Al exgeneral lo prefieren preso: Noriega todav¨ªa sabe demasiado
El otrora "todopoderoso" de Panam¨¢ guarda en su celda algunos de los secretos de las relaciones entre Am¨¦rica Latina y EE UU
En la madrugada del 3 de enero de 1990 y en el port¨®n de la Nunciatura Apost¨®lica en Panam¨¢, luego de una prolongada labor de convencimiento del nuncio espa?ol Sebasti¨¢n Laboa, el general Manuel Antonio Noriega Moreno se rindi¨® ante los generales de Estados Unidos que dirigieron la invasi¨®n armada a territorio paname?o lanzada el 20 de diciembre de 1989 y comenz¨® un calvario de presidio por un voluminoso expediente por cargos de narcotr¨¢fico.
Con un acelerado deterioro f¨ªsico y olvidado (a la fuerza o por conveniencia) por sus viejos amigos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), de la izquierda latinoamericana y caribe?a que le hab¨ªa proclamado como ¡°Comandante de la dignidad¡± y del poder pol¨ªtico y econ¨®mico paname?o, Noriega cumple 25 a?os tras las rejas, primero en Estados Unidos (de enero de 1990 a abril de 2010), luego en Francia (de abril de 2010 a diciembre de 2011) y por ¨²ltimo en Panam¨¢ (a partir de diciembre de 2011).
Degradado por las instancias internas, para muchos es preferible que Noriega, quien cumplir¨¢ 81 a?os en febrero pr¨®ximo, siga encarcelado en una celda paname?a, pero en silencio: es un hombre que sabe demasiado sobre los secretos de la pol¨ªtica de Panam¨¢, de Am¨¦rica Latina y el Caribe y de sus relaciones con Estados Unidos.
¡°?l sabr¨¢ por qu¨¦ no los revela¡±, dijo el paname?o Aurelio Barr¨ªa, exl¨ªder de la Cruzada Civilista, una organizaci¨®n que aglutin¨® las fuerzas opositoras de Panam¨¢ que se tiraron a las calles desde 1987 a protestar contra ¡°la dictadura¡±. Barr¨ªa debi¨® salir al exilio pol¨ªtico en EE UU desde ese a?o. Retorn¨® en enero de 1988 pero debi¨® salir de nuevo del pa¨ªs con su familia en abril ante una orden de captura girada por Noriega y permaneci¨® asilado hasta despu¨¦s de la invasi¨®n.
Aunque ¡°era el todopoderoso de Panam¨¢¡±, ahora est¨¢ ¡°reducido a un simple mortal¡±
En una entrevista con EL PA?S, y tras advertir que ¡°no guardo rencores¡±, Barr¨ªa aleg¨® que Noriega, por los asesinatos y atrocidades que se le imputan en Panam¨¢, ¡°tiene que cumplir con la justicia, no importa la edad que tenga. No es venganza, no es un sentimiento de revanchismo. ?l ni siquiera ha demostrado arrepentimiento. Y si bien se dice que mantiene informaci¨®n de seguridad sobre las relaciones que tuvo con el Gobierno de Estados Unidos, ¨¦l sabr¨¢ por qu¨¦ los guarda y cu¨¢les son los compromisos que tiene al respecto¡±.
Tras la invasi¨®n, y luego de huir durante varios d¨ªas, Noriega se refugi¨® el 24 de diciembre de 1989 en la Nunciatura, donde el nuncio Laboa le recibi¨® pero le someti¨® a un largo proceso de conversaciones para convencerlo de que, bajo cualquier circunstancia, era preferible que se entregara a los militares estadounidenses de su mismo rango, porque tampoco pod¨ªa permanecer indefinidamente en la embajada de la Santa Sede y estaba cerrada la opci¨®n del asilo en un tercer pa¨ªs.
Aunque ¡°era el todopoderoso de Panam¨¢¡±, ahora est¨¢ ¡°reducido a un simple mortal¡±, escribi¨® el paname?o Ren¨¦ Hern¨¢ndez, quien fue secretario de prensa del Gobierno del presidente Guillermo Endara, que jur¨® en la madrugada del 20 de diciembre de 1989, en los minutos iniciales de la invasi¨®n, en una base militar de Estados Unidos. En un art¨ªculo en el peri¨®dico La Estrella de Panam¨¢, uno de los principales de ese pa¨ªs, Hern¨¢ndez afirm¨® que, a 25 a?os de la captura, puede asegurarse que ¡°la justicia no alcanz¨® a muchos que acompa?aron a Noriega en ese rosario de anomal¨ªas¡± de su r¨¦gimen.
Al pedir que al exgeneral se le conceda arresto domiciliario, Hern¨¢ndez adujo que ¡°¨¦l tiene una c¨¢rcel mayor que lo perseguir¨¢ mientras viva y se llama conciencia¡±.
Inteligencia militar
Noriega irrumpi¨® a finales de 1969 en los estratos de la seguridad nacional y de la inteligencia militar al amparo de Omar Torrijos Herrera, el sargento que en 1968 encabez¨® un golpe de Estado y que, convertido en general, instal¨® un r¨¦gimen militar basado en la renegociaci¨®n de los pactos que, en 1903, concedieron a Washington el dominio a perpetuidad del Canal de Panam¨¢ y sus ¨¢reas aleda?as, convertidas en un enclave militar estadounidense. En 1977, Torrijos y el entonces presidente de Estados Unidos, James Carter, firmaron los tratados que en 1999 remataron en la entrega de la v¨ªa y las zonas adjuntas a dominio de Panam¨¢.
Torrijos falleci¨® en 1981 en un extra?o percance a¨¦reo y luego de una disputa cuartelaria, Noriega emergi¨® en 1983 como el ¡°hombre fuerte¡± de un pa¨ªs que, para esa ¨¦poca, todav¨ªa se manten¨ªa sin democracia y que, poco a poco, se transformaba en un santuario de narcotraficantes colombianos y sus socios regionales, de contrabandistas latinoamericanos de armas y de mafias del ¡°lavado¡± de dinero, como para¨ªso sin ley. Noriega gan¨® notoriedad por trabajar para la CIA desde inicios de la d¨¦cada de 1970.
Aunque hubo elecciones en 1984 y 1989, los fraudes fraguados por Noriega ahogaron los reclamos de democracia, mientras crec¨ªan las tensiones de Washington con el general, acusado en 1988 en cortes de Florida por actividades relacionadas con el narcotr¨¢fico. A mediados de diciembre de 1989, y conforme se agudizaban los choques con Estados Unidos, Noriega fue nombrado jefe de Gobierno por el parlamento paname?o (bajo su mando) y declar¨® a Panam¨¢ en estado de guerra con Estados Unidos.
As¨ª, todo el pleito con Washington se agrav¨® y precipit¨® el final del general y el inicio del presidiario. La noche del 19 de diciembre de 1989, el entonces presidente George H. W. Bush (1988-1992) dio la orden de invadir y de capturar a Noriega, un objetivo logrado al amanecer del 3 de enero de 1990.
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