Guant¨¢namo en territorio indio
El plan de llevar a los presos a Kansas para cerrar el pol¨¦mico penal inquieta a los vecinos
Fort Leavenworth es la instalaci¨®n militar donde el Ej¨¦rcito ha preparado siempre a sus comandantes para luchar en la siguiente guerra. MacArthur, Eisenhower, Powell, por citar algunos, pasaron por aqu¨ª. La pr¨¢ctica totalidad de los altos mandos reside varios meses en el lugar donde se escribe la doctrina de guerra de EE UU, en lo que se conoce como el ¡°centro intelectual del Ej¨¦rcito¡±. Establecido en territorio indio en el margen equivocado del r¨ªo Misuri por el coronel Leavenworth en 1827, el fuerte simboliza la frontera, la guarnici¨®n m¨¢s importante del Oeste, desde donde part¨ªan los primeros colonos blancos para adentrarse en la naci¨®n india, ¡°el punto de inicio de lo que un d¨ªa se llamar¨ªa Destino Manifiesto [la doctrina que expresa la creencia de que EE UU es una naci¨®n destinada a expandirse desde el Atl¨¢ntico al Pac¨ªfico]¡±, escribe Robert D. Kaplan en su libro Viaje al futuro del Imperio: la transformaci¨®n de Norteam¨¦rica en el siglo XXI.
A unos 30 kil¨®metros al noroeste de Kansas City, el pueblo de Leavenworth, el m¨¢s antiguo de Kansas, es una pieza de museo cuyas calles toman nombres de las tribus indias con las que el Ej¨¦rcito negoci¨® tratados: Cheyenne, Pawnee, Seneca, Dakota. Tambi¨¦n es el lugar donde acamparon los exploradores Lewis y Clark en su ruta hacia el Pac¨ªfico y que hoy se publicita con carteles escondidos entre la maleza de los senderos o al lado de casas con fachadas y puertas descolgadas.
Adem¨¢s de un cuartel, Fort Leavenworth es el equivalente a una prisi¨®n federal militar, la ¨²nica de m¨¢xima seguridad en EE UU. Y en las ¨²ltimas semanas se han publicado informaciones sobre que la Casa Blanca considerar¨ªa trasladar a los presos de Guant¨¢namo a una localidad en el interior de EE UU para cerrar el campo de detenci¨®n en Cuba, y la ¨²nica prisi¨®n federal preparada para acogerlos ser¨ªa Fort Leavenworth, lo que ha desatado la pol¨¦mica entre los vecinos.
Hasta el momento ninguno de sus presos hab¨ªa causado semejante tumulto. Entre los muros de la c¨¢rcel ahora cumple condena Chelsea Manning, el entonces soldado que entreg¨® cientos de miles de documentos clasificados a Wikileaks cuando era Bradley Manning y que fue sentenciado a 35 a?os de c¨¢rcel. En su corredor de la muerte se sienta Nidal Hasan, el psiquiatra del Ej¨¦rcito que acab¨® a tiros con la vida de 12 soldados en Fort Hood en 2009.
¡°Las prisiones son buenas para la econom¨ªa¡±, asegura Benjamin Baer, sentado con una cerveza a las puertas de un establecimiento, que aspira a la categor¨ªa de restaurante mexicano y anuncia margaritas a un d¨®lar y noventa y nueve. ¡°Siempre habr¨¢ delincuentes, y por el camino que lleva la sociedad parece garantizado que las prisiones no se quedar¨¢n sin trabajo¡±, prosigue. Se une a la conversaci¨®n un joven de paisano, margarita en mano, que dice pertenecer a uno de los destacamentos del fuerte. ¡°Las prisiones no contaminan ni causan atascos, dan dinero y trabajo a mucha gente¡±, opina. ¡°Imagine este pueblo sin el Fuerte¡±, plantea.
¡ª ?Y qu¨¦ tal imaginarlo con los presos de Guant¨¢namo en la prisi¨®n de m¨¢xima seguridad?
El silencio dura lo que tardan el joven y Baer en quitarse la sorpresa de encima. Pero la respuesta es tajante: ¡°No¡±. No, porque su traslado supondr¨ªa poner al pueblo en el objetivo del terrorismo islamista. No, porque est¨¢n bien donde est¨¢n, alejados de Estados Unidos, pudri¨¦ndose en un agujero. No, porque a ellos no les tembl¨® el pulso a la hora de quitarle el derecho a la vida a quienes murieron el 11-S.
Poco importa que se les diga que la gran mayor¨ªa de los 149 reclusos que est¨¢n encerrados en el centro de detenci¨®n de Guant¨¢namo lo est¨¢n sin cargos y no se les considera culpables de nada. La respuesta es y ser¨¢ siempre la misma: ¡°No¡±.
La actitud del pueblo es casi un¨¢nime. A quien se le pida opini¨®n considera una aberraci¨®n traer a Fort Leavenworth a los presos de Guant¨¢namo. Y ello a pesar de que su traslado ayudar¨ªa a aumentar todas las bondades que los habitantes del lugar atribuyen a las c¨¢rceles: buena salud econ¨®mica. La campa?a del senador Pat Roberts, cuya reelecci¨®n est¨¢ en la cuerda floja tras la inesperada entrada en escena de Paul Davis, un joven independiente que podr¨ªa acabar con casi dos d¨¦cadas del octogenario en el Senado, ha estado especialmente activa en este lugar de Kansas en las ¨²ltimas semanas. Y quiz¨¢, solo quiz¨¢, la primera promesa de campa?a de Barack Obama y su primera decisi¨®n nada m¨¢s llegar a la Casa Blanca ¡ªcerrar Guant¨¢namo¡ª sea finalmente lo que salve el puesto del veterano senador.
El Congreso ya pas¨® una resoluci¨®n hace a?os que ataba las manos al presidente para proceder a ese traslado. Algo que recuerda ahora Roberts en cada acto de campa?a al que acude. ¡°A d¨ªas de las elecciones, el senador tocar¨¢ todas las fibras necesarias para salvar su cargo¡±, declaran desde la campa?a de su contrincante.
Antiguo marine, Roberts enfatiza su determinaci¨®n parando ante cada palabra que expresa su rechazo a cerrar Guant¨¢namo a costa de traer a los presos a EE UU: ¡°Por-encima-de-mi-cad¨¢ver¡±, viene a decir el antiguo militar, que asegura que har¨¢ todo lo que est¨¦ en su mano para evitar que suceda.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.