M¨¦xico tropieza en su intento de depurar las polic¨ªas municipales

Gerardo Ram¨ªrez, comisario de Caborca, de 45 a?os, lleva bajo su uniforme una camisa de vestir. Cada d¨ªa abandona su oficina a las tres de la tarde para ir a la universidad, donde cursa Derecho. Despu¨¦s de 22 a?os en la polic¨ªa de esta ciudad en el desierto de Sonora (al noroeste del pa¨ªs), Ram¨ªrez ha decidido estudiar para buscar nuevos horizontes. ¡°Para la sociedad, ser polic¨ªa es lo peor que hay en M¨¦xico¡±, dice.

El examen que m¨¢s nervioso pone al curtido jefe no tiene que ver con la carrera que estudia desde hace tres a?os. Le quitan el sue?o las pruebas que el Gobierno instaur¨® en 2008 para depurar las m¨¢s de 2.000 unidades de polic¨ªa que se distribuyen por el pa¨ªs y por las que han pasado desde entonces casi 400.000 agentes.

Los ex¨¢menes deben repetirse cada dos a?os. ¡°Es un hostigamiento que dura 48 horas¡±, cree Ram¨ªrez. En 2015 el jefe policiaco volver¨¢ a enfrentarse a las pruebas que van desde un test psicol¨®gico y uno antidopaje a una visita sorpresa de funcionarios del Gobierno a casa para hablar con los vecinos, tomar fotograf¨ªas y hurgar en cajones y armarios para ver si el estilo de vida de un polic¨ªa de Caborca corresponde a los 7.700 pesos al mes que gana de promedio (560 d¨®lares). Pero lo peor, dice, es el detector de mentiras: ¡°imagina estar seis horas en un peque?o cuarto con sensores en todo el cuerpo mientras te presionan para que digas que tienes nexos con el narcotr¨¢fico¡±.

No creo que haya un polic¨ªa en M¨¦xico que no haya agarrado dinero Gerardo Ram¨ªrez, comisario de Caborca?

¡°A m¨ª me preguntaron si hab¨ªa agarrado dinero¡±, recuerda. El polic¨ªa dud¨® unos segundos entre decir la verdad o inventar lo que los funcionarios deseaban escuchar. Eligi¨® lo primero. ¡°Les dije que s¨ª. No creo que haya un polic¨ªa en M¨¦xico que no haya agarrado dinero¡±, admite Ram¨ªrez, ¡°no hay un polic¨ªa perfecto¡±.

La matanza de Iguala ¡ª los agentes entregaron a los sicarios de Guerreros Unidos a los 43 estudiantes¡ª ha vuelto a poner el foco en la polic¨ªa, una de las instituciones m¨¢s desacreditadas de M¨¦xico. Durante d¨¦cadas ha vivido con bajos salarios, sin seguros de vida y con escasa preparaci¨®n. La guerra contra el narcotr¨¢fico emprendida por el presidente Felipe Calder¨®n en 2007 les dej¨® como v¨ªctimas colaterales. Centenares de corporaciones fueron absorbidas por los carteles, que ten¨ªan mejor armamento y mayor poder econ¨®mico. ¡°Estaban en desventaja. Se sent¨ªan vulnerables y ced¨ªan a las presiones por corrupci¨®n o por temor¡±, dice Eduardo Munro, secretario de Seguridad de Sonora.

En 2008 comenz¨® la depuraci¨®n, un proceso que termin¨® el pasado 30 de octubre. Desde entonces, todos aquellos elementos que suspendieron los ex¨¢menes deben ser dados de baja. En Sonora, las pruebas truncaron la carrera de 2.395 polic¨ªas de los 5.584 que hay en ese estado fronterizo del tama?o de Uruguay, y que ha sido durante a?os una ruta para el tr¨¢fico de drogas hacia Los ?ngeles y Las Vegas.

En Caborca se encuentra la finca de Rafael Caro Quintero, uno de los decanos del narcotr¨¢fico en M¨¦xico, detenido en 1985 y liberado en agosto de 2013 por un error en el juicio. La zona del R¨ªo Altar, compuesta por Caborca y otros municipios, ha sido una de las m¨¢s violentas en los ¨²ltimos a?os. Era com¨²n ver desfilar camionetas con hombres armados por las brechas de terracer¨ªa de la regi¨®n. Los criminales tuvieron ¡°injerencia en los asuntos econ¨®micos de la zona y en la ciudadan¨ªa¡±, explica Munro.

Nadie est¨¢ preparado para la cat¨¢strofe financiera que ?la depuraci¨®n ha provocado Francisco Jim¨¦nez, alcalde de Caborca?

La depuraci¨®n ha dejado la zona pr¨¢cticamente sin presencia policial. ¡°Quedaron 60 polic¨ªas. Tengo 100 que est¨¢n fuera. Los ex¨¢menes te desbaratan cualquier corporaci¨®n¡±, dice Francisco Jim¨¦nez, el presidente municipal de Caborca. Cuatro peque?as localidades vecinas se quedaron sin un solo agente. Altar, un pueblo con un pasado violento, qued¨® con cinco. La zona vive una severa depresi¨®n econ¨®mica tras la disminuci¨®n de la migraci¨®n a EE UU, por lo que se teme un aumento en los asaltos, robos de coches y comercios.

Tanta gente ha reprobado los ex¨¢menes que los municipios no tienen dinero para indemnizar a los polic¨ªas que han de dar de baja. ¡°Nadie est¨¢ preparado para la cat¨¢strofe financiera que esto ha provocado¡±, asegura Jim¨¦nez, que se ha visto obligado a conseguir seis millones de pesos (438.000 d¨®lares) que no tiene. ¡°Vamos a tener que meternos a demandas laborales y sacarlas poco a poco¡±, dice.

La polic¨ªa municipal tampoco ha conseguido regenerarse. Los aspirantes dif¨ªcilmente pasan las pruebas. En Caborca, hubo 40 solicitudes. Solo tres aprobaron. ¡°El modelo es perfectible. Algo falta en el proceso del examen. ?Por qu¨¦ suspenden tanto? O son muy rigurosos o no se est¨¢ aplicando bien¡±, reflexiona Jim¨¦nez.

M¨¦xico aspira a ser un pa¨ªs m¨¢s seguro con menos polic¨ªas y con sus corporaciones municipales orilladas a la extinci¨®n.