La quinta mafia de Italia
La justicia descubre una organizaci¨®n criminal en Roma que logr¨® suculentos contratos del Ayuntamiento
El tri¨¢ngulo era perfecto. En un v¨¦rtice, un antiguo terrorista de extrema derecha apodado El Tuerto desde que perdi¨® un ojo en un enfrentamiento con la polic¨ªa, un tipo escurridizo, capaz de infundir el suficiente temor como para no tener que usar la violencia. En el siguiente, un empresario sin escr¨²pulos, de or¨ªgenes izquierdistas y muy bien conectado con la infanter¨ªa del hampa despu¨¦s de haber pasado una larga temporada a la sombra por el asesinato de un viejo socio. Ya solo faltaba cerrar el tri¨¢ngulo con un pol¨ªtico, o un grupo de pol¨ªticos, con la capacidad de desviar toneladas de dinero p¨²blico hacia una nueva organizaci¨®n mafiosa m¨¢s sutil que las otras cuatro que ya operan en Italia, todas ellas apegadas a las ra¨ªces del sur, a los c¨®digos, al honor, a la familia y a ese ritual esc¨¦nico de sangre y tiros que en la descre¨ªda Roma no es tan necesario. Es as¨ª como, casi inadvertida a fuerza de estar presente, fue creciendo una quinta mafia sin nombre que solo ahora, despu¨¦s de resultar golpeada por la polic¨ªa, ha sido bautizada como Mafia Capital.
El pasado martes, a primera hora de la ma?ana, muchas viejas preguntas -?hay mafia en Roma? ?por qu¨¦ est¨¢ tan sucia y es tan ca¨®tica la capital de Italia? ?por qu¨¦ los fondos destinados a acoger a inmigrantes y refugiados no son nunca suficientes?- empezaron a tener respuesta.
Una operaci¨®n policial puesta en marcha por la fiscal¨ªa de Roma y ejecutada por agentes de los Carabinieri (la polic¨ªa militarizada italiana) permit¨ªa la detenci¨®n de 37 personas bajo la acusaci¨®n de asociaci¨®n mafiosa, corrupci¨®n, extorsi¨®n y blanqueo de capitales. La fiscal¨ªa inform¨® de que otras 76 personas est¨¢n siendo investigadas.
La polic¨ªa arrest¨® a 37 personas y est¨¢ investigando a otras 76
A los detenidos se les confiscaron bienes y dinero en met¨¢lico por un valor superior a los 200 millones de euros. Entre ellos destacan los nombres del anterior alcalde de Roma, el exfascista Gianni Alemanno, hasta hace muy poco miembro del partido de Silvio Berlusconi, y de otras figuras relevantes de la pol¨ªtica y la Administraci¨®n local y regional. Unos de derechas y otros de izquierdas, porque no era la pol¨ªtica la mayor fuente de sus desvelos ni tampoco de sus ingresos. Todos ellos unidos por su papel protagonista en un libro de tapas negras en el que la secretaria de uno de los capos iba anotando, con la precisi¨®n de un viejo contable, cada uno de los pagos que realizaba la trama mafiosa a los pol¨ªticos. Desde 700 euros mensuales a 15.000. Una maquinaria de corrupci¨®n muy bien engrasada gracias a la cual los dos personajes principales de la organizaci¨®n -el exterrorista Massimo Carminati y el empresario Salvatore Buzzi- obten¨ªan suculentos contratos de la Administraci¨®n local.
Los pol¨ªticos implicados recib¨ªan pagos de 700 a 15.000 euros al mes
No le hac¨ªan ascos a nada. La infinidad de cooperativas -la mayor parte de ellas formadas por expresidiarios- que manejaba Buzzi serv¨ªan igual para recoger las hojas del oto?o que para reciclar la basura o para gestionar los centros de acogida de inmigrantes o los campos para n¨®madas. "Con los inmigrantes", llegaba a reconocer uno de los detenidos en una de las muchas conversaciones interceptadas por la polic¨ªa, "se gana m¨¢s que con la droga".
