Boleto al acoso en Am¨¦rica Latina
Seis de cada diez mujeres sufren abusos de distinto tipo en los transportes de capitales como Bogot¨¢, Lima y Ciudad de M¨¦xico
Seis de cada diez mujeres son acosadas f¨ªsicamente en los transportes p¨²blicos de las principales capitales de Am¨¦rica Latina, seg¨²n un sondeo de la Fundaci¨®n Thomson Reuters que fue presentado esta semana en Londres. La encuesta, sobre percepci¨®n de seguridad, se realiz¨® por Internet a 6.550 mujeres y expertos en g¨¦nero en las 15 capitales m¨¢s grandes del mundo y Nueva York ¨Cque es la m¨¢s poblada de Estados Unidos¨C, y arroj¨® que el transporte de Bogot¨¢ es el m¨¢s inseguro para las mujeres, seguido por el de Ciudad de M¨¦xico y Lima.
En el caso de la capital colombiana, las 380 mujeres entrevistadas coincidieron en sentir temor de viajar solas en el sistema de autobuses articulados que recorre la ciudad, sobre todo cuando oscurece, y no conf¨ªan en que las autoridades act¨²en a fondo frente a los abusos de los que son v¨ªctimas. En Ciudad de M¨¦xico, el 64% de las mujeres encuestadas dijo que hab¨ªan sido ¡°toqueteadas o experimentaron alg¨²n tipo de acoso en el transporte p¨²blico¡±, seg¨²n el informe de la Fundaci¨®n. En Bogot¨¢ esta cifra es del 57% y en Lima del 58%. A estas tres ciudades le siguen Delhi (India) y Jakarta (Indonesia). Nueva York es la m¨¢s segura.
Bogot¨¢, un calvario en silencio
Karla Melo es una de las tantas mujeres que ha sido acosada sexualmente este a?o en TransMilenio, el sistema de autobuses articulados que a falta de un metro moviliza m¨¢s de dos millones de pasajeros diarios en la capital colombiana. Esta empleada de la Alcald¨ªa tuvo que soportar en marzo, temprano en la ma?ana, cuando los autobuses van llenos a reventar, que un hombre la manoseara cada vez que el conductor frenaba. ¡°Ten¨ªa la cremallera del pantal¨®n abajo y mi reacci¨®n fue grabarlo con el m¨®vil y reclamarle¡±.
No son muchas las mujeres que confrontan a los acosadores entre otras razones porque piensan que quienes viajan con ellas no van a solidarizarse. En el caso de Melo, la ayuda tard¨® pero al final logr¨® que la Polic¨ªa interviniera y lo denunci¨®. ¡°Casi no lo hago porque los polic¨ªas est¨¢n tan acostumbrados a estas situaciones que me desmotivaron diciendo que el proceso es dispendioso¡±. En 2013 se reportaron 109 casos similares.
Desde febrero pasado, los acosos en TransMilenio empezaron a hacerse cada vez m¨¢s visibles. El caso de Diana Gamboa, que tuvo que aguantar que un hombre se masturbara a su lado y la tocara sin que nadie reaccionara cuando pidi¨® auxilio, gener¨® indignaci¨®n. ¡°Hubo silencio total mientras ¨¦l me tocaba¡±, dijo en una entrevista.
En marzo, las autoridades locales decidieron hacer pruebas piloto con vagones exclusivos para mujeres que funcionan en horas que no son pico y que algunos calificaron de una medida sexista. En julio, la Polic¨ªa destin¨® tambi¨¦n un escuadr¨®n de mujeres polic¨ªas encubiertas para combatir el manoseo, llamado ¡°caza-abusadores¡±, que caus¨® pol¨¦mica porque fueron vistas como se?uelos para atraer a los agresores.
Lisa G¨®mez, de la Secretar¨ªa de la Mujer en Bogot¨¢, dice que el hecho de que las mujeres hagan cada vez m¨¢s visibles los acosos que sufren en el transporte p¨²blico se debe a que la ciudad avanza en reconocer estas situaciones como un delito. Seg¨²n un sondeo del Observatorio de Mujeres y Equidad de G¨¦nero de Bogot¨¢ realizado a 10.000 usuarios del transporte p¨²blico, el 38% de las encuestadas dijo sentirse tranquila desde que funcionan los vagones para mujeres. G¨®mez tambi¨¦n destaca que de agosto a octubre las polic¨ªas encubiertas han capturado a 52 agresores. Gustavo Petro, el alcalde de Bogot¨¢, asegur¨® tras conocerse el sondeo de Reuters que gracias a esas medidas las denuncias de acoso han disminuido.
Para la Secretar¨ªa de la Mujer una de las razones por las que las mujeres se sienten inseguras en el transporte bogotano es porque prevalece una cultura machista y de tolerancia social frente a los acosos. Se suma que no hay acceso efectivo a la justicia. En Colombia, este tipo de delitos se conocen como ¡°injuria por v¨ªa de hecho¡± y no como acoso sexual, por lo que los agresores regresan a la calle a las pocas horas de ser detenidos. ¡°Eso, al final, lo que genera en las mujeres es impotencia¡±, dice G¨®mez.
M¨¦xico DF, vagones para mujeres y autobuses rosas
Lunes, 7.30 de la ma?ana. Los primeros vagones de la l¨ªnea 3 del metro de la Ciudad de M¨¦xico se detienen en la estaci¨®n Centro M¨¦dico, una de las terminales con m¨¢s tr¨¢fico de la ruta que atraviesa la urbe de norte a sur. Una avalancha de mujeres en el and¨¦n corre hacia las puertas, empuja, grita, contin¨²a chillando y logra hacerse un hueco en el tren subterr¨¢neo. Dentro, el aire es irrespirable, las usuarias quedan aplastadas, se desplazan como una masa uniforme, rozan sus cuerpos sin respetar distancias. No importa. En este vag¨®n ya no hay hombres.
