Icono Brown
El joven negro que muri¨® por disparos de un policia es un emblema en camisetas, y un s¨ªmbolo contra la discriminaci¨®n
Michael Brown es un icono en Ferguson. Es omnipresente en los alrededores del sitio en el que este afroamericano de 18 a?os muri¨® en agosto por disparos de un polic¨ªa blanco. En los lugares de las protestas en este suburbio de San Luis, en el Medio Oeste de Estados Unidos, la gente lleva camisetas y chapas con el rostro de Brown. Muchas incluyen uno de los principales lemas de los manifestantes: Levanta las manos, no dispares. Supuestamente ese es el gesto que hizo el joven, que iba desarmado, antes de ser tiroteado por el agente Darren Wilson, de 28 a?os, al mediod¨ªa de un s¨¢bado en una calle residencial.
En agosto, durante las dos semanas de intensas protestas tras la muerte de Brown, ya se ve¨ªan algunas camisetas y carteles con su nombre. Pero ahora no solo se ven muchas m¨¢s y de todo tipo, sino que la iconograf¨ªa se ha multiplicado. Como la imagen de Barack Obama durante la campa?a presidencial de 2008, acompa?ada de los esl¨®ganes Hope and Change (Deseo y Cambio), o como la imagen ic¨®nica del Che Guevara, la de Brown se ha convertido en un s¨ªmbolo pol¨ªtico y comercial.
En el tramo de cerca de un kil¨®metro de la avenida que concentr¨® las manifestaciones hace tres meses, casi todos los establecimientos tienen pegados en sus fachadas carteles blancos con fotograf¨ªas de dos manos alzadas. Los hay de manos del mismo color o distinto. Muchos de estos comercios han colocado tablas de madera en su exterior, por miedo a que, si la justicia no imputa a Wilson en una decisi¨®n que se presume cercana, vuelva a estallar la indignaci¨®n. Temen que les ataquen y saqueen como sucedi¨® en los disturbios tras el fallecimiento de Brown.
Las tablas est¨¢n cubiertas por los carteles con manos y por grandes avisos en pintura que indican que el establecimiento est¨¢ abierto. Los carteles y los coloridos avisos minimizan levemente el impacto ahuyentador que tiene ver una hilera de humildes comercios bajos completamente tapiados por maderas. El paisaje en West Florissant, una avenida que conecta varios suburbios, es a¨²n m¨¢s desangelado de lo habitual.
Brown es tambi¨¦n un icono ret¨®rico en Ferguson. Los activistas que llevan manifest¨¢ndose regularmente desde su muerte invocan su nombre y piden justicia, pese a que muchos no lo conoc¨ªan y se enteraron de su fallecimiento a trav¨¦s de las redes sociales. ¡°Mike Brown significa que tenemos que luchar¡±, gritaban la noche del s¨¢bado unas 60 personas, la mayor¨ªa j¨®venes negras, que marchaban bajo una intensa lluvia los tres kil¨®metros que separan el lugar del tiroteo de la comisar¨ªa de polic¨ªa. Muchos de los manifestantes tampoco se conoc¨ªan. Pero se han unido a una causa en com¨²n que tiene un nombre y apellido muy claro.
¡°Soy Mike Brown¡±, proclamaba uno. Para muchos en Ferguson y en otras comunidades afroamericanas en EE UU, la figura de Brown es el ep¨ªtome de una supuesta discriminaci¨®n habitual de la polic¨ªa y la justicia con los negros. La brutalidad con la que falleci¨® el joven -recibi¨® al menos seis disparos- y que su cad¨¢ver estuviera cuatro horas tendido en medio de una calzada fueron la mecha que hizo aflorar una indignaci¨®n enquistada.
Antes del inicio de la marcha, los activistas participaron en una vigilia en el lugar del tiroteo junto a la madre de Brown, Lesley McSpadden. Se agruparon en un c¨ªrculo en la calzada de la calle Canfield, frente al sencillo complejo de apartamentos en el que vive la abuela del joven. Erigido ahora en un memorial repleto de osos de peluche, fotograf¨ªas y dedicatorias a Brown. McSpadden se ha convertido en una celebridad para los activistas y ha expandido su cruzada en busca de justicia: recientemente acudi¨® a un discurso del presidente de EE UU, Barack Obama, en Washington, y particip¨® en un panel sobre violencia policial en EE UU en la sede de la ONU en Ginebra.
El gran jurado, atrincherado entre vallas y polic¨ªas
El gran jurado que debe decidir si imputa a Darren Wilson, el polic¨ªa blanco de 28 a?os que mat¨® en agosto a Michael Brown, un afroamericano de 18 que iba desarmado, se re¨²ne en secreto en el Centro de Justicia de Clayton, la capital del condado de San Luis y ubicada a unos 12 kil¨®metros al sur de Ferguson. Clayton es un suburbio m¨¢s peque?o que Ferguson -tiene 15.000 habitantes-, pero tiene un aspecto mucho m¨¢s urbano. En su centro, no hay casas bajas ajardinadas, sino modernos edificios administrativos de diez plantas, como el Centro de Justicia.
