Francisco: ¡°Rivalidad y arrogancia son gusanos que debilitan la Iglesia¡±

Desde que Jorge Mario Bergoglio fue elegido Papa, hace un a?o y siete meses, uno de los asuntos recurrentes en sus intervenciones es la autocr¨ªtica. No solo en los grandes problemas que en los ¨²ltimos a?os han socavado la credibilidad del Vaticano ¨Cpederastia, corrupci¨®n y dinero negro--, sino tambi¨¦n en los usos y costumbres del d¨ªa a d¨ªa de la Iglesia. Si el mi¨¦rcoles pasado, durante su alocuci¨®n en la plaza de San Pedro, denunci¨® la fea costumbre de criticar ¨C¡°la gente puede decir: si eso es ser cristiano, yo me hago ateo¡±--, durante la homil¨ªa del lunes en la residencia de Santa Marta puso el dedo en otra llaga: ¡°?Cu¨¢ntas veces en nuestras instituciones, en la Iglesia, en las parroquias, encontramos la rivalidad, el jactarse de cuanto vale uno, y la arrogancia. Son dos gusanos que carcomen la consistencia de la Iglesia y la debilitan¡±.

El papa Francisco record¨® que el objetivo de la Iglesia es ¡°buscar el bien de los dem¨¢s y servirles¡± en un clima de ¡°unanimidad y concordia¡±. ¡°Esta es la atm¨®sfera¡±, explico Bergoglio, ¡°que quiere Jes¨²s en la Iglesia, y aunque se pueden tener opiniones diferentes, deben estar siempre dentro de esa atm¨®sfera de humildad, caridad y sin despreciar a nadie; es muy feo cuando en las instituciones eclesiales, di¨®cesis o parroquias, la gente busca su propio inter¨¦s en vez de ponerse al servicio de los dem¨¢s¡±.

Se puede decir que es la segunda entrega, en el espacio ¨ªntimo de Santa Marta, de aquello que, delante de miles de personas, ya denunci¨® el pasado mi¨¦rcoles en la plaza de San Pedro: el peligro del mal ejemplo, no solo en los grandes esc¨¢ndalos sino tambi¨¦n en el quehacer cotidiano. ¡°La gente puede decir¡±, explic¨® el Papa, ¡°mira esta persona, est¨¢ siempre en la Iglesia, pero despu¨¦s critica a todo el mundo, habla mal de todos; eso no solo no es cristianismo, sino que puede llevar al pensamiento de que si eso es ser cristiano, yo me hago ateo¡±.

Durante el pasado S¨ªnodo de los Obispos, que registr¨® notables divisiones ante la apertura del papa Francisco a las nuevas familias y a los homosexuales, Bergogio pidi¨® expresamente que el debate fuese abierto y sin tapujos para evitar, precisamente, los peligrosos concili¨¢bulos de sacrist¨ªa.