El chicle griego
Unos comicios anticipados pueden desencadenar una crisis como en 2010-2012
Grecia es el chicle pegado en la suela del zapato de la eurozona, el inc¨®modo recordatorio de una verdad que, por mucho que nos neguemos a escuchar, sigue ah¨ª. Esa verdad no es otra que el fracaso de las pol¨ªticas con las que desde el a?o 2010 llevamos combatiendo la crisis. Ese fracaso no s¨®lo es doble, sino doblemente tr¨¢gico porque las recetas aplicadas ni funcionan desde el punto de vista econ¨®mico ni son sostenibles pol¨ªticamente. Y lo peor es que, como vemos en Grecia, en lo que constituye un important¨ªsimo aviso para Espa?a, esos dos fracasos se retroalimentan.
El primer fracaso, el econ¨®mico, se manifiesta en el hundimiento de la econom¨ªa griega, el mantenimiento de unas elevad¨ªsimas tasas de paro y en la losa que supone una deuda de incre¨ªbles dimensiones. Tras m¨¢s de cuatro a?os de intervenci¨®n, la troika (FMI, BCE y Comisi¨®n Europea) s¨®lo cuenta en su haber con un equilibrio presupuestario que no da para pagar la deuda y una leve perspectiva de crecimiento que no da para generar empleo. Todo ello logrado sobre la base de unos recortes que han dejado rota a la sociedad y dinamitado el sistema pol¨ªtico.
Con el ojo puesto en las encuestas, que sit¨²an a Syriza no s¨®lo por delante de socialistas y conservadores sino muy cerca de la mayor¨ªa absoluta, el primer ministro griego, Antonis Samar¨¢s, necesitaba encarar 2015 con alguna buena noticia. Pensaba, con raz¨®n, que la salida de la troika y la vuelta de Grecia a los mercados podr¨ªa devolver a los griegos un m¨ªnimo de esperanza. Pero la troika no ha dado su brazo a torcer. Se dice que est¨¢ frustrada porque no logra meter en cintura a los griegos y que paguen impuestos (especialmente los m¨¢s ricos) o reformen de una vez por todas el Estado as¨ª que, en lugar de aflojar, ha planteado una serie de demandas (nuevas subidas de impuestos y despidos de funcionarios) inasumibles electoralmente para Samar¨¢s.
Cada uno tendr¨¢ su propia opini¨®n sobre la troika, pero a estas alturas, que el problema de la troika sea su incompetencia o su omnipotencia da un poco igual: con una econom¨ªa estancada, una sociedad maltrecha y un sistema pol¨ªtico roto, unas elecciones anticipadas en Grecia pueden desencadenar una oleada de inestabilidad equivalente a la de 2010-2012. Entonces, el detonante fue el ocultamiento de las verdaderas cifras de d¨¦ficit; ahora, los inversores andan preocupados por la llegada al poder de una Syriza que, en la presentaci¨®n de su programa econ¨®mico ante los inversores en Londres la semana pasada, gener¨® much¨ªsimo temor por sus planes (parecidos a los de Podemos en Espa?a) de reestructurar la deuda y relanzar el empleo p¨²blico.
Visto desde Espa?a, lo que ocurre en Grecia no es un chicle en el zapato, sino el canario que alerta a los mineros de la existencia de gas gris¨². Del primer choque entre la pol¨ªtica y los mercados, el sur de Europa sali¨® muy maltrecho; si vamos hacia un segundo choque, ?ser¨¢ esta vez diferente?
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