Desde el s¨¢bado, ese es un edificio atrincherado. La calle perpendicular al complejo est¨¢ cortada al tr¨¢fico de coches. Y la entrada peatonal al edificio, est¨¢ protegida por dos voluminosas hileras de vallas, una de finas met¨¢licas y otra de gruesas de pl¨¢stico. En los alrededores, hay aparcados varios coches de polic¨ªa. La intensa seguridad sugiere a simple vista dos cosas: que se aproxima la decisi¨®n final del gran jurado, y que parece probable que Wilson no sea imputado, por lo que las autoridades prev¨¦n protestas callejeras.
Las preparaciones log¨ªsticas de la fiscal¨ªa del condado de San Luis, que lidera el proceso judicial, hicieron pensar a muchos en Ferguson que el anuncio del dictamen se har¨ªa el fin de semana. Pero el gran jurado -compuesto por nueve ciudadanos blancos y tres negros- volver¨¢ a reunirse el lunes. Frente al edificio judicial en Clayton, hab¨ªa este domingo m¨¢s inter¨¦s informativo que ciudadano sobre el veredicto del caso de Brown. Hab¨ªa siete puestos de conexiones en directo de televisiones. En cambio, apenas se ve¨ªa a personas caminando por la calle. Una de ellas, un hombre negro de 40 a?os que declin¨® dar su nombre, se limitaba a expresar un deseo: "Solo espero que todo esto termine de una vez".
¡°A¨²n no hemos visto el cambio [que buscamos], pero somos optimistas. Estamos seguros de que vamos a ver un cambio¡±, afirm¨® McSpadden a EL PA?S tras la vigilia. Esta mujer afroamericana de unos 40 a?os y voz tranquila se refer¨ªa a su lucha por acabar con la supuesta discriminaci¨®n de la polic¨ªa y la justicia en Ferguson. Ha iniciado una campa?a para que los agentes de polic¨ªa lleven c¨¢maras de v¨ªdeo. En esta localidad de 21.000 habitantes, la mayor¨ªa de la poblaci¨®n es negra, pero el Ayuntamiento, la polic¨ªa y el organismo que rige las escuelas est¨¢n dominados por blancos. A su vez, las detenciones y multas a negros superan su peso demogr¨¢fico.
McSpadden est¨¢ convencida de que su lucha se est¨¢ trasladando a otras ciudades de EE UU. ¡°La brutalidad de la polic¨ªa ha sido revelada. Ocurre en todas partes¡±, se?al¨®. ¡°Nunca has visto a una ciudad entera rebelarse contra la ley. Eso te demuestra que algo es incorrecto¡±.
La madre de Brown conf¨ªa en que no habr¨¢ altercados si el gran jurado decide no imputar a Wilson, como muchos creen que suceder¨¢ a ra¨ªz de las filtraciones period¨ªsticas de la investigaci¨®n y las preparaciones oficiales ante posibles disturbios. ¡°Hemos sido pac¨ªficos todo este tiempo. No creemos que eso vaya a cambiar porqu¨¦ as¨ª es c¨®mo somos. Somos gente pac¨ªfica¡±, apunt¨®.
Las movilizaciones en las dos semanas posteriores a la muerte del joven se desarrollaron en general sin incidentes. Pero un peque?o grupo choc¨® con polic¨ªas antidisturbios, que dispararon balas de goma y lanzaron gases lacrim¨®genos. Desde entonces, se han mantenido con frecuencia peque?as manifestaciones, que en ocasiones han derivado en arrestos.
McSpadden traslad¨® el mismo mensaje de calma a los congregados en la vigilia. ¡°Os quiero a todos¡±, les dijo por medio de un meg¨¢fono, sin poder contener las l¨¢grimas y ante un intenso silencio. ¡°Hace tiempo que tiene que llegar la justicia. Simplemente quiero que vay¨¢is con cuidado. No molest¨¦is a la polic¨ªa, pero no dej¨¦is que la polic¨ªa os moleste. Todos queremos hacer algo, pero no quiero que ninguno de vosotros se lastime. ?Entend¨¦is lo que os digo?¡±.
Los v¨ªtores fueron inmediatos. Al poco, McSpadden salud¨® a varias personas, se tom¨® algunas fotograf¨ªas, y protegida por dos guardas de seguridad, se subi¨® a un todoterreno y se march¨®. Los congregados la despidieron como si fuera una estrella. Y acto seguido, iniciaron su marcha hacia la comisar¨ªa.
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