder suscitan m¨¢s morbo, pero el problema de la corrupci¨®n en los pa¨ªses latinos es un mal end¨¦mico.
En el caso mexicano, el entonces candidato Enrique Pe?a Nieto prometi¨® un cambio legal que permitiera combatir este fen¨®meno. A dos a?os de su llegada al poder (consumido el 33% de su mandato), aparte de hacer las reformas y de luchar contra la inseguridad heredada del calderonismo para la que no ha encontrado una soluci¨®n propia, M¨¦xico a¨²n espera encontrar un sistema anticorrupci¨®n que funcione. El consuelo de que se trata de un mal mundial, es solo eso: un consuelo.
Hace s¨®lo dos a?os, el Latinobar¨®metro mostraba un bajo aprecio por los valores democr¨¢ticos en el subcontinente. En ello, interven¨ªan muchos factores: errores de los respectivos Gobiernos, la repercusi¨®n de la crisis internacional o la desigualdad social, pero hab¨ªa un factor que era y es general y que habla en portugu¨¦s, espa?ol, incluso italiano, en toda Am¨¦rica Latina y Europa: la corrupci¨®n.
El ejemplo de Mani pulite (Manos Limpias) en Italia, el mayor caso de corrupci¨®n colectiva que se recuerda desde la ¨¦poca de la ley seca de Al Capone, y que acab¨® parad¨®jicamente dando el poder a Silvio Berlusconi, ha sido superado hace tiempo por Brasil, uno de los Estados m¨¢s corruptos del mundo, seg¨²n el ?ndice de Transparencia Internacional. Por su parte, Argentina vive en una permanente sospecha y Espa?a ostenta en este momento un r¨¦cord de pol¨ªticos procesados por corruptelas, prevaricaciones o especulaci¨®n a cambio de favores econ¨®micos o pol¨ªticos.
El futuro de esa Am¨¦rica que acaba de votar en Brasil y que, dentro de poco, lo har¨¢ en otros pa¨ªses de la regi¨®n, pasa por cambiar la tolerancia hacia la corrupci¨®n. Esa decisi¨®n no depende tanto de grandes estudios o leyes, sino de la creencia generalizada de que como ocurre con la lucha frente a la pirater¨ªa, cada vez que se compra a un pol¨ªtico y eso queda impune, estamos, sin saberlo, cavando la tumba de la democracia. Ya no son las venas abiertas de Latinoam¨¦rica, como quer¨ªa Eduardo Galeano, ahora son lazos de sangre.
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