La Habana recibe el deshielo con alegr¨ªa y escepticismo
Los cubanos celebran la excarcelaci¨®n de sus presos m¨¢s simb¨®licos y esperan expectantes mejoras con el acercamiento a EE UU
Gerardo no va a creerlo hasta que no lo vea. Y sin embargo hace esfuerzos por disuadir a la mayor de sus seis hijas de que postergue el plan de emigrar a Miami, ahora que los Gobiernos de Estados Unidos y Cuba han acordado restablecer las relaciones diplom¨¢ticas, rotas desde hace 53 a?os. ¡°Ella es especialista en pr¨®tesis dentales y all¨¢ ganar¨¢ much¨ªsimo dinero. Yo le digo, ¡®Bueno, mira, ya posiblemente no tengas tanto inter¨¦s, porque si se flexibilizan las relaciones... Pero ella dice que no, que se va como quiera y ya el esposo est¨¢ haci¨¦ndole los papeles all¨¢. Si esto del embargo nunca hubiese ocurrido, los cubanos se manten¨ªan aqu¨ª. A lo mejor se hubiesen ido unos cuantos por no estar de acuerdo con el sistema de aqu¨ª. Pero ya se han ido muchos y la mayor¨ªa es por trabajo, por cuestiones econ¨®micas. Porque por lo dem¨¢s, este pa¨ªs es lo m¨¢ximo¡±.
Nadie hablaba de otra cosa el jueves por la ma?ana en La Habana: de c¨®mo la vida puede cambiarles ahora que Washington y La Habana han dado tregua al empe?o de aislar mutuamente a sus pueblos y a su econom¨ªa. De la esperanza, esquiva desde hace tanto, que se esconde detr¨¢s de los discursos simult¨¢neos que dieron los presidentes Ra¨²l Castro y Barack Obama al mediod¨ªa del mi¨¦rcoles y que abrieron la posibilidad de que Estados Unidos derogue, por fin, las leyes del embargo econ¨®mico y comercial contra Cuba, vigente desde 1960.
Los diarios y los noticieros hablan de la felicidad que flota en las calles. De que la gente est¨¢ contenta por el regreso de los ¡°cinco h¨¦roes¡± cubanos condenados en Estados Unidos por delitos de espionaje en 2001, que volvieron a reunirse el mi¨¦rcoles en la isla, despu¨¦s de que Washington y La Habana acordaran tambi¨¦n un intercambio de prisioneros.
¡°Pero esa es como una pantalla. La alegr¨ªa no es tanto por ellos como porque haya comercio y turismo. Porque los h¨¦roes est¨¢n felices ya con su familia y sus hijos¡±, dice Gerardo ¡ªtaxista, de 49 a?os, nacido en la provincia de Granma¡ª, que ha vivido tras el volante cada crisis, cada viraje en el discurso oficial en cada golpe de tim¨®n. L¨¢zaro le replica en la parada de los Cuba Taxi del barrio de Centro Habana donde trabaja Gerardo; una flotilla de nuevos coches amarillos modelo 2010, que contrasta con el Lada desvencijado y tambi¨¦n amarillo que conduce L¨¢zaro y en el que invirti¨® los ahorros que reservaba para celebrar la fiesta de los 15 a?os de su tercera hija. ¡°El pueblo est¨¢ m¨¢s contento por el regreso de ellos que por las relaciones [diplom¨¢ticas] porque eso va a ser m¨¢s adelantico, aunque yo lo dudo. Estados Unidos ha querido siempre apoderarse de este pa¨ªs. ?Tener relaciones con Cuba? Eso est¨¢ lejos todav¨ªa. No entiendo c¨®mo van a tener relaciones ahora. Es que la pol¨ªtica es tan extra?a¡¡±.
Los diarios y los noticieros hablan de la felicidad que flota en las calles
El taxista L¨¢zaro naci¨® el mismo d¨ªa y el mismo a?o que Antonio Guerrero Rodr¨ªguez, uno de los ¡°cinco h¨¦roes¡±: el 16 de octubre de 1963. Y ver por televisi¨®n el encuentro de Antonio con su familia, despu¨¦s de 16 a?os de prisi¨®n, le conmovi¨® hasta el llanto. ¡°En el video est¨¢ triste, est¨¢ fuerte. ?l que es el que peor sali¨® de la c¨¢rcel, entr¨® joven y sali¨® muy machacado. Esos a?os, ellos no los recuperan m¨¢s nunca. La libertad no tiene precio¡±. Lo m¨ªnimo que espera L¨¢zaro en su honor es que haya por lo menos una semana de marchas y celebraciones. ¡°Ese es el gran acontecimiento¡±.
Se oyen al fondo la voz de una estudiante que dice a trav¨¦s de Radio Rebelde que los acontecimientos del mi¨¦rcoles ratificaron que el octogenario l¨ªder de la revoluci¨®n cubana, Fidel Castro, siempre tuvo raz¨®n. ¡°Se cumpli¨® lo que dijo Fidel: ¡®Volver¨¢n¡¯ y ya volvieron. Estamos siendo testigos de jornadas hist¨®ricas que habr¨¢ que contarlas a las nuevas generaciones¡±. Duany, un joven entrenador deportivo atento a la transmisi¨®n y a los turistas que bajan por la calle del Obispo ¡ªa quienes recomienda comer en ¡°el mejor paladar¡± o comprar ¡°los Coh¨ªbas al mejor precio¡±, a cambio de una comisi¨®n¡ª, ya le importa poco qui¨¦n tiene la raz¨®n. ¡°Nosotros los j¨®venes tenemos que ver algo¡±, dice, juntando el ¨ªndice y el pulgar, como contando billetes. ¡°Aqu¨ª estamos contentos porque ya van a quitar el bloqueo ese. Para ver si pudiendo trabajar podemos por fin vivir. Porque yo soy profesor de b¨¦isbol, pero el salario es m¨ªnimo, t¨² sabes¡±.
Gerardo vuelve entonces al ataque. Sostiene que Ra¨²l Castro, que asumi¨® el poder en 2006, ha cambiado bastante de las viejas estructuras, buscando una salida a la crisis econ¨®mica que les asfixia. ¡°El problema es que no es ¨¦l solo, es que Fidel todav¨ªa vive y parece que no lo deja hacer el cambio que ¨¦l quiere. Dicen que est¨¢ enfermo, que tiene c¨¢ncer, pero sigue l¨²cido. Pero bueno, ya el sue?o y el compromiso grande que Fidel ten¨ªa con esos prisioneros y con el pueblo, de tratar de que esto se libere, ¨¦l lo cumpli¨®. ?l lo dec¨ªa siempre: volver¨¢n, por encima de la cabeza de alguien. Y mira, lo logr¨®, los puso aqu¨ª¡±.
¡ª?Pero lo logr¨® Fidel o lo logr¨® Ra¨²l?
Despu¨¦s de un breve silencio, responde: ¡°Entre los dos¡±. Y al fondo, sigue sonando un son.
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