Un a?o delirante
El a?o 2014 ha puesto fin a una ¨¦poca en el espacio postsovi¨¦tico. Rusia, con su anexi¨®n de la pen¨ªnsula de Crimea y su apoyo a los secesionistas del Este de Ucrania, ha evidenciado la vulnerabilidad de las fronteras internacionales que los Estados surgidos de la Uni¨®n Sovi¨¦tica se reconocieron mutuamente en 1991 y en m¨²ltiples ocasiones desde entonces.
En un delirio colectivo, en 2014 una buena parte de la sociedad rusa prescindi¨® de los 23 a?os transcurridos desde que se desintegr¨® la Uni¨®n Sovi¨¦tica, y se reinstal¨® en los escenarios del antiguo imperio, convertido ¨¦ste en un c¨®modo mito el¨¢stico para quienes lo recuerdan con nostalgia o lo imaginan con deseo. Los escenarios no coinciden ni tienen porque coincidir con las realidades hist¨®ricas entendidas ¨¦stas como materia cient¨ªfica, pues se trata de ambientaciones reconstruidas por tecn¨®logos pol¨ªticos como instrumentos al servicio de la clase dirigente rusa con Vladimir Putin a la cabeza.
En este a?o que acaba hemos cre¨ªdo en varias ocasiones estar al borde de un conflicto global de inconmensurables consecuencias. Es una impresi¨®n que no se ha disipado todav¨ªa. En el campo de la politica y la geoestrategia los pron¨®sticos para el 2015 son a lo sumo reservados.
En econom¨ªa, las previsiones son negativas tanto para Rusia como para Ucrania, pero est¨¢ por ver qu¨¦ consecuencias tendr¨¢ la recesi¨®n en la pol¨ªtica de estos dos pa¨ªses y en la evoluci¨®n de los conflictos entre ellos. Los analistas, tanto rusos como ucranianos, hacen pron¨®sticos dispares, que van desde alg¨²n apa?o acelerado (aunque no definitivo) para el enfrentamiento con los secesionistas del Este a un recrudecimiento de la guerra. Pronostican tambi¨¦n inestabilidad social que podr¨ªa degenerar en procesos de desmembramiento, lo que en el caso de Ucrania supondr¨ªa una continuaci¨®n de lo que ya sucede y en el de Rusia un inicio o reinicio de lo que no lleg¨® a consumarse ni siquiera en Chechenia.
El a?o 2014 est¨¢ lleno de lecciones, entre ellas las que evidencian la fragilidad de las identidades de los ciudadanos post sovi¨¦ticos. Tambi¨¦n las que revelan el poder de la propaganda sobre las mentes, sobre todo cuando todas las cadenas de televisi¨®n estatales se han subordinado al mensaje pol¨ªtico del Kremlin, que impone un f¨¦rreo control a la sociedad civil.
La anexi¨®n de Crimea dispar¨® la popularidad de Vlad¨ªmir Putin y consolid¨® la sociedad rusa en torno al l¨ªder. En diciembre, cuando el descenso del precio del petr¨®leo y las sanciones occidentales se notaban ya en la capacidad adquisitiva de los rusos, una encuesta de centro Levada indicaba que la incorporaci¨®n de Crimea cuenta con un 86% de apoyo (88 % en marzo y 90% en abril) entre los rusos. La mayor¨ªa de la poblaci¨®n (67%) atribuye las sanciones a la hostilidad de Occidente ante su pa¨ªs y solo una minor¨ªa del 12% a la anexi¨®n.
Rusia considera el "retorno" de Crimea como la superaci¨®n de una ¡°injusticia hist¨®rica¡± y un hecho irreversible no negociable. Los acuerdos internacionales por los que Mosc¨² se comprometi¨® a respetar la soberan¨ªa de su vecino han quedado convertidos en papel mojado con el argumento de que ¡°si EEUU y la Uni¨®n Europea pueden, nosotros tambi¨¦n¡±, con lo que se quiere decir-- grosso modo y sin rigor comparativo--que las infracciones del derecho internacional por parte de pa¨ªses occidentales se han convertido en precedentes justificativos de otras infracciones por parte de Rusia y que unas neutralizan a las otras. En esta competici¨®n infantil ("si t¨² eres malo, yo tambi¨¦n"), puede ocurrir que algunos sucesos como el estatus de K¨®sovo (que no ha sido reconocido como Estado ni por Rusia ni por Ucrania, precisamente por miedo al precedente) hayan sido evocados por Putin en sentidos opuestos seg¨²n la ocasi¨®n, lament¨¢ndolo en Belgrado en solidaridad con Serbia y utiliz¨¢ndolo en provecho propio, en apoyo de la anexi¨®n de Crimea.
As¨ª las cosas, el problema de Crimea tal vez pueda quedar aletargado largo tiempo en espera de nuevos elementos, como lo est¨¢ la situaci¨®n del norte de Chipre o como lo estuvo durante d¨¦cadas el estatus de las tres rep¨²blicas b¨¢lticas anexionadas por Stalin, que nunca fueron reconocidas por EEUU como parte de la URSS.