Un estudio realizado por el Instituto de las Mujeres del Distrito Federal revela que alrededor del 65% de las usuarias del sistema de transporte p¨²blico han sido v¨ªctimas de alguna modalidad de violencia de g¨¦nero. ¡°?nicamente una quinta parte de los eventos son reportados a las autoridades, y los servicios de transporte informales en microb¨²s (una flota de peque?as unidades generalmente muy viejas) se consideran el espacio en donde las mujeres son m¨¢s vulnerables¡±, concluye una investigaci¨®n del Banco Mundial. El contexto, adem¨¢s, es hostil: tan solo en el mes de septiembre fueron presentadas 374 denuncias por delitos sexuales en la capital.
Desde el a?o 2008, la ciudad cuenta con el programa Viajemos Seguras, una iniciativa de varias instituciones dise?ada para prevenir, atender y sancionar la violencia sexual cometida contra las mujeres que viajan en el transporte p¨²blico y concesionado. Adem¨¢s de incluir m¨®dulos de atenci¨®n y denuncia sobre casos de abuso sexual en el transporte (son comunes los tocamientos y las agresiones verbales, pero tambi¨¦n se dan violaciones), el plan promovi¨® -aunque ya exist¨ªa- la segregaci¨®n de hombres y mujeres en el metro, el tren ligero y el metrob¨²s (el sistema de autocares con carril propio). El DF, con un ¨¢rea metropolitana de 20 millones de habitantes, ech¨® a andar tambi¨¦n una red de buses de color rosado donde los usuarios son s¨®lo mujeres.
Las conclusiones del estudio elaborado por el Banco Mundial, que trabaja en un programa piloto para combatir el problema de acoso sexual en unidades y paradas del transporte p¨²blico en varias ciudades de Am¨¦rica Latina, revela cuatro denominadores comunes en lo expresado por usuarios y responsables del servicio: denunciar una agresi¨®n ante las autoridades es farragoso y casi nunca da resultados; alzar la voz se vuelve complicado porque no existe el sentimiento de comunidad entre pasajeros; cuanto mejor es la infraestructura, m¨¢s seguros se sienten los usuarios; y segregar por sexos no es la soluci¨®n, sino solo un parche. Al salir del metro, en la calle, el acoso verbal regresa, las miradas intimidan. Vestir falda o llevar escote parece a veces delito en la capital mexicana, una provocaci¨®n. El problema no empieza ni termina en el transporte.
Lima, un padecimiento diario
En mayo, los lime?os se indignaron con la agresi¨®n que sufri¨® la actriz y cantante peruana Magaly Solier en el Metropolitano, el servicio de buses de transporte r¨¢pido que recorre 16 distritos de Lima de norte a sur. Al salir de una estaci¨®n, la artista encar¨® y abofete¨® a Daniel Durand Tenazoa por haberse masturbado detr¨¢s de ella, luego lo denunci¨® ante la Polic¨ªa por acoso sexual, uno de los delitos contra la libertad sexual y actos contra el pudor. Durand era reincidente.
Per¨² tuvo entre 2000 y 2009 la mayor tasa de denuncias por violencia sexual en Am¨¦rica Latina, y el espacio del transporte en Lima es uno m¨¢s donde ocurre la agresi¨®n hacia la mujer.
Solier coment¨® el hecho apenas lleg¨® a una radio donde la esperaban para una entrevista: ¡°No hab¨ªa un polic¨ªa all¨ª adentro. Si no lo ponen en su sitio, va a seguir haciendo esto toda la vida: este tipo de hombres tienen que desaparecer de Per¨², las mujeres no podemos vivir asustadas¡±.
Entre enero y mayo, m¨¢s de 20 mujeres ¨Cde 17 a 30 a?os¨C fueron v¨ªctimas de acoso sexual en buses del Metropolitano, indic¨® al diario La Rep¨²blica la Subgerencia de Protecci¨®n frente a la violencia basada en g¨¦nero de la Municipalidad de Lima. La misma dependencia reporta?que a octubre, la cifra subi¨® a 46. ¡°No es cierto ¨Cque Lima tenga el tercer transporte m¨¢s inseguro para las mujeres¨C. Tenemos un protocolo para denunciar casos de acoso y actos de violencia¡±, indic¨® Tamy Quintanilla, la subgerente municipal.
Pese a que a fines de julio la Municipalidad de Lima inici¨® una reforma del transporte, limitando la circulaci¨®n de combis (unidades de menor capacidad) para que los ¨®mnibus transiten exclusivamente por corredores, los usuarios a¨²n enfrentan una mala calidad del servicio: solo un corredor est¨¢ en funcionamiento.
Lo habitual en la capital peruana es viajar apretujado, y en horas pico es com¨²n sentir la respiraci¨®n de otro pasajero o su brazo incrustado en alguna parte del cuerpo. Una distancia de 20 kil¨®metros ¨Cde Pueblo Libre a Miraflores por ejemplo¨C puede tomar m¨¢s de una hora en ¨®mnibus ya que para ¨¦sa como para tantas otras rutas, a¨²n no hay corredor, ni Metropolitano, ni la l¨ªnea 1 del Metro. Seg¨²n la Municipalidad, solo el 5% de la demanda est¨¢ cubierta por el Metropolitano y la l¨ªnea 1 del Metro, es decir, 780.000 viajes diarios. Lima tiene m¨¢s de 9 millones de habitantes y las mujeres sufren el servicio de transporte doblemente.
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