El alcalde "marciano" ya no va en bicicleta
Una vez conocida la poderosa red criminal que operaba en Roma, cobra m¨¢s relevancia una imagen sencilla que hasta ahora se produc¨ªa casi a diario en el centro de la ciudad. El alcalde, Ignazio Marino, elegido en las filas del Partido Democr¨¢tico (PD) de Matteo Renzi, llegaba cada ma?ana a un caf¨¦ de la plaza de San Eustaquio, a pocos metros de su domicilio, dejaba la bicicleta en la puerta y tomaba un r¨¢pido desayuno. Lo hac¨ªa casi siempre solo, o m¨¢s que solo aislado por unos conciudadanos que ve¨ªan en ¨¦l al ciudadano extra?o que sin duda es: un cirujano prestigioso en Nueva York -como tantos otros italianos que se ven forzados a emigrar para triunfar en sus profesiones- que un d¨ªa decide regresar a su pa¨ªs para intentar cambiarlo.
Despu¨¦s del caf¨¦, Marino, seguido por un par de polic¨ªas municipales tambi¨¦n en bicicleta, part¨ªa hacia su despacho en la colina del Campidoglio sorteando el tr¨¢fico encanallado por la falta de civismo, los baches heredados de su turbio predecesor y, sobre todo, los desagradables charcos de escepticismo de quienes, incluso habi¨¦ndolo votado, nunca se llegaron a creer del todo que Marino, "un marciano en Roma", seg¨²n su propia definici¨®n, venciera sobre el des¨¢nimo y la corrupci¨®n heredada.
Ahora se sabe el peligro que corr¨ªa. Su delgada figura pedaleando entre los lujosos coches oficiales aparcados en doble fila en los aleda?os del Senado ya no se ver¨¢ m¨¢s. Las mismas autoridades que ahora mismo valoran la posibilidad de disolver su Ayuntamiento por infiltraci¨®n mafiosa, han decidido ponerle una fuerte escolta porque consideran que las mafias -heridas pero no muertas- quieren quit¨¢rselo del medio. Marino intentaba cambiar su ciudad con el ejemplo, a golpe de pedal. No pudo ser.
El m¨¦todo para acumular una inmensa fortuna a¨²n por cuantificar era viejo: ama?ar las concesiones municipales, inflar los costes, justificar con facturas falsas lo sustra¨ªdo a romanos e inmigrantes.
La filosof¨ªa tambi¨¦n es propia de la mafia, pero envuelta en la sofisticaci¨®n que a Carminati -exterrorista y exsicario de la m¨ªtica Banda de la Magliana, pero tambi¨¦n aficionado a las obras de Pollock o Warhol- le gustaba exhibir junto a su fiereza. Carminati explica as¨ª su labor mafiosa de mediaci¨®n entre el poder y el crimen: "Es la teor¨ªa de la Tierra Media. Los vivos est¨¢n arriba y los muertos abajo. Y nosotros estamos en el medio. Porque en este mundo de la Tierra Media todos se encuentran. A los del mundo de arriba les interesa que alguno del mundo de abajo les haga cosas que no puede hacer nadie, y entonces todo se mezcla".
Tanto se mezcla que, desde el martes, Roma vive en el desconcierto. Hasta ahora se sab¨ªa que hab¨ªa corrupci¨®n. Y repetidas operaciones policiales hab¨ªan dejado constancia de que la Camorra napolitana, la Cosa Nostra siciliana, la temible 'Ndrangheta calabresa e incluso la m¨¢s modesta Sacra Corona Unita -de Puglia- ten¨ªan algunos tent¨¢culos en la capital.
No se conoc¨ªa, en cambio, ni la existencia de una verdadera mafia local ni que hubiese crecido como una enredadera abrazada a los m¨¢s se?eros palacios del poder.
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