La herencia m¨¢s candente que 2014 lega a 2015 es la guerra de Ucrania con los secesionistas de las autodenominadas rep¨²blicas populares de Lugansk y Donetsk apoyados por Rusia. El conflicto afecta a millones de personas y la soluci¨®n es complicada, ya que Kiev no est¨¢ dispuesta a satisfacer las reivindicaciones de los insurgentes ni Mosc¨² a apoyar una independencia,que en realidad equivaldr¨ªa a una costosa dependencia econ¨®mica de Rusia. En parte por estas razones, Mosc¨² tampoco quiere ni puede anexionarse la regi¨®n de Donb¨¢s,
En la pol¨ªtica que Putin ha practicado en 2014 hay elementos psicol¨®gicos subjetivos e individuales y tambi¨¦n elementos racionales compartidos con sus compatriotas, con independencia de que la l¨®gica pueda ser obsoleta o colonial. En febrero, cuando se celebraban a¨²n los Juegos Ol¨ªmpicos de invierno en Sochi y V¨ªctor Yanuk¨®vich era todav¨ªa presidente de Ucrania, Putin reuni¨® a un grupo de expertos y les pregunt¨® sobre las consecuencias y costes que tendr¨ªa la incorporaci¨®n de Crimea a Rusia. Se sabe poco sobre los consejos que le dieron en aquella reuni¨®n de la que la agencia Bloomberg inform¨® recientemente citando fuentes gubernamentales rusas. Tampoco se conocen detalles sobre el proceso (la combinaci¨®n de improvisaciones y c¨¢lculo premeditado) que llev¨® a Putin a ocupar militarmente la pen¨ªnsula con el prop¨®sito de asegurar una precipitada e irregular consulta popular.Fuentes bien informadas aseguran que, una vez tomada Crimea, Putin volvi¨® a consultar a los expertos, esta vez para preguntarles cu¨¢nto costar¨ªa la anexi¨®n del Donb¨¢s. En esta segunda ocasi¨®n, seg¨²n estas fuentes, los expertos desaconsejaron la empresa.
Con el tiempo, los argumentos que Putin dio para intervenir en Crimea (proteger a sus habitantes de ¡°fascistas¡± que avanzaban hacia la pen¨ªnsula desde Kiev) han sido sustituidos por otros. Ahora el l¨ªder del Kremlin va m¨¢s all¨¢ de la conquista de la pen¨ªnsula por Catalina la Grande en 1783: Putin ha invocado el ¡°car¨¢cter sagrado¡± de Crimea para los rusos y ha recordado la conversi¨®n al cristianismo del pr¨ªncipe Vlad¨ªmir en Herson¨¦s, junto a la actual Sebastopol, en el siglo X, es decir ha hecho referencia a la Rus de Kiev y no a la Rusia de Mosc¨². Si Putin fuera consecuente con sus ¨²ltimos argumentos, habr¨ªa raz¨®n para temer que pudiera aspirar tambi¨¦n a ¡°recuperar¡± la actual capital de Ucrania para incorporarla al imperio, entendido como una recreaci¨®n ¡°a la carta¡±, es decir un men¨² creativo a partir de un surtido de productos hist¨®ricos diversos y con distintas fechas de caducidad.
Deslumbrados por la operaci¨®n rusa en Crimea, sectores rusoparlantes del Este de Ucrania en tensi¨®n con Kiev (por las competencias, el reparto de las finanzas y la lengua) creyeron factible una operaci¨®n semejante en sus regiones. Los secesionistas (gente relativamente marginal en el panorama pol¨ªtico antes de la ca¨ªda del r¨¦gimen de V¨ªctor Yanuk¨®vich) no habr¨ªan podido ir tan lejos sin la ayuda econ¨®mica, militar y organizativa de Rusia, y, sobre todo, sin el acceso a la frontera. No obstante, Putin (tal vez por los consejos recibidos, tal vez por su propia percepci¨®n del peligro desestabilizador) no ha querido abrirles la puerta de Rusia. A fines de agosto, la pol¨ªtica del Kremlin cambi¨® y, desde septiembre, con contradicciones y vacilaciones, busca una f¨®rmula que le permita marcharse formalmente del Este de Ucrania, sin ser percibido como un ¡°traidor¡± por los secesionistas y los rusos que les respaldan. Seg¨²n la encuesta del centro Levada solo un 13% de los rusos quisiera la incorporaci¨®n del sudeste de Ucrania a su pa¨ªs(frente a un 35% en abril).
Es dif¨ªcil imaginar que 2015 traiga soluciones s¨®lidas para los problemas ruso-ucranianos,pero el conflicto en el Este tal vez pueda enfriarse algo y reducir con ello los costes en vidas humanas (casi cinco mil muertes reconocidas), en desplazados (m¨¢s de ochocientos mil) y en centenares de miles de refugiados en Rusia. A mediados de enero, el presidente de Ucrania Petr¨® Poroshenko espera reunirse con Putin, ?ngela Merkel y Francois Hollande en Astan¨¢, la capital de Kazajist¨¢n, con Nursult¨¢n Nazarb¨¢yev como anfitri¨®n.Es un atisbo de esperanza que no habr¨ªa que desperdiciar.
Pero la crisis puede ser una fuente de oportunidades y cabe la posibilidad de que los problemas econ¨®micos que se avecinan en 2015 aporten elementos prosaicos que neutralicen la fantas¨ªa de los mitos y que hagan reflexionar a todos, incluidos los pa¨ªses occidentales, para buscar, si lo hay, ese afiligranado camino que pasa por enfriar el conflicto, sin congelarlo, en b¨²squeda de una soluci¨®n presentable a todos los electorados, a los rusos que consideran a Putin como ¡°un ternero vacilante¡± y a los ucranianos que creen ¡°merecidas¡± las penurias de los ancianos de Donb¨¢s como castigo por ¡°haber apoyado a los terroristas¡±. Eso, a no ser que Kiev y los pa¨ªses que apoyan una Ucrania soberana capaz de ocupar el puesto que le corresponde en Europa prefieran intentar ganar ya la guerra y acepten el riesgo de que el bot¨®n nuclear pueda depender de la psicolog¨ªa de un individuo acorralado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.