Bruselas acepta debatir ¡°con calma¡± pero se opone a cambiar los tratados
La Comisi¨®n Europea rebaja el tono para mantener a Reino Unido en la UE
La Comisi¨®n Europea inaugur¨® ayer una nueva estrategia pol¨ªtica para evitar a toda costa que Reino Unido salga del club comunitario. El reci¨¦n llegado presidente, Jean-Claude Juncker, est¨¢ decidido a tender puentes con Londres y por eso su portavoz respondi¨® con contenci¨®n al desaf¨ªo brit¨¢nico. ¡°La Comisi¨®n est¨¢ dispuesta a dialogar con calma y con cuidado. La libertad de circulaci¨®n es un elemento fundamental de la UE, pero los abusos del sistema no son competencia comunitaria. Se pueden analizar algunas cosas¡±, concedi¨® el portavoz.
La decisi¨®n de suavizar las formas no modifica, en cualquier caso, el malestar de fondo que existe en Bruselas con los mensajes rupturistas de Reino Unido. Mucho menos si, como admite el propio primer ministro brit¨¢nico, David Cameron, su plan para restringir derechos a otros ciudadanos europeos exige cambiar los tratados que gobiernan la UE. Lejos de ser excesiva, la proporci¨®n de ciudadanos comunitarios que residen en otro pa¨ªs miembro se limita al 3% de la poblaci¨®n.
¡°Europa se basa en libertades fundamentales que hay que preservar. Se estima que unos 14 millones de ciudadanos europeos residen en otro pa¨ªs miembro. Los estudios demuestran el efecto positivo de la libre circulaci¨®n¡±, argument¨® Valdis Dombrovskis, vicepresidente europeo, en una entrevista a EL PA?S y otros cinco diarios. Los extranjeros comunitarios aportaron a Reino Unido unas ganancias netas de 20.000 millones de euros entre 2000 y 2011, seg¨²n un reciente estudio del University College London.
Altos representantes del Ejecutivo comunitario y del Consejo Europeo ¡ªrepresenta a los Estados miembros¡ª admiten en privado la mayoritaria oposici¨®n a un cambio de tratados. El creciente escepticismo que recorre el continente no es el marco m¨¢s propicio para que los 28 Estados se vean obligados a ratificar de nuevo el corpus jur¨ªdico de la UE, con el riesgo de desvirtuar muchos de sus principios.
Algunos de los cambios que propone el l¨ªder brit¨¢nico chocan claramente con el esp¨ªritu comunitario. Exigir cuatro a?os de cotizaci¨®n a un trabajador polaco para acceder a determinadas deducciones fiscales que se otorgan al ciudadano brit¨¢nico sin esos requisitos vulnera los tratados porque supone discriminar por nacionalidad, no por situaci¨®n laboral. Tampoco se puede expulsar a quien demuestra que est¨¢ buscando empleo. Distinto es si el extranjero comunitario se instala en el pa¨ªs y solicita prestaciones sin tener intenci¨®n de trabajar.
En ese caso, tanto Reino Unido como cualquier otro Estado tiene derecho a denegar la ayuda, como acaba de ratificar el Tribunal Europeo de Justicia en una sentencia contra una ciudadana rumana residente en Alemania que ped¨ªa una renta para su hijo.
A ese fallo se agarran las autoridades europeas para demostrar que cada pa¨ªs puede luchar contra los abusos al Estado de bienestar aplicando sus propias reglas, sin necesidad de cuestionar un pilar b¨¢sico de la UE como es la libre circulaci¨®n.
Una buena muestra del inter¨¦s de Juncker por seguir de cerca el encaje de Reino Unido en la UE es el contacto telef¨®nico que mantuvo el jueves con David Cameron. El Ejecutivo comunitario confirm¨® esa conversaci¨®n previa al discurso del primer ministro brit¨¢nico, aunque eludi¨® dar detalles. El portavoz de Juncker apel¨® a abordar el debate ¡°sin excesiva dramatizaci¨®n¡±.
Pese a todo, los continuos ataques de Cameron al proyecto comunitario exasperan a Bruselas. Acuciado por el ¨¦xito del partido antieuropeo UKIP, el primer ministro se aleja cada vez m¨¢s utilizando cualquier pretexto, sea la inmigraci¨®n, las competencias del Tribunal de Derechos Humanos ¡ªsu ¨¢mbito va m¨¢s all¨¢ de la UE¡ª o la aportaci¨®n brit¨¢nica al presupuesto com¨²n.
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