El futuro del clima se juega en el Pentagonito

El Pentagonito, el Cuartel General del Ej¨¦rcito del Per¨², abrir¨¢ sus puertas este lunes para recibir a miles de funcionarios, expertos, periodistas, activistas, empresarios y j¨®venes de casi doscientos pa¨ªses del mundo. Durante dos semanas se llevar¨¢ a cabo la Conferencia de las Partes de la Convenci¨®n de Cambio Clim¨¢tico de la Naciones Unidas, una cumbre que se repite anualmente desde 1994. Este a?o ser¨¢ la vig¨¦sima edici¨®n y por primera vez la sede ser¨¢ un pa¨ªs amaz¨®nico.

Los ciudadanos del mundo ya est¨¢n aburridos de las cumbres, congresos y conferencias internacionales. Se han vuelto ap¨¢ticos a seguir las negociaciones e incluso son esc¨¦pticos de que sean efectivas. En parte, esa reacci¨®n ciudadana se debe a que los procesos internacionales, sobretodo los que exigen el consenso de todos los pa¨ªses involucrados, son lentos y con frecuencia los resultados no son acordes con lo que exige la ciencia y la sociedad.

?Entonces por qu¨¦ aguzar las orejas y estar atento a lo que pase en el Pentagonito? La raz¨®n es sencilla pero poderosa: ah¨ª se estar¨¢ negociando un nuevo modelo de desarrollo econ¨®mico. Por eso es tan pol¨¦mico, lento y complejo. En Lima, y el pr¨®ximo a?o en Par¨ªs, no solo se negociar¨¢ un nuevo acuerdo global que le ponga el freno al cambio clim¨¢tico. No. Se negociar¨¢, si somos exitosos, un nuevo sistema econ¨®mico global que romper¨¢ nuestra adicci¨®n a los combustibles f¨®siles, nos encaminar¨¢ hacia un futuro impulsado por energ¨ªas renovables, y preparar¨¢ a todos los sectores productivos de la econom¨ªa para los impactos del cambio clim¨¢tico.

Ya no podemos usar el tiempo futuro para hablar de cambio clim¨¢tico

Un acuerdo de tal envergadura puede tener un costo pol¨ªtico a corto plazo para los gobiernos que tienen que materializar el cambio. A¨²n hay muchas personas, sectores y empresas que quieren seguir apegados a los combustibles f¨®siles y quieren impedir que se tomen acciones ambiciosas para combatir el cambio clim¨¢tico. Sin embargo, est¨¢ comprobado que el costo de no hacer nada ser¨¢ mucho mayor. Hay que actuar en este momento antes de que crucemos un umbral en el que las consecuencias no solo sean graves sino irreversibles.

Si pudi¨¦ramos esperar cincuenta a?os para resolver qu¨¦ hacer con el calentamiento de la tierra esta cumbre pasar¨ªa de agache y ser¨ªa una m¨¢s de las muchas que organiza la comunidad internacional. Los ciudadanos podr¨ªan optar por la apat¨ªa.

Pero la realidad es otra: ya no podemos usar el tiempo futuro para hablar de cambio clim¨¢tico. Este fen¨®meno est¨¢ sucediendo aqu¨ª y ahora. Sus impactos son evidentes y cuantificables. Y los ciudadanos ya no son indiferentes. Hace veinte a?os hubiera sido inveros¨ªmil pensar que m¨¢s de 400.000 personas se movilizar¨ªan en la ciudad de Nueva York para exigirle a sus gobiernos acciones por el clima.

?Entonces, a qu¨¦ ponerle atenci¨®n durante estas dos semanas?

El grueso de las negociaciones se dividir¨¢ en dos: el nuevo acuerdo global de cambio clim¨¢tico que se adoptar¨¢ en Par¨ªs el pr¨®ximo a?o y entrar¨¢ a regir en 2020, y las acciones que deben tomarse durante esta d¨¦cada.

El nuevo orden tiene que romper nuestra adicci¨®n a los combustibles f¨®siles

Este acuerdo debe ser lo suficientemente ambicioso, tal como lo exige la ciencia, y basarse en la equidad. Tambi¨¦n debe tener un mecanismo para que los pa¨ªses puedan incrementar sus acciones, de acuerdo con sus capacidades, con el pasar del tiempo. Uno de los mayores obst¨¢culos para frenar el cambio clim¨¢tico ha sido la desconexi¨®n entre las decisiones pol¨ªticas y lo que dice la ciencia.

Adem¨¢s, el acuerdo debe poner sobre la mesa la necesidad de tener un presupuesto de carb¨®n que asegure que no nos calentemos m¨¢s de 2 grados en relaci¨®n con la temperatura preindustrial, el l¨ªmite que nos impusimos para no entrar en un desajuste clim¨¢tico. Si nos pasamos del presupuesto, se prender¨ªan las alarmas. Y tambi¨¦n debe tener una meta de adaptaci¨®n. El cambio clim¨¢tico est¨¢ sucediendo ahora y los pa¨ªses necesitan prepararse para los desaf¨ªos de un clima cambiante. Y para ello, es clave que los pa¨ªses m¨¢s vulnerables cuenten con apoyo financiero y tecnol¨®gico para enfrentar los posibles da?os que puedan sufrir.

Sin embargo, existe el riesgo de que los ojos de la comunidad internacional se concentren solo en este nuevo acuerdo ¨Cque es vital¨C y que pase desapercibido lo que suceder¨¢ en esta d¨¦cada. Alarmante: seg¨²n las proyecciones del IPCC, la m¨¢xima autoridad cient¨ªfica de cambio clim¨¢tico que asesora a la ONU, para no sobrepasar el l¨ªmite de 2 grados, las emisiones deben llegar a su pico en esta d¨¦cada y disminuir r¨¢pidamente en las venideras. Entonces, el futuro del planeta nos lo vamos a jugar ahora y el siguiente partido inicia hoy en el Pentagonito.

Desde la revoluci¨®n industrial nos apegamos a la quema de combustibles f¨®siles para la generaci¨®n de energ¨ªa sin saber, que muchos a?os despu¨¦s, ese sistema nos podr¨ªa frente al desaf¨ªo m¨¢s grande de nuestra historia: el cambio clim¨¢tico. Antes no ten¨ªamos informaci¨®n. Antes ¨¦ramos indiferentes. Ahora tenemos certeza cient¨ªfica y una sociedad civil que se moviliza. Es el turno de los gobiernos. Es el turno de la ambici¨®n pol¨ªtica. ?Que empiecen las negociaciones!

Roberto Troya es director de WWF Am¨¦rica Latina y el Caribe