Alemania se plantea c¨®mo evitar el aumento de la violencia extremista
El Gobierno quiere prohibir futuras concentraciones de ¡®hooligans¡¯ islam¨®fobos
Sorprendidas por los disturbios del pasado domingo en Colonia, las autoridades alemanas llevan una semana pregunt¨¢ndose c¨®mo de repente se han organizado tantos hooligans violentos de ultraderecha y, sobre todo, qu¨¦ hacer para evitar nuevos tumultos. ¡°Quien lleve la violencia a las ciudades deber¨¢ ser perseguido y castigado con todos los medios del Estado de derecho¡±, dijo el ministro de Justicia, el socialdem¨®crata Heiko Maas, al d¨ªa siguiente de que 4.000 miembros del grupo Hooligans contra salafistas sembrara el terror en pleno centro de Colonia y dejara medio centenar de agentes heridos. La polic¨ªa respondi¨® con un ca?¨®n de agua a presi¨®n al lanzamiento de piedras y otros objetos por parte de los radicales.
Medio millar de alemanes yihadistas
El c¨®ctel de extremismos de distinto signo se est¨¢ agitando en Alemania. La aparici¨®n de los hooligans de ultraderecha se une a la creciente preocupaci¨®n por las actividades de islamistas radicales en las calles alemanas, y a sus choques con el mill¨®n de kurdos que vive en el pa¨ªs, y que se sienten abandonados por los turcos en su lucha contra Estado Isl¨¢mico.
Los servicios de inteligencia estiman que en torno a 450 personas han viajado a Siria o Irak para participar en la yihad, y que en cualquier momento pueden volver al pa¨ªs a¨²n m¨¢s radicalizados. Fuentes de inteligencia citadas por el peri¨®dico Frankfurter Allgemeine am Sonntag elevan la cifra hasta 1.800. Sea cual sea el volumen real, estos militantes del salafismo, una de las versiones m¨¢s radicales del Islam, son solo la avanzadilla de los que se han quedado en el pa¨ªs. El presidente de la agencia federal de inteligencia de Alemania, Hans-Georg Maassen, ha alertado de que el n¨²mero de islamistas radicales asciende a 6.300, y que la cifra aumenta continuamente. Hace tres a?os, hab¨ªa 3.800.
El movimiento radical ha surgido como respuesta al creciente n¨²mero de islamistas que opera dentro del pa¨ªs, en una peligrosa espiral en la que los dos fanatismos se retroalimentan. ¡°Estos grupos ligados al f¨²tbol ya tuvieron su momento estelar en los a?os ochenta y noventa. Pero entonces no les mov¨ªa la pol¨ªtica, sino tan solo los acontecimientos deportivos. La novedad de la manifestaci¨®n de Colonia, cuyos participantes ten¨ªan entre 35 y 50 a?os, es que tuviera un lema pol¨ªtico expl¨ªcito¡±, asegura el experto en movimientos radicales Michael Gabriel.
Pasada la sorpresa, el Gobierno federal y de las distintas administraciones regionales se plantean ahora c¨®mo actuar. Los hooligans hab¨ªan anunciado su intenci¨®n de repetir sus manifestaciones en ciudades como Berl¨ªn y Hamburgo. ¡°No queremos que estas peleas se produzcan en nuestras ciudades¡±, respondi¨® el ministro del Interior, el democristiano Thomas de Maizi¨¨re. El responsable de Interior de Berl¨ªn, Frank Henkel, fue m¨¢s lejos al ser preguntado por la protesta prevista para el pr¨®ximo 15 de noviembre frente a la Puerta de Brandeburgo, justo una semana despu¨¦s de las celebraciones del 25 aniversario de la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn. ¡°He o¨ªdo que podr¨ªan reunirse 10.000 personas. Estamos experimentando una nueva dimensi¨®n de violencia callejera y militancia. Haremos todo lo posible para prohibir la manifestaci¨®n¡±, dijo tajante. Las autoridades temen una afluencia masiva de radicales el 15 de noviembre despu¨¦s de que los hooligans cancelaran su convocatoria en Hamburgo.
Pero el debate sobre los l¨ªmites de la libertad de reuni¨®n va m¨¢s all¨¢ de la prohibici¨®n de futuras concentraciones. Hay voces en el partido democristiano de la canciller Angela Merkel que sugieren la posibilidad de retirar el pasaporte a los extremistas de derecha, al igual que a los terroristas de Estado Isl¨¢mico, mientras que otros hablan de marcar los carn¨¦s de identidad de los violentos para tenerlos controlados. Mientras, la ministra de Familia, Manuela Schwesig, reclama m¨¢s dinero para luchar contra los extremismos de derecha. ¡°Debemos actuar m¨¢s pronto porque no podemos limitarnos a observar c¨®mo adolescente de 14 o 15 a?os se integran en estas estructuras radicales¡±, dijo la pol¨ªtica socialdem¨®crata.
El desaf¨ªo es serio. Como recuerda el experto Gabriel, tanto los ultraderechistas como los islamistas no solo est¨¢n fascinados por la violencia y rechazan los principios de igualdad y democracia, sino que adem¨¢s gozan de un entorno social en el que despiertan simpat¨ªas. ¡°Tenemos un potencial apropiado para que este conflicto vaya m¨¢s all¨¢ en la sociedad alemana¡±, concluye Gabriel.
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