Ind¨ªgenas y campesinos, los ¡°due?os¡± del 70% de los bosques mexicanos
Un sistema de propiedad de la tierra ¨²nico en el mundo puede ser la clave para salvar a la naturaleza de Am¨¦rica Latina
Un territorio dos veces m¨¢s grande que Espa?a. Esa es la superficie que ocupan en M¨¦xico los ejidos, un sistema de propiedades rurales de uso colectivo ¨²nico en el mundo en donde las comunidades tienen un derecho agrario sobre sus tierras. M¨¢s de cinco millones de ind¨ªgenas y campesinos son los ¡°due?os¡± de esa enorme extensi¨®n de tierras donde est¨¢n ubicados el 70% de los bosques del pa¨ªs.
Seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªsticas y Geograf¨ªa, M¨¦xico se encuentra entre los primeros pa¨ªses con mayor deforestaci¨®n en el mundo. Se estima que entre 2005 y 2010 se perdieron cerca de 155.000 hect¨¢reas por a?o. Datos del Banco Mundial revelan que M¨¦xico genera alrededor del 1,3% de las emisiones de CO2 a nivel global.
¡°Aqu¨ª en esta comunidad crec¨ª¡±, dice Eliut Ju¨¢rez Morales, del ejido ?lvaro Obreg¨®n, cerca de Calakmul, en Campeche, la antigua ciudad maya rodeada de bosques tropicales, que recientemente recibieron el reconocimiento de la UNESCO como patrimonio mundial.
Para Ju¨¢rez, los miembros de su comunidad, el bosque tropical no es solo un medio de subsistencia. Es la casa que habitan, donde vivieron sus antepasados y donde aspiran a seguir estando durante muchas generaciones.
Por eso, si se quiere salvar los bosques, es indispensable trabajar con las comunidades locales rurales e ind¨ªgenas que viven en los ejidos y que dependen de la enorme riqueza natural de los bosques para su subsistencia. De hecho, es probable que involucrar a estas comunidades en proteger los bosques sea la forma m¨¢s eficiente de cuidar esos ecosistemas.
¡°Hay cada vez m¨¢s investigaciones que muestran claramente que la devoluci¨®n de derechos a la comunidad local contribuye a un mejor manejo de los recursos forestales y a tasas menores de deforestaci¨®n y degradaci¨®n¡±, explica Carole Megevand, experta en desarrollo rural del Banco Mundial.
Adem¨¢s de M¨¦xico, en Costa Rica, en donde pagan por cada ¨¢rbol sembrado, y en Colombia (donde ind¨ªgenas y afrodescendientes tienen derechos sobre el 48% de los bosques) trabajan con los ganaderos para que cuiden el agua en las monta?as y cr¨ªen animales en armon¨ªa con el medioambiente.
Millones dependen de los bosques
Se puede entender f¨¢cilmente que los que dependen directamente de los bosques para sus ingresos y su cultura tengan m¨¢s inter¨¦s en preservarlos, agrega Megevand.
Al menos 1,3 millones latinoamericanos trabajan en el sector forestal formal, seg¨²n c¨¢lculos de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura. Pero se estima que alrededor de 45 millones trabajan informalmente en los sectores de combustible de madera y carb¨®n vegetal, as¨ª que la cifra de personas que dependen de recursos forestales para trabajar y vivir puede ser m¨¢s grande.?
¡°El sistema ¨²nico de propiedad de tierra (en M¨¦xico) provee una base s¨®lida para un manejo de los bosques basado en la comunidad¡±, seg¨²n Megevand.
La Comisi¨®n Nacional Forestal (CONAFOR) puso en marcha una estrategia que incluye pagos por servicios ambientales o el fortalecimiento de actividades amigables con el ambiente, como la industria de madera sustentable o el ecoturismo. En 2011, el programa apoy¨® a 2.400 comunidades y esta cifra se increment¨® en un 20% en los ¨²ltimos a?os, con el apoyo del Banco Mundial.
Promotores comunitarios
Para que los beneficios de esta estrategia lleguen a todos se est¨¢n capacitando ¡°promotores comunitarios¡±, es decir, personas que viven en la propia comunidad, para que puedan fortalecer el desarrollo, la organizaci¨®n y la gesti¨®n de los recursos que extraen del bosque.
Eliut Ju¨¢rez es uno de ellos. ¡°Nos llevaron a plantaciones forestales a hacer actividades de silvicultura y a plantaciones de cacao de todo lo que se puede producir con agro-forestar¨ªa. Esta parte es muy buena para el beneficio de la comunidad¡±, explica.
¡°Aunque queda mucho por hacer, el enfoque de M¨¦xico con la silvicultura comunitaria y el pago por servicios ambientales es ahora cada vez m¨¢s reconocida como una buena pr¨¢ctica en todo el mundo,¡± explica Megevand.
Las experiencias de M¨¦xico, Colombia, Costa Rica y otros pa¨ªses de la regi¨®n est¨¢n sirviendo como ejemplo en distintos lugares del mundo para establecer programas que permitan preservar los recursos naturales y, al mismo tiempo, contribuir a reducir la pobreza en ¨¢reas rurales.
Isabelle Schaefer es productora online del Banco Mundial.
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