La econom¨ªa del crimen en M¨¦xico
Tenemos la importante tarea de solidificar instituciones democr¨¢ticas eficaces, mecanismos de prevenci¨®n y sanci¨®n de los delitos
Pr¨¢cticamente pas¨® desapercibida la reciente publicaci¨®n de la Encuesta Nacional de Victimizaci¨®n y Percepci¨®n de Seguridad P¨²blica 2014 (ENVIPE), realizada por el Instituto Nacional de Estad¨ªstica y Geograf¨ªa (INEGI). Los datos publicados revelan, como en las tres anteriores, la grave situaci¨®n que contin¨²a prevaleciendo en M¨¦xico en esas materias. Se calcula que durante 2013, en el pa¨ªs se cometieron 33,1 millones de delitos, con 22,5 millones de v¨ªctimas, equivalente a 1,5 delitos por v¨ªctima y una afectaci¨®n al 33,9% de los hogares. Este ¨²ltimo aspecto ha venido creciendo, desafortunada y consistentemente, al pasar del 30,4% al 32,4% y 33,9% en 2011, 2012 y 2013, respectivamente. Lo mismo ha sucedido con el n¨²mero de v¨ªctimas (24,3%, 27,3% y 28,2%) y el n¨²mero de delitos (29,2%, 35,1% y 41,5%) a nivel nacional en cada uno de esos a?os. Del total de delitos cometidos, casi el 52% son robos en sus diferentes modalidades, muchos de ellos llevados a cabo con violencia.
M¨¢s preocupante a¨²n que la cifra delictiva ¡ªsi cabe¡ª es la llamada ¡°cifra negra¡± reportada en la Encuesta ENVIPE, la cual arroj¨® que en 2013 ¨²nicamente se denunci¨® el 9,9% de los delitos, y de ellos s¨®lo en el 62,7% de los casos se inici¨® averiguaci¨®n previa. Ello implica que de los 33,1 millones de delitos cometidos en el pa¨ªs en ese a?o, s¨®lo en el 6,2% de los casos se inici¨® investigaci¨®n. Lastimosamente, en pr¨¢cticamente la mitad de ¨¦stos no sucedi¨® nada con la averiguaci¨®n o la denuncia no fue resuelta. En la informaci¨®n levantada por el INEGI se destaca que tanto el n¨²mero de denuncias como de averiguaciones previas han disminuido: las primeras cayeron del 12,3% en 2010 al 9,9% en 2013, y las segundas del 8% al 6,2% en los mismos a?os.
Por otra parte, resulta interesante comparar la encuesta (ENVIPE 2014) con otros datos disponibles del INEGI, por ejemplo con las cifras de procesados y sentenciados por el Poder Judicial. Seg¨²n los datos de 2012, del total de personas que fueron puestas a disposici¨®n de un juez, el 84% fueron procesadas en el fuero com¨²n y 87,5% en el fuero federal. Asimismo, del total de personas sometidas a un proceso penal el 88% fueron sentenciadas en el fuero com¨²n y el 92,1% en el fuero federal. Lo que implica que si una persona es presentada ante un juez hay un 73,92% de probabilidad de que sea sentenciada en el fuero com¨²n y un 80,59% en el fuero federal.
La Encuesta del INEGI aporta muchos m¨¢s datos. Podr¨ªa tomar varias p¨¢ginas m¨¢s se?alarlos, relacionarlos y compararlos. Sin embargo, con lo mencionado es m¨¢s que suficiente para mostrar ¡ªcon las cifras oficiales de una s¨®lida instituci¨®n nacional como es el INEGI¡ª la mala situaci¨®n que en el pa¨ªs se vive y, lo que no puede negarse viendo los n¨²meros, su creciente deterioro.
Hace 45 a?os, Gary Becker public¨® su art¨ªculo, que pronto se har¨ªa famoso, sobre lo que llam¨® ¡°la econom¨ªa del crimen¡±. Su hip¨®tesis microecon¨®mica resulta simple y atractiva. A pesar de lo que los legisladores suponen, los potenciales delincuentes no consideran para delinquir la sanci¨®n prevista en la ley, sino la relaci¨®n entre la pena posible y la probabilidad de que la misma les sea efectivamente impuesta. Si con todos los problemas que se han identificado para el homo economicus, el delincuente entiende que la posibilidad de ser atrapado, investigado, procesado o sentenciado es baja, o que tiene altas probabilidades de burlar cualquiera de esas etapas procesales, entonces mantendr¨¢ altos incentivos para delinquir y seguir haci¨¦ndolo.
De los 33,1 millones de delitos cometidos en 2013, s¨®lo en el 6,2% de los casos se inici¨® investigaci¨®n
As¨ª sea en el segmento especial del crimen, el delincuente se encontrar¨¢ en un magn¨ªfico ambiente de negocios. Para seguir con las met¨¢foras econ¨®micas neocl¨¢sicas, encontrar¨¢ una oferta de ¡°inversi¨®n¡± ampl¨ªsima, un mercado no regulado, una alta rentabilidad y cosas por el estilo. Dadas estas condiciones, un individuo racional amoral encontrar¨¢ absurdo no delinquir, pues el balance entre las potenciales ganancias y costos (sanciones) es positivamente alto.
Romper esas tristes condiciones pasa necesariamente por el establecimiento de un conjunto de cosas que, desde luego, no existen. No se puede repetir, casi como un mantra de la frustraci¨®n y la desesperanza, ¡°Estado de derecho, Estado de derecho¡±. Tampoco puede apelarse sin m¨¢s a la solidaridad humana o a la civilidad, cuando es claro que por s¨ª solas no son suficientes para aspirar al cambio. Lo ¨²nico que puede hacerse es construir, lenta pero firme y continuadamente, un nuevo entramado institucional que, en el mundo de Becker, representa el medio para aumentar las probabilidades de castigo de los delincuentes. En el mundo ordinario, tenemos la importante tarea de solidificar instituciones democr¨¢ticas eficaces, mecanismos de prevenci¨®n y sanci¨®n de los delitos y, desde luego, condiciones de vida m¨¢s igualitarias que las que imperan actualmente y que en mucho aumentan la delincuencia.
Jos¨¦ Ram¨®n Coss¨ªo D. es ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Naci¨®n y profesor de Derecho en el Instituto Tecnol¨®gico Aut¨®nomo de M¨¦xico. @JRCossio
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