¡°Ni la dictadura ni los islamistas volver¨¢n a T¨²nez¡±
Los j¨®venes votantes de la capital ven la transici¨®n democr¨¢tica asentada
Este domingo era dif¨ªcil encontrar a un tunecino de la capital, sus barrios y pueblos aleda?os, en la zona norte y rica del pa¨ªs, que reconociera haber votado por el actual presidente, el activista y m¨¦dico Moncef Marzuki, que tiene su principal fil¨®n en las provincias pobres del sur. La mayor¨ªa se decantaba por el veterano l¨ªder de Nid¨¢ Tunis, Beyi Caid Essebsi, de 88 a?os, el gran favorito de partida en las primeras elecciones democr¨¢ticas de este domingo para elegir al presidente de la Rep¨²blica de T¨²nez. Los j¨®venes, protagonistas hace cuatro a?os de la revoluci¨®n de los jazmines que acab¨® con el anterior r¨¦gimen y ahora, hastiados, votan indistintamente pero no temen ni el retorno al pasado ni la llegada peligrosa de los islamistas.
El debate durante esta hist¨®rica campa?a entre los dos candidatos y durante casi todo este a?o preparatorio y los cuatro de transici¨®n inacabada desde la ca¨ªda en 2011 del dictador Ben Al¨ª se ha centrado sobre dos temores: la vuelta del pasado facilitada con Essebsi ¡ªque tuvo altos cargos durante la dictadura¡ª en el poder, o la instalaci¨®n de las peores pol¨ªticas islamistas con Marzuki, que se ha apoyado para gobernar en Ennahda, formaci¨®n islamista que no concurri¨® a estas elecciones.
Ganador prematuro
- Beyi Caid Essebsi se declar¨® anoche ganador bas¨¢ndose en los primeros sondeos a pie de urna, que le dan un 55,5% de los votos (Sigma) y un 53,8% (3CEtudes), frente al 45,5% y 46,2% para Marzuki.
- La tasa de participaci¨®n a ¨²ltima hora de la tarde era del 56%, cuando en la primera vuelta, el 23 de noviembre, fue del 64,60%.
- 5,3 millones de electores estaban convocados a las urnas sobre una poblaci¨®n de 11 millones de tunecinos.
En cuanto se cerraron los colegios electorales anoche, Essebsi se apresur¨® a declararse ganador apoy¨¢ndose en las encuestas a pie de urna, que le daban un 55,5% de los votos (Sigma) y un 53,8% (3CEtudes), frente al 45,5% y 46,2% para Marzuki. Su rival no reconoci¨® ninguna derrota. Los dos pol¨ªticos ya hab¨ªan comenzado la jornada electoral con ese tono agresivo y desconfiado hacia el otro. Para votar, Marzuki rescat¨® su habitual uniforme sin corbata y, tras meter la papeleta en la urna en Sousse, en el sur, insinu¨® que su contrincante no es un verdadero dem¨®crata y que deber¨ªa respetar al final los resultados. Essebsi, como siempre con traje, vot¨® en Sidi Fraj, en La Soukra, y abog¨® ¡°porque el buen dios facilite una buena elecci¨®n entre el trigo y la ciza?a¡±. Nid¨¢ Tunis se declara como un partido secular y sit¨²a a los islamistas en el siglo XIV.
En los colegios electorales el ambiente fue otro. Poca gente y pocos j¨®venes. Y los que llegaban rezumaban ganas de que el pa¨ªs empiece a funcionar sin mirar atr¨¢s. El paro est¨¢ oficialmente en el 15,2%, una cifra que se duplica entre los titulados, la gran apuesta te¨®rica estos ¨²ltimos a?os.
Imen Sghair, arquitecta, de 29 a?os, defiende en el colegio de la calle Marsella, en pleno centro de la capital, su voto por Essebsi ¡°porque est¨¢ contra el terrorismo y quiere la vuelta de la seguridad, como hab¨ªa antes de la revoluci¨®n y a m¨ª eso no me molesta aunque se identifique con el antiguo r¨¦gimen¡±.
M¨¢s de 100.000 polic¨ªas y militares se han desplegado estos d¨ªas por todo el territorio y se han cerrado las porosas fronteras con la ca¨®tica Libia para evitar que nada empa?e la escrutada experiencia democr¨¢tica tunecina, la m¨¢s avanzada entre las reci¨¦n instaladas en la regi¨®n tras la primavera ¨¢rabe. La jornada fue en general tranquila, pero en Kairouan, 160 kil¨®metros al sur, un grupo armado atac¨® una unidad militar y provoc¨® un muerto. El jueves pasado, los yihadistas del Estado Isl¨¢mico amenazaron con boicotear este proceso.
En la controlada escuela Marsella de la capital, ha votado el matrimonio formado por Marzuk de 32 a?os, empleado de la Seguridad Social, y Bahari Asma, de 31, inform¨¢tica, que empuja la sillita de su reci¨¦n nacido: ¡°Marzuki ha podido cometer errores, pero no cr¨ªmenes, y garantiza la libertad y es mentira que con ¨¦l pueda volver el islamismo¡±.
Para Nahed Chandfi, de 27 a?os, contable, ¡°Marzuki es m¨¢s sincero y su carrera de militante pro derechos humanos m¨¢s fiable, pero tanto el anterior r¨¦gimen como el Estado Isl¨¢mico son dos tipos de opresi¨®n que no llegar¨¢n¡±. Ben Achour Khawla, estilista de 29 a?os, prefiere a Essebsi pero tambi¨¦n opina que ¡°el pasado no regresar¨¢ porque no vamos a renunciar a la democracia¡±.
En la escuela de la calle Rusia, Racho Khahuchi, bi¨®loga de 28 a?os, considera que Essebsi ¡°re¨²ne condiciones m¨¢s favorables para crear puestos de trabajo y combatir al terrorismo¡±. Tambi¨¦n asegura que le da menos miedo el pasado que la amenaza del Estado Isl¨¢mico ¡°porque obligar¨ªa a llevar velo¡±. Mongi Addelaoui, soci¨®logo de 29, se decanta por Marzuki ¡°porque por su carrera y su historia no permitir¨¢ que ninguna de esas amenazas se hagan realidad¡±.
Nesorine Ben Ahmed, cocinera de 21, sorprende al declararse ¡°burguibista y por tanto de Essebsi, porque es el que mejor entiende los derechos de la mujer¡±. En la primera vuelta de esta campa?a, el l¨ªder de Nid¨¢ Tunis patin¨® al desde?ar la pregunta de una diputada islamista por ser ¡°solo una mujer¡±. Luego precis¨® que hab¨ªa querido ser galante.
A las afueras de la capital, en el barrio de Ezzouhour, junto al mercado libio de las flores, los hermanos Nader (28 e inform¨¢tico) y Mohamed Tounsi (24 y estudiante) cuestionan a Marzuki: ¡°Lo hemos probado, y en tres a?os no ha hecho nada y no ha mejorado la situaci¨®n¡±. Omayma Aloui, ama de casa de 30 a?os, sin embargo defiende el curr¨ªculo profesional y vital del vigente presidente. Argumenta que han sido los dem¨¢s los que no le han dejado trabajar y arremete contra su adversario: ¡°Essebsi pertenece al pasado, est¨¢ cansado y ha trabajado con todos los reg¨ªmenes¡±.
La agente niega la bofetada al frutero m¨¢rtir
El pasado 17 de diciembre se cumplieron cuatro a?os desde que el frutero ambulante Mohamed Bouazizi decidi¨® inmolarse con un bid¨®n de gasolina en su puesto de Sidi Bouzid, una ciudad perdida y pobre en el centro de T¨²nez, y propagara con sus llamas la indignaci¨®n social y la primavera ¨¢rabe. En el centro de Sidi Bouzid han dedicado una plaza al m¨¢rtir, y varios protagonistas de aquella historia han reaparecido estos d¨ªas para intentar reescribirla o defenderla.
El caso m¨¢s evidente es el de Fayda Hamdy, la mujer polic¨ªa que, seg¨²n est¨¢ grabado en la leyenda, abofete¨® al frutero porque hab¨ªa vuelto a instalar su tenderete sin permiso pese a que ella le hab¨ªa advertido el d¨ªa anterior de que era ilegal hacerlo. Hamdy le cont¨® a Ahram Online el pasado mi¨¦rcoles, d¨ªa del aniversario, que casi todo es mentira. Seg¨²n su versi¨®n, ella trabajaba desde 2000 en el departamento de la polic¨ªa municipal que vigila que se cumplan las normas higi¨¦nicas en los mercados, no llevaba arma, no le peg¨® a nadie y fue Bouazizi el que reaccion¨® violentamente con chillidos y un cuchillo cuando ella le reclam¨®, como otras veces, que moviera 150 metros sus trastos. La polic¨ªa sostiene que se sinti¨® ¡°como cuando un soldado israel¨ª ataca a un ¨¢rabe¡±.
La agente fue detenida en los primeros d¨ªas por haber humillado a Bouazizi, en un intento del dictador Ben Al¨ª por frenar las revueltas. Fue encarcelada en la prisi¨®n de Gafsa sin abogados que la quisieran defender, y declarada inocente el 19 de abril de 2011. Sus jefes le sugirieron entonces que pidiera un traslado a la capital, pero ella lo rechaz¨® y ahora sigue trabajando en el mismo cuerpo pero ya no vigila en los mercados porque asegura que los mercadillos ilegales han proliferado por todo el pa¨ªs y ya nadie los controla. Algo evidente.
El candidato de Congreso por la Rep¨²blica, Moncef Marzuki, que regres¨® a T¨²nez desde el exilio poco despu¨¦s de aquel suceso, visit¨® Sidi Bouzid el mi¨¦rcoles pasado: ¡°Mohamed Bouazizi se ha convertido en un s¨ªmbolo que ha franqueado las fronteras tunecinas para alcanzar el mundo entero¡±. A Samel Buazizi, hermano del frutero, le molest¨® el oportunismo